Análisis realizado por la petición expresa de nuestros lectores que participaron en la sección Desmontando a los Medios
Mientras los procesos hacia una democracia real o tutelada desde el norte en Túnez y Egipto son eclipsados por la catástrofe de Japón, no ocurre lo mismo con los enfrentamientos en Libia, donde los medios ya hablan de guerra civil mientras piden abiertamente “una zona de exclusión aérea”. Para quién tenga mala memoria, es lo mismo que pedían e hicieron en Irak durante 12 años, antes de proceder a la “intervención humanitaria” que debía librar a los iraquíes de Sadam Husein. Entonces, como ahora, lo exigían ideólogos y halcones como Paul Wolfowitz o senadores como John McCain y Joseph Lieberman (1).
“(...) Los libios se sienten abandonados por el mundo, frustrados y desesperados. Mientras el régimen de Muamar el Gadafi, más desafiante que nunca, bombardea poblaciones civiles (...)”, comienza una noticia de El País precedida por una llamada a la intervención militar: “Los rebeldes imploran ayuda exterior” (2), para, enseguida, marcar la estrategia a seguir: “(...) observan cómo la comunidad internacional se demora en eternas negociaciones para establecer una zona de exclusión aérea, única escapatoria de los sublevados para romper el estancamiento en el frente de batalla y para que cese la carnicería (...)”.
Tras esta declaración de intenciones, y quizás para contrarrestar una pancarta que ha dado la vuelta al mundo, aquella que a principios de Marzo portaba encima de una azota uno de esos que detestan a Gadafi y enarbolan la bandera roja-verde-negra: “No a la intervención extranjera, el pueblo libio puede apañárselas solo” (3), El País asegura que “(...) entre los libios que detestan al dictador, la inmensa mayoría, la unanimidad es total: liberales, nacionalistas, islamistas, y el Consejo Nacional -el Gobierno de los rebeldes con sede en Bengasi- ya no piden la zona de exclusión. Ruegan que se implante inmediatamente (…)”.
Para remarcar esa idea, la misma noticia improvisa una contra-pancarta: “(...) unapancarta que portaba una de las miles de mujeres que recorrieron el centro de Bengasi (...)”, que dice textualmente: “(...) "¿Dónde están los árabes?", se leía en el cartón. "No sean humanitarios, actúen", rezaba otro lema (...)”.
Mientras en Libia hay un enfrentamiento entre un ejército del que apenas se difunden imágenes y una rebelión armada, en otro de los países donde el pueblo se rebeló,Bahréin, la monarquía gobernante ha pedido la ayuda de Arabia Saudí para reprimir a los manifestantes. El País lo titulaba antesdeayer así: “Arabia Saudí envía tropas a Bahréin” (4). Allí, nos cuenta que “la mayoría de los manifestantes son chiíes”, al igual que en Irán, y aunque entre 1000 y 2000 soldados saudíes intervienen para apoyar el régimen y reprimir a los sublevados que no cuentan con armas, como los rebeldes libios, se publican declaraciones de un ex ministro saudí en apoyo al rey: "Arabia Saudí no puede permitir que caiga el rey de Bahréin" o de varios “diputados” saudíes que aseguran que "los extremistas están empujando el país a un conflicto sectario".
Nos encontramos en El País, pues, a libios rebeldes armados, pero “abandonados, frustrados, desesperados”, y a saudíes que se manifiestan desarmados, aunque son “extremistas (…) con la cara tapada”. El lector no debe cansarse buscando la expresión “extremista” aplicada a los rebeldes libios, ni críticas contra Arabia Saudí en el diario El País. Lo tiene complicado. Habría que preguntarse como se calificarían y cuántos calificativos se emplearían para definir tropas de un país vecino a Libia que entrasen en apoyo al tirano. ¿Se habla de la “radicalización de las protestas” en Libia, pese a que se ocuparon recintos policiales para conseguir armas? En Libia no, pero en Bahréin sí;
“(...) El aumento de la tensión va paralelo a la creciente radicalización de las protestas(...)”.
¿Imaginan que se diese voz a manifestantes pro Gadafi declarando lo que supuestamente afirma este “vecino” molesto de Bahréin;
“(…) "¿Qué más quieren si el rey ya ha accedido a todas sus exigencias?", se pregunta un vecino de la plaza de la Perla a quien la acampada dificulta entrar y salir de casa (...)”.
