domingo, 15 de mayo de 2011

Afiliación religiosa en la República Dominicana: la hegemonía católica a la luz de la información estadística

La Iglesia Católica tiene una posición preponderante en República Dominicana en virtud de su privilegiada relación con el Estado. A la vez las iglesias protestantes crecen a costa de los no religiosos

INTRODUCCIÓN.
La XIV Feria del libro y la cultura de Santo Domingo, en República Dominicana, que se celebra este año entre el 4 y el 22 de mayo, tiene como todos los años un país invitado. Esta vez el "país" invitado ha sido la Santa Sede. Con la presencia del representante papal Cardenal Gianfranco Ravisi, Presidente del Pontificio Consejo de Cultura del Vaticano, la Feria del Libro y la Cultura ha tomado más que nunca una clara connotación religiosa. Y no es que sea una novedad: ya en ediciones anteriores la pujante oferta de bienes de salvación se había hecho su espacio en la feria. Este fenómeno expresa lo que, en República Dominicana, Marcos Villamán, ha denominado como "la vuelta de lo sagrado", la pujanza de las religiones en todos ámbitos de la vida publica y privada.
El fenómeno está lejos de ser algo específicamente dominicano, y prueba de ello es el mural que, en la propia Feria, recoge, unas reflexiones del difunto Karol Wojtyla en las que constataba la nueva vigencia de la religión en la era postcomunista:
"La mentalidad positivista que se desarrollo con mucha fuerza entre los siglos XIX y XX hoy va en cierto sentido de retirada. El hombre contemporáneo esta redescubriendo lo sacro, si bien no siempre sabe llamarlo por su nombre".
El profesor Villamán ha relacionado el empuje de los Nuevos Movimientos Religiosos con "la crisis de la modernidad y las características específicas de los procesos de modernización ocurridos en América Latina y el Caribe"[1]. Siendo ante todo un fenómeno "protestante", la Iglesia Católica no ha sido ajena a la nueva religiosidad de raíz pentecostal pues, como afirma el profesor Villamán "en el mundo católico-romano es claro que el movimiento carismático es una versión católica del pentecostalismo, que nació protestante".
La Feria del Libro y la Cultura ha devenido así un espacio con extenso contenido religioso[2]donde, teniendo cabida una amplia gama de expresiones religiosas (puestos de sociedades bíblicas, librerías católicas, conferencias new age, etc..), la Iglesia Católica ha sabido tomar una posición preponderante en virtud de su privilegiada relación con el Estado dominicano.
El Estado dominicano mantiene un acuerdo o "concordato" con la Santa Sede que ampara y beneficia al cristianismo católico, y que tiene su origen en la dictadura de Leónidas Trujillo[3]. El peso del catolicismo y de las figuras de la alta jerarquía católica en la vida social se manifiesta de formas muy diversas: desde el control de buena parte de la educación, especialmente la educación de las clases altas, hasta su participación en las ceremonias de estado, pasando por la bendición de los más fastuosos centros comerciales de la capital. A la vez, la Iglesia Católica mantiene una importante influencia en los movimientos sociales[4], anima algunos de los de mayor impacto social, y es fuente de incómodas homilías y declaraciones públicas cuestionando la política gubernamental.
De forma creciente los grupos religiosos cristianos no católicos plantean exigencias de igualdad de reconocimiento y trato; también se interesan por la acción política e incluso presentan opciones electorales marginales. A su vez, algunos movimientos sociales reclaman al estado la laicidad que está establecida en la Constitución, tanto por tradición republicana como en un intento de combatir la usual influencia conservadora de la iglesia católica en la promulgación de leyes y normas fundamentales.
En este sentido la XIV feria del Libro y la Cultura puede entenderse como una cristalización de la situación religiosa de la isla, en la que la Iglesia Católica mantiene un ascendente evidente sobre el Estado y la sociedad en su conjunto, en un contexto de revalorización del hecho religioso y de paulatina consolidación de las iglesias protestantes siempre en posición subordinada.
LOS DATOS SOBRE LA PRÁCTICA RELIGIOSA EN EL PAÍS
La centralidad del hecho religioso en la República Dominicana contrasta con la escasa información sobre las transformaciones religiosas habidas en el país en los últimos 30 años. Ni los censos de población ni las encuestas de la Oficina Nacional de Estadística (ONE) recogen información sobre la religión de los dominicanos y dominicanas. Algunos de los censos más antiguos sí preguntaron por esta cuestión pero no lo han hecho ninguno de los últimos cuatro censos (esto es, en los últimos treinta años); tampoco se recoge información sobre el tema en las encuestas Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples (ENHOGAR) realizadas desde el año 2005, ni en la Encuesta Nacional de de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH). No existe un registro público - o privado de consulta pública - que permita una estimación cabal de los miembros de las diferentes iglesias y religiones.
