sábado, 30 de abril de 2011

Fukushima; ¿Apocalipsis nuclear o barbarie imperialista?

La operadora TEPCO menosprecio la probabilidad de ocurrencia de los eventos extremos que sacudieron a Japón. La energía es demasiado importante para que se la abandone a “las fuerzas del mercado”.
Rodolfo Kempf
La operadora TEPCO menosprecio la probabilidad de ocurrencia de los eventos extremos que sacudieron a Japón. La magnitud del tsunami que azoto a Japón estaba por encima de los valores de diseño a los cuales los reactores supuestamente deberían soportar. La energía es demasiado importante para que se la abandone a “las fuerzas del mercado”. Con el objetivo de maximizar la tasa de ganancia y la reproducción del capital se impuso que la tercer economía del mundo está montada sobre un samba inundable con 54 centrales nucleares en sus costas subestimando la combinación posible del mayor terremoto en los últimos 150 años con un tsunami. Hace 25 años, en Chernobyl el incidente nuclear que afecto a gran parte de Europa tuvo su causa fundamental en el cambio de color de la ex URSS con la restauración capitalista y la disputa imperialista con los Estados Unidos conocida como “guerra fría”. Para un país dependiente como Argentina la tecnología nuclear es mucho más que una forma de provisión de energía es un instrumento para la industrialización argentina que permita alcanzar la soberanía energética y autonomía tecnológica nacional
 
El incidente nuclear que vive Japón a raíz del terremoto y el posterior tsunami que dañó el centro nuclear de Fukushima-Daiichi suscitó debate acerca de la crisis energética y la seguridad en el uso de la tecnología nuclear y las perspectivas para la cuarta central que el gobierno nacional de Cristina Kirchner se dispone a licitar para su compra llave en mano, posiblemente, a la Corporación Nuclear China.
 
Con el ejemplo de TEPCO, ¿el gobierno seguirá avanzando en una Argentina Sociedad Anónima?

Fukushima-Daiichi contiene 6 reactores operados por la empresa privada TEPCO y construidos entre 1970 y 1979 por las empresas General Electric, Hitachi y Toshiba. Si bien no existen semejanzas entre estas centrales nucleares y las de Argentina entre otros aspectos porque nuestros reactores no se encuentran en una zona con similar actividad sísmica. A diferencia de las plantas Japonesas nuestros reactores están ubicados a la orilla del río Paraná en una barranca de 25 metros de altura y en el lago de Embalse Río Tercero, provincia de Córdoba, cuyas aguas no pueden tornase en una ola destructiva como el Tsunami que azotó a Japón.

Pero lo que si tenemos en común es que la actual operadora de las centrales nucleares en Argentina NA-SA (Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima) esta en camino a privatizarse al igual que la operadora de las centrales nucleares Japonesas TEPCO. Esto se agrava porque el gobierno K, al mismo tiempo que incremento el presupuesto hacia la Comisión Nacional Energía Atómica (CNEA), consolida el espíritu de la ley Nacional de la actividad nuclear sancionada por el menemismo en el año 1994 al asignarle, por intermedio de la secretaria de energía, la iniciativa a la operadora NA-SA para la compra llave en mano de una cuarta central, que involucra el cambio de tipo de ciclo combustible, según las necesidades de los vendedores internacionales. Solo a un puñado de intereses les conviene convertir a una institución como la CNEA que desarrolla y elabora tecnología al servicio de las necesidades nacionales, en una Argentina Sociedad Anónima. Por lo tanto, al igual que con la operadora Japonesa TEPCO, el objetivo del gobierno y sus socios en NA-SA no está en satisfacer necesidades energéticas sino en el negocio asociado con la mercancía nucleoeléctrica, Con el potencial riesgo por negligencia que cometió la operadora TEPCO.
¿Qué pasó en Fukushima?

La magnitud del tsunami que azoto a Japón estaba por encima de los valores de diseño a los cuales los reactores supuestamente deberían soportar. La probabilidad de ocurrencia de semejantes eventos extremos fue realmente subestimada durante la operación de los reactores. Durante el terremoto de 9.O Richter, las barras de seguridad fueron automáticamente insertadas en los tres reactores que estaban funcionando, parando la reacción en cadena. Pero las olas de 10 metros del tsunami inundaron los motores diesel encargados de extraer el calor necesario para enfriar definitivamente los reactores. ¡En el país donde se invento la palabra “tsunami” los motores diesel imprescindibles para el enfriamiento estaban a la altura del mar! El enfriamiento de los reactores paso a depender en la vaporización del agua existente en el recipiente del reactor y de otros depósitos de la planta. El vapor producido dentro del recipiente del reactor fue condensado en el recipiente de condensación, cuya temperatura y presión comenzaron a aumentar lentamente. Algunas decenas de horas después, decidieron ventear algo de vapor fuera de este recipiente para reducir la presión. El vapor contenía algo de hidrogeno, producido por la oxidación de las vainas combustibles recalentadas. Este hidrogeno, venteado en la parte superior de los edificios de los reactores, exploto cuando entro en contacto con el aire. En esos momentos, la presencia de hidrogeno y de productos de fisión volátiles como yodo y cesio en los vapores liberados dan cuenta que la temperatura del combustible fue tal que en el interior del recipiente de presión se haya producido daño severo de las vainas combustibles.