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“(...) Los libios se sienten abandonados por el mundo, frustrados y desesperados. Mientras el régimen de Muamar el Gadafi, más desafiante que nunca, bombardea poblaciones civiles (...)”, comienza una noticia de El País precedida por una llamada a la intervención militar: “Los rebeldes imploran ayuda exterior” (2), para, enseguida, marcar la estrategia a seguir: “(...) observan cómo la comunidad internacional se demora en eternas negociaciones para establecer una zona de exclusión aérea, única escapatoria de los sublevados para romper el estancamiento en el frente de batalla y para que cese la carnicería (...)”.
Tras esta declaración de intenciones, y quizás para contrarrestar una pancarta que ha dado la vuelta al mundo, aquella que a principios de Marzo portaba encima de una azota uno de esos que detestan a Gadafi y enarbolan la bandera roja-verde-negra: “No a la intervención extranjera, el pueblo libio puede apañárselas solo” (3), El País asegura que “(...) entre los libios que detestan al dictador, la inmensa mayoría, la unanimidad es total: liberales, nacionalistas, islamistas, y el Consejo Nacional -el Gobierno de los rebeldes con sede en Bengasi- ya no piden la zona de exclusión. Ruegan que se implante inmediatamente (…)”.
Para remarcar esa idea, la misma noticia improvisa una contra-pancarta: “(...) unapancarta que portaba una de las miles de mujeres que recorrieron el centro de Bengasi (...)”, que dice textualmente: “(...) "¿Dónde están los árabes?", se leía en el cartón. "No sean humanitarios, actúen", rezaba otro lema (...)”.
Mientras en Libia hay un enfrentamiento entre un ejército del que apenas se difunden imágenes y una rebelión armada, en otro de los países donde el pueblo se rebeló,Bahréin, la monarquía gobernante ha pedido la ayuda de Arabia Saudí para reprimir a los manifestantes. El País lo titulaba antesdeayer así: “Arabia Saudí envía tropas a Bahréin” (4). Allí, nos cuenta que “la mayoría de los manifestantes son chiíes”, al igual que en Irán, y aunque entre 1000 y 2000 soldados saudíes intervienen para apoyar el régimen y reprimir a los sublevados que no cuentan con armas, como los rebeldes libios, se publican declaraciones de un ex ministro saudí en apoyo al rey: "Arabia Saudí no puede permitir que caiga el rey de Bahréin" o de varios “diputados” saudíes que aseguran que "los extremistas están empujando el país a un conflicto sectario".
Nos encontramos en El País, pues, a libios rebeldes armados, pero “abandonados, frustrados, desesperados”, y a saudíes que se manifiestan desarmados, aunque son “extremistas (…) con la cara tapada”. El lector no debe cansarse buscando la expresión “extremista” aplicada a los rebeldes libios, ni críticas contra Arabia Saudí en el diario El País. Lo tiene complicado. Habría que preguntarse como se calificarían y cuántos calificativos se emplearían para definir tropas de un país vecino a Libia que entrasen en apoyo al tirano. ¿Se habla de la “radicalización de las protestas” en Libia, pese a que se ocuparon recintos policiales para conseguir armas? En Libia no, pero en Bahréin sí;
“(...) El aumento de la tensión va paralelo a la creciente radicalización de las protestas(...)”.
¿Imaginan que se diese voz a manifestantes pro Gadafi declarando lo que supuestamente afirma este “vecino” molesto de Bahréin;
“(…) "¿Qué más quieren si el rey ya ha accedido a todas sus exigencias?", se pregunta un vecino de la plaza de la Perla a quien la acampada dificulta entrar y salir de casa (...)”.
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- http://www.rebelion.org/noticia.php?id=124136
- http://www.elpais.com/articulo/internacional/rebeldes/imploran/ayuda/exterior/elpepuint/20110310elpepiint_1/Tes
- En Bengasi, centro de la oposición al dictador y la segunda mayor ciudad del país, una banderola estampaba la frase en la principal plaza: “No a la intervención extranjera, el pueblo libio puede hacerlo por si sólo”, junto a una manifestante con la bandera libia anterior a la de Gadafi. El corresponsal de Associated Press en la región, Lourival Santana, relató que “los rebeldes no quieren y piensan que no necesitan de tropas extranjeras; dicen que, en tierra, son superiores a las fuerzas leales al régimen”.
- http://www.elpais.com/articulo/internacional/Arabia/Saudi/envia/tropas/Bahrein/elpepuint/20110315elpepiint_13/Tes
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