LEANDRO ALBANI / AVN - Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, España y Bélgica son algunos de los países que en estos días participan en la invasión militar contra Libia y que ya produjo decenas de civiles muertos, aunque la resolución del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estipulaba que la zona de exclusión aérea y las sanciones contra la nación norafricana no afectarían a los pobladores. Esas potencias occidentales defienden el negocio de la guerra mientras padecen profundas crisis económicas y financieras.
La coincidencia de los gobiernos nombrados está fundada en una profunda crisis económica que atraviesan, donde la desocupación y los recortes de gastos sociales marcan sus agendas desde hace casi tres años.
Estados Unidos y España tienen las máximas cifras de desempleados en sus historias, con más del 9% y el 20% respectivamente.
En Francia y Gran Bretaña todavía siguen latentes las protestas sociales desatadas en 2010 debido a las reducciones de presupuesto para la salud y educación, y el aumento de las edades de jubilación.
A su vez, Bélgica se sumó a la invasión a la par que en el país se cumplen casi 300 días sin gobierno, debido a la crisis interna y diversas manifestaciones ciudadanas.
Aunque las situaciones en esas naciones se encuentran sin resolver, y no se avizora una solución real a los graves problemas económicos, decidieron desplegar fuerzas navales y aéreas contra Libia, lo que conlleva a más gastos militares.
En el caso de Estados Unidos, en los primeros seis días de los bombardeos, la Casa Blanca destinó unos 600 millones de dólares, provenientes de los bolsillos de los contribuyentes, informó la televisora ABC.
Según el Centro para Valoraciones Estratégicas y Presupuestarias (CVEP), la zona de exclusión área en Libia podría representar para estados Unidos gastos de entre 30 y 100 millones de dólares semanales, aunque esto sería mayor si las operaciones se extienden en el tiempo.
El CVEP calculó además que en la “etapa inicial” de la invasión, las fuerzas imperiales podrían tener un gasto de entre 400 millones y 800 millones de dólares.
El diario La Razón de España explicó que en Estados Unidos, donde se multiplican los recortes presupuestarios, del total de los impuestos recaudados, de cada dólar, 2 centavos van destinados a educación mientras que 26,5 al gasto militar.
A este panorama se suman los datos ofrecidos por el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-Moon, quien señaló que ese organismo lleva gastados 160 millones de dólares en 10 días de intervención militar sobre Libia.
Pese a la crisis mundial, el funcionario exhortó a los países invasores a continuar contribuyendo económicamente en los ataques hasta ver “solventada” la situación.
Desde la cadena BBC revelaron que cada cohete lanzado por Gran Bretaña tiene un costo 700 mil dólares, mientras que la salida del avión de combate Tornado se sitúa en unos 40 mil dólares, sumado a que cada misil lanzado desde el submarino inglés Trafalgar cuesta unos 919.000 euros.
Por su parte, Francia gasta en una hora de vuelo de un avión de combate Rafale unos 13.000 euros, mientras que en los Mirage unos 11.000, y en ambos casos sin tener en cuenta el precio del combustible.
No caben dudas de que el negocio de la guerra está nuevamente en marcha, bajo el mando militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan), y aplicando el mismo mecanismo que en Afganistán e Irak: justificaciones variadas y supuestas pruebas concretas que con el tiempo se revelaron como simples mentiras.
La coincidencia de los gobiernos nombrados está fundada en una profunda crisis económica que atraviesan, donde la desocupación y los recortes de gastos sociales marcan sus agendas desde hace casi tres años.
Estados Unidos y España tienen las máximas cifras de desempleados en sus historias, con más del 9% y el 20% respectivamente.
En Francia y Gran Bretaña todavía siguen latentes las protestas sociales desatadas en 2010 debido a las reducciones de presupuesto para la salud y educación, y el aumento de las edades de jubilación.
A su vez, Bélgica se sumó a la invasión a la par que en el país se cumplen casi 300 días sin gobierno, debido a la crisis interna y diversas manifestaciones ciudadanas.
Aunque las situaciones en esas naciones se encuentran sin resolver, y no se avizora una solución real a los graves problemas económicos, decidieron desplegar fuerzas navales y aéreas contra Libia, lo que conlleva a más gastos militares.
En el caso de Estados Unidos, en los primeros seis días de los bombardeos, la Casa Blanca destinó unos 600 millones de dólares, provenientes de los bolsillos de los contribuyentes, informó la televisora ABC.
Según el Centro para Valoraciones Estratégicas y Presupuestarias (CVEP), la zona de exclusión área en Libia podría representar para estados Unidos gastos de entre 30 y 100 millones de dólares semanales, aunque esto sería mayor si las operaciones se extienden en el tiempo.
El CVEP calculó además que en la “etapa inicial” de la invasión, las fuerzas imperiales podrían tener un gasto de entre 400 millones y 800 millones de dólares.
El diario La Razón de España explicó que en Estados Unidos, donde se multiplican los recortes presupuestarios, del total de los impuestos recaudados, de cada dólar, 2 centavos van destinados a educación mientras que 26,5 al gasto militar.
A este panorama se suman los datos ofrecidos por el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-Moon, quien señaló que ese organismo lleva gastados 160 millones de dólares en 10 días de intervención militar sobre Libia.
Pese a la crisis mundial, el funcionario exhortó a los países invasores a continuar contribuyendo económicamente en los ataques hasta ver “solventada” la situación.
Desde la cadena BBC revelaron que cada cohete lanzado por Gran Bretaña tiene un costo 700 mil dólares, mientras que la salida del avión de combate Tornado se sitúa en unos 40 mil dólares, sumado a que cada misil lanzado desde el submarino inglés Trafalgar cuesta unos 919.000 euros.
Por su parte, Francia gasta en una hora de vuelo de un avión de combate Rafale unos 13.000 euros, mientras que en los Mirage unos 11.000, y en ambos casos sin tener en cuenta el precio del combustible.
No caben dudas de que el negocio de la guerra está nuevamente en marcha, bajo el mando militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan), y aplicando el mismo mecanismo que en Afganistán e Irak: justificaciones variadas y supuestas pruebas concretas que con el tiempo se revelaron como simples mentiras.
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