En el trato cotidiano, cualquier observador advertirá que la mayoría de la población se identifica como católica, pero también que existen grandes minorías de otras confesiones cristianas y de personas no religiosas. Sin embargo la percepción pública está fuertemente distorsionada en favor del catolicismo y eso tiene su reflejo en los medios de comunicación y también en Internet; según Wikipedia, en la República Dominicana el 95.2% de la población es cristiana. Sólo los católicos ya serían el 88.6%. La fuente de esta información es la "World Christian Encyclopedia[5], 2001, Oxford University Press. Vol 1: p 243". Otra entrada en Wikipedia ofrece resultados más modestos para el catolicismo (71%) pero sin citar fuentes. Wikidominicana por su parte no da cifras, pero determina que en República Dominicana la "religión oficial es la Católica". La selección de las referencias anteriores puede parecer azarosa, pero resulta difícil encontrar en la red información que desmienta a la anterior. De hecho, una fuente más seria, como el Informe de desarrollo Humano de la República Dominicana del año 2000, elaborado por el PNUD, aún afirmaba la existencia de, nada menos, que un 94.4% de católicos.
¿ES DOMINICANA "UN PAÍS CATÓLICO"?
Dado que la ONE no produce ni elabora información al respecto[6], solo contamos con dos fuentes de información[7] verificable sobre la religión de los dominicanos: las encuestas del Barómetro de las Américas, una de las diversas actividades del Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP), que cada dos años pregunta por la afiliación religiosa a los entrevistados; y la Encuesta Demográfica y de Salud (ENDESA), que lo hizo en el 2002, en su penúltimo levantamiento en el país hasta la fecha. Además contamos con la referencia de la encuesta Gallup 2006.
Según los resultados de la ENDESA, la distribución de la población dominicana por confesión religiosa en el año 2002 era la siguiente: 64.3% católicos, 9.1% evangelistas, 1.3% adventistas, 1.2% de otra religión, 22.8% no religiosos y un 1.3% sin información. La muestra de la encuesta fue muy amplia, 69,375 personas mayores de 14 años. Dos años más tarde, en el 2004, el Barómetro de las Américas arrojaba, en base a una muestra considerablemente menor (4,485  personas de 18 y más años), resultados bastante parecidos: un 65.2% de católicos, 11.3 de evangélicos, 22.2 de ninguna religión y 1.3 de otra religión
Las sucesivas ediciones del Barómetro realizadas desde el 2004 muestran un panorama relativamente estable en el peso de los católicos en la población dominicana. Las variaciones detectadas en el peso de los católicos, ligeramente al alza durante la década, no tienen significatividad estadística[8]. La encuesta Gallup, realizada en el 2006, arrojó unos resultados muy similares, en la banda superior del intervalo de confianza de las encuestas del Barómetro.[9]
Sólo la última encuesta disponible, realizada en el año 2010, muestra novedades reseñables y estadísticamente significativas. El Barómetro de las Américas 2010 estima que el porcentaje de católicos entre los mayores de 18 años apenas supera el 60%; por su parte quienes se identifican como evangélicos o pentecostales superan el 18% del total. Muy destacadamente quienes no se identifican con ninguna religión suman solo el 14,5%, frente al 22,8% que reflejaba la ENDESA 2002.
En definitiva, las encuestas disponibles muestran una cierta estabilidad en el peso de los católicos en el conjunto de la población desde el comienzo del siglo XXI, incluso apuntan un leve recuperación desde el año 2002 (64.3% ENDESA) hasta el año 2008 (67.6% Barómetro). Esta relativa estabilidad contrasta con la pérdida de peso constante de la religión católica entre los dominicanos en las décadas anteriores. El último dato del Barómetro de las Américas 2010 (60.3%) sugiere, sin embargo, que el proceso de erosión de la implantación católica en la sociedad aun no habría tocado fondo; pero será necesario esperar a las próximas encuestas para poder confirmar este punto.
¿CRECEN LOS NUEVOS CULTOS CRISTIANOS A COSTA DEL CATOLICISMO?
En el año 2002, según la ENDESA, el 9.1% de la población se identificaba como evangelista y un 1.5% se declaraba adventista. En conjunto un 10.6% de la población al que se podría añadir un 1.3% que la encuesta registra como de otra religión. Este porcentaje no deja de aumentar según avanza la primera década del siglo. La última encuesta del año 2010 suma un 24.6% de cristianos no católicos[10] en el total de la población, esto es, uno de cada cuatro dominicanos profesa una religión cristiana que no es el catolicismo.
El incremento entre el 2002 y el 2010 de los cristianos no católicos es de 14 puntos porcentuales.  En el mismo periodo, dando por buenos los resultados de la LAPOP 2010, los católicos habrían perdido solo cuatro puntos porcentuales. Por tanto la expansión de los Nuevos Movimientos Religiosos de raíz protestante en la dominicana del siglo XXI se estaría haciendo solo en parte a costa de la feligresía católica. Para encontrar la cantera que nutre lo esencial de las nuevas religiones debemos observar la evolución del tercer gran grupo de la población, los que se declaran no creyentes de ninguna religión organizada.
¿HAY CADA VEZ MENOS PERSONAS SIN RELIGIÓN?
Efectivamente, los datos parecen confirmar la fuerte reducción del peso de las personas que se declaran no religiosas entre los dominicanos del siglo XXI. En el período 2002 - 2010 los no creyentes en sentido amplio se han reducido en casi ocho puntos porcentuales[11]pasando de casi el 23% a algo menos del 15%.
El Barómetro de las Américas del año 2010 distingue, por primera vez, entre tres grandes grupos de no creyentes: ateos y agnósticos, personas que dicen no tener ninguna religión, y personas que, creyendo en alguna forma de "Ser superior", no están afiliados a ninguna confesión concreta. Estos últimos, que podríamos calificar de teístas sin religión organizada, suman un 5,3%, y los que dicen no