Tampoco son iguales las tecnologías. Las centrales argentinas son distintas en primer lugar porque son de uranio natural y agua pesada, mientras que las japonesas son de uranio enriquecido y agua liviana. Cada planta argentina tiene un sólo reactor mientras en Japón hay más de un reactor en cada planta. El reactor de Embalse Rio Tercero en Córdoba es de tubos de presión y las Atuchas I y II son de recipiente de presión pero todos son de uranio natural y agua pesada.

De todas maneras una primera conclusión para los trabajadores y el pueblo argentino del incidente Japonés es que resulta imprescindible que se deroguen los artículos 34, 35 y 36 de la ley nuclear 24804 que mantienen sujeta a privatización a las empresas del ciclo combustible y de operación de centrales nucleares. Porque si bien nuestros reactores nucleares tienen un edificio de contención además de la envoltura de presión, dos sistemas independientes de parada y tres formas independientes de alimentación eléctrica para proveer energía a las bombas de refrigeración del reactor en parada, si la lógica que domina la tecnología nuclear (como cualquier otra tecnología) tienen como fuerza motriz la avidez de ganancias y no la resolución de necesidades básicas para los pueblos se camina en el filo del precipicio.
La disputa bíblica

Las energías se pueden clasificar según varios criterios. Si se toma el criterio basado en su grado de disponibilidad, se las clasifica en energías convencionales y energías en desarrollo. Las fuentes energéticas convencionales son aquellas que tienen una participación importante en la generación eléctrica, tal es el caso de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural), la energía hidráulica y la energía nuclear. Un kilogramo de uranio equivale 100 barriles de petróleo, 20 mil metros cúbicos de gas o 35 toneladas de carbón. Las energías que están en la etapa de desarrollo tecnológico para su utilización en la generación y aun no cuentan con una participación apreciable en la cobertura de la demanda energética son la energía solar, la eólica, la mareomotriz y la biomasa.

Este es el tercer incidente serio de la industria nuclear comercial. En marzo del 79 cerca de Pennsylvania el reactor Three Mile island tuvo una obstrucción en un filtro que hizo detener la turbina con el recalentamiento del agua del reactor. En Abril de 1986 en Ucrania la central Chernobyl una explosión de vapor provocado por un aumento incontrolado de la potencia del reactor tuvo su causa en errores de operación forzados desde la dirección de la ex URSS. Los incidentes no comerciales fueron llevados adelante por las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki lanzadas por Estados Unidos y la decena de ensayos de armas nucleares llevados adelante por la ex URSS, Estados unidos, Reino Unido, China y Francia en muchos de los casos se superaron niveles de radiación en 20 veces sobre lo detectado hasta el momento en Japón.

La comparación de los incidentes nucleares en Chernobyl con los de Japón tiene aspectos técnicos muy diferentes en cuanto a la tecnología de los reactores pero un aspecto común; la barbarie imperialista y su tecnología del lucro y la opresión.

En el caso de Japón el moderador neutrónico es de agua liviana. No es de grafito como en Chernobyl con facilidad de incendiarse. En Chernobyl no existía la barrera que representa un recipiente de presión como en Japón, pero fundamentalmente no tenía edificio de contención aunque en Japón resulto dañado.

Sin embargo el reactor de Chernobyl tenía doble función; generar energía y producir plutonio para el armamento ruso. Con el objetivo de maximizar la producción de plutonio los jerarcas rusos forzaron la operación de la central nuclear por fuera de los protocolos de seguridad. Y en Japón tan solo el desenfreno capitalista y sus ansias de crecimiento y ganancias indefinido llevo a poner medio centenar de centrales nucleares en un samba inundable donde aun hoy siguen con replicas diarias de 6.0 en escala Richter.

Queda claro que la energía es demasiado importante para que se la abandone a “las fuerzas del mercado”. Con el objetivo de maximizar la tasa de ganancia y la reproducción del capital el capitalismo en su fase imperialista se impuso un modelo de desarrollo en el cual Japón, tercer economía del mundo, está montada sobre una falla tectónica con 54 centrales nucleares en sus costas subestimando la combinación posible del mayor terremoto en los últimos 150 años con un tsunami. En Chernobyl el incidente nuclear que afecto a gran parte de Europa tuvo su causa fundamental en el cambio de color de la ex URSS con la restauración capitalista y la disputa imperialista con los Estados Unidos conocida como “guerra fría”.

