El Comandante Supremo de la OTAN, el almirante James G. Stavridis, presentó al Senado estadounidense un informe de inteligencia que confirma la presencia de Al Qaeda entre las fuerzas rebeldes contra Muamar El Gadafi.
Ante esa eventualidad, según The Washington Post, la Casa Blanca, el Departamento de Estado y el Pentágono analizan la conveniencia de suministrarles armas a los opositores.
El almirante Stavridis confesó que examinan con rigor el contenido, la composición y las personalidades, de los líderes de las fuerzas contrarias al líder libio.
Antes la secretaria de Estado Hillary Clinton reconoció en una conferencia de prensa, que, como grupo, los rebeldes fueron en gran parte un misterio. “No sabemos tanto como nos gustaría conocer y tanto como esperamos que lo sabremos”, dijo.
“Hemos visto señales de la presencia potencial de al-Qaeda” y los combatientes de Hezbolá entre las fuerzas de la oposición, dijo Stavridis.
Libia ha sido durante años un terreno fértil de reclutamiento para Al Qaeda. Libios han servido en las filas superiores de la red terrorista y han estado a Irak en número desproporcionadamente grande para llevar a cabo ataques contra las fuerzas de EE.UU.. El Grupo Islámico Combatiente Libio, enemigo de Gadafi, se unió formalmente a al-Qaeda en 2007.
Desde el inicio de esta contienda El Gadafi responsabilizó a Al Qaeda de la insurrección violenta en su país, pero sus advertencias sobre la presencia de grupos extremistas fueron desoídas.
Pese a ello, la posibilidad de entregar armas a los opositores libios está latente con el argumento de proteger a los civiles y contrario a lo dispuesto por el Consejo de Seguridad de la ONU
La víspera el presidente Barack Obama, frente a la televisora NBC News, no descartó tal suministro, lo cual llevaría incluso el envío de entrenadores para el buen uso de la técnica.
El Post mencionó los esfuerzos anteriores de Estados Unidos para apoyar a rebeldes “en Angola, Nicaragua, Afganistán y otros lugares, muchos de los cuales les salió por la culata”.
Y acotó, que este país tiene “una historia profunda, a menudo sin éxito, de armar a grupos insurgentes”.
Entre los miembros de la coalición también se baraja la posibilidad de ayudar a los rebeldes con la entrega de parte de los 30 mil millones de dólares en fondos congelados a Libia.
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