domingo, 20 de marzo de 2011

Imperialismo del Siglo XXI

¿Venezuela atacada con el virus AH1N1, para empezar la agresión imperial después de Libia?
Raúl Bracho 
Pareciera que es cierto aquel axioma que reza sobre nosotros: “El hombre es un animal de costumbres”. ¿Será que la especie, ya acostumbrada a la guerra, se acostumbre a ser humillado por el imperio que lo explota y sentencia a muerte? Me niego a creerlo. Aceptarlo sería declinar ante nuestra propia posibilidad de subsistir. Si hemos sido “acostumbrados” al dominio. Cualquiera de nosotros fue “educado” por la cultura del dinero, de los bienes, del estatus, de la exclusión y de igual forma a la cultura de escalar, arribar y obtener una posición social aplastando a todas y todos con la excluyente tarea de ser un triunfador, lo que no se traduce en nada más allá que ser un consumidor con gran poder adquisitivo. Eso es verdad, somos una civilización alienada y sometida, acostumbrada a que hay un imperio que designa las normas y a aceptarlas como si no hubiese otra posibilidad. Es contra todo esto que luchamos, es la civilización de la que pretendemos liberarnos, es el imperio que debemos derrotar, fuera y dentro de nuestro ser.
En estos momentos nuestra civilización vive los embates finales de un imperio que se resiste a morir, que impide el paso a una sociedad humanista, socialista, libertaria. Terribles noticias recorren nuestro mundo. Desde las supuestas “rebeliones populares” en Túnez y Egipto, el terremoto de Japón, la fractura de los reactores nucleares, la radioactividad rondando nuestro aire y ahora el ataque de Europa  y las fuerzas del imperio norteamericano en contra del pueblo libio, la cotidianidad es otra, el mundo está entrando en un tiempo de guerra. Quiéranlo o no entender, más tarde o más temprano, todos tendrán que aceptarlo: el imperio lucha agónicamente para sobrevivir y sus armas para lograrlo son la guerra y la muerte.
Nuestro planeta y nuestra civilización son finitos, esto debe entenderse claramente, se agotarán tarde o temprano los recursos que de forma irresponsable extraemos del medio ambiente, la explotación tanto de la naturaleza como del ser humano nos ha llevado a un momento en que estamos parados enfrente de un terrible abismo. Las posibilidades de que la vida de nuestra especie perdure, no van más allá de 50 años. La clase dominante, la de los ricos, los oligarcas, los que tienen el poder del dinero lo saben, lo saben mucho mejor que el resto de la especie. Ellos pagan a los científicos, a los ambientalistas, a los economistas y  ya están al tanto. Esa es la clase dominante que es responsable de todas las desgracias que hemos vivido con asombro y dolor en estas dos semanas, ellos no pretenden, para nada, salvar nuestro ambiente, no tienen la minima intención de evitar el colapso. Esa estirpe de animales solo piensa en ellos, como siempre lo hizo, y por tanto ahora se ha decidido a asumir este futuro fatal que tiene enfrente nuestra humanidad, para tan solo salvarse ellos: entiéndase bien lo que esto quiere decir, entiéndase que van a sacrificarnos a todas y todos, que asesinarán a la tercera parte de la especie humana para que dure más el agua y el aire, para que se tarde un poco más el holocausto y ellos puedan escapar a otro planeta, a una estación orbital (ya en construcción) o a ciudades submarinas o subterráneas, esto está sucediendo, aunque usted no lo crea. Están quemando el mundo de forma descarada tan solo para salvarse ellos y sus familias.
¿Podría usted permitirse dudar un instante? Podría, antes de tildarme de loco, y en nombre de su descendencia, tan solo dudar por un momento de todo lo que le han enseñado a creer?
En el subtitulo de mi nota de hoy trato de estructurar de forma sencilla los niveles de guerra con los que estamos siendo atacados, en nuestros días, hay todavía quien cree que la guerra son tan solo las bombas, soldados, tanques y barcos; el imperio juega con esta ignorancia a su favor. Trate ahora de entender los niveles de guerra que usa hoy día el imperio de los ricos para preservar los recursos que necesita para sobrevivir y salvarse:
                                                                               