La sentencia bíblica de “Apocalipsis nuclear” usada por las potencias tiene más que ver con la disputa interimperialista que con la amenaza del “fin del mundo”. En primer lugar podemos mencionar a las especulaciones de monopolios europeos por mercados mundiales multimillonarios en provisión de medicina nuclear y otros rubros relacionados, que se beneficiaran del desprestigio y la desconfianza hacia sus colegas niponas. Solo para dar un ejemplo; Japón era hasta este momento el principal proveedor y líder en el mundo por competitividad en calidad de aceros y forjados específicos para los recipientes de presión de las centrales nucleares. ¿Quién será el próximo proveedor de estos materiales estructurales para los centenares de reactores a instalarse durante los próximos años? Al mismo tiempo se lanzó una disputa por la matriz energética de base para el auge de la exponencial demanda energética mundial. En este sentido el incidente nuclear en Fukushima les vino bien para poner debajo de la alfombra el derrame petrolero que provocó el mayor desastre medioambiental sufrido por Estados Unidos cuando la Britishh Petroleum se lanzo aventureramente en la construcción de la plataforma perforadora de Deepwater Horizon en el Golfo de México, perforando a 1.500 metros bajo el mar y a mas de 3.000 metros bajo sedimentos sólidos.
Tratan de afianzar el cepo tecnológico para los países dependientes

En los países dependientes las reglas de juego del sistema imponen el principal factor limitante para el desarrollo de la ciencia y tecnología; toda tecnología de punta está vinculada a cuestiones de seguridad: la química produce armas químicas, la biología armas bacteriológicas y la física armas nucleares. En definitivas entre las restricciones que plantea el mercado de patentes en manos de corporaciones monopólicas y las restricciones imperialistas en cuestiones de defensa, se cubre el espectro casi completo de la ciencia y la tecnología relevantes para el desarrollo nacional. El empleo imperialista de las nuevas tecnologías polariza aun más la sociedad entre un puñado de poderoso magnates monopolistas y la gran masa del pueblo, profundiza la oposición entre el trabajo manual e intelectual y ensancha aun más la brecha entre las potencias opresoras y los países oprimidos arrojados a la pobreza y al atraso. Para un país dependiente como Argentina la tecnología nuclear es mucho más que una forma de provisión de energía: es un instrumento para la industrialización argentina que permita alcanzar la soberanía energética y autonomía tecnológica nacional.

Al mismo tiempo destacamos que existe una grave contradicción entre la lógica del capitalismo, de crecimiento interrumpido con la explotación y el saqueo de recursos naturales para satisfacer la avidez de ganancias y las necesidades insatisfechas del conjunto de los pueblos para satisfacer sus necesidades de vivienda, alimentación, salud, etc., con la austeridad indispensable para el uso racional de la energía y los recursos naturales. Se impone, por lo tanto, una reflexión sobre el modelo de desarrollo a seguir por Argentina y el mundo. Evo Morales suele repetir lo siguiente: “El planeta tierra existió y existirá sin la vida humana, pero la vida humana no puede existir sin el planeta tierra. Ya es hora de identificar a los enemigos del planeta tierra, si queremos defender la vida humana”. En este sentido tenemos en cuenta que los seres humanos, como cualquier otro organismo son sujetos activos que transforman la naturaleza según sus propias leyes: la sociedad humana produce pues a la naturaleza de la misma manera que esta última determina a la humanidad. Por lo tanto se impone modificar las formas de organización social que la han producido. Es decir lo que se demuestra como agotado es el capitalismo. Este “modelo” de producción y consumo basado en la depredación del ambiente y la superexplotación de los seres humanos y recursos naturales no es sustentable y pone en peligro la vida en el planeta. Por eso es imprescindible una revolución que abra camino a un desarrollo tecnológico ligado estrechamente al desarrollo social.

La diferencia entre la teoría del conocimiento de Marx, con su integración de la teoría y la práctica, y la de la cultura burguesa, es que esta última pone énfasis en la separación del saber y del hacer, teoría y práctica, ciencia y tecnología, ciencia natural y ciencia social. En oposición a esto, Marx reafirma la unidad del método histórico, y Mao la continuidad entre comprender los átomos y comprender la revolución. Los trabajadores científicos y tecnológicos adoptamos este enfoque buscando poner nuestra actividad y sus resultados al servicio de la lucha de nuestro pueblo, germen de la alianza social capaz de imponer un desarrollo independiente, autosostenido e integral del país en beneficio de las grandes mayorías.

Rodolfo Kempf es integrante de la Junta Interna ATE-CNEA Buenos Aires.

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