Guerra ambiental:
Va mas allá del daño que produce el modelo industrial del capitalismo sobre el medio ambiente, la contaminación no es un arma de guerra, es un daño terrible  producto de la ambición y la avaricia, de la inhumana explotación de nuestros recursos. La guerra ambiental es el dominio secreto que posee el imperio sobre el clima y sobre las fallas tectónicas y que le permite alterarlas. Sequías, inundaciones, sismos y tsunamis son inducidos por el imperio desde varias bases estratégicas en el planeta. Visite you tube y coloque HAARP en el buscador. Se sorprenderá con la inmensidad de materiales que encontrará y podrá tener una nueva visión. Estas armas han podido ser las que produjeron el sismo de Japón con la intencionalidad de fracturar los reactores y crear la crisis nuclear.
Sin Japón, tercera potencia económica hasta hoy, los mercados norteamericanos y europeos saldrán un poco de la crisis económica y reflotarán un tiempo. Con la radioactividad mermarán a una parte de la población y crearán estados de pánico con los que pretenderán someternos.

Guerra bacteriológica:
Desde hace años para el imperio la salud es un gran negocio, las transnacionales de los laboratorios farmacológicos viene manipulando los virus y “creando” epidemias para vendernos a todas y todos sus productos. Muy pronto el imperio entendió que podría atacarnos con enfermedades. El SIDA es señalado como una de éstos virus creados para enfermarnos. La gripe aviar y luego la porcina, conocida como AH1N1, también han sido denunciadas como manipulaciones bacteriológicas. En Venezuela apareció hace dos semanas una epidemia de virus AH1N1, ¿casualidad? Ya a esta altura dudo de todo, podría asegurar que es una respuesta a las políticas revolucionarias en salud, que atacan a la renta de estos laboratorios e imponen el modelo de la medicina preventiva que nos enseñan nuestros camaradas cubanos, implementado por nuestra aguerrida Ministra Eugenia Sader y además el comienzo de la desestabilización que el imperio programa para avanzar sobre nuestro país, que sigue en la lista luego de Libia. Vienen por nuestro petróleo y contra Chávez. Con los mismos patrones usados contra Libia, el imperio irá destrozando cada patria de forma sanguinaria. Si usted está en el medio, o su familia, no tendrán compasión.

Guerra Convencional:
Ésta la creemos conocer todas y todos, es la vieja guerra de soldados, barcos y aviones. Que hoy está suficientemente sofisticada como para pretender rendir a un país como Libia sin que ningún soldado deba pisar su territorio, misiles, satélites, androides y drones ya están en uso. Es la forma más despiadada de matarnos.
Guerra mediática:
Ésta corresponde a la guerra sicológica, al dominio de nuestras conductas signadas por la publicidad, por el modelo de sociedad de consumo y por la desinformación o información manipulada. Es la que hoy hace creer a muchos que Estados Unidos realmente ataca a Libia en nombre de la libertad y la democracia. Es el veneno que nos inyectan en la sangre, en la mente. Estas armas entran a diario por los televisores, la prensa y la radio. Se acumula en el ser humano y se llama alienación.
Éstas son las armas que hoy están produciéndole dolor a nuestra humanidad. Más allá de gritar panfletos radicales o políticos, ha llegado la hora de avocarnos a hablar, a conversar entre todas y todos para que podamos enfrentar un destino que solo nos llevará a la destrucción de nuestra civilización y de la vida en nuestro planeta. Es la hora suya, la mía, la nuestra. Es la hora de despertar y despertar al que esté a nuestro lado. Asuma su puesto si le queda suficiente dignidad y coraje, si ama a su vida y la de su familia, únase con todas y todos a los que lucharemos hasta lograr que la vida tenga una victoria sobre los poderes de la muerte que hoy atacan y llenan de llanto a nuestra humanidad.
Venceremos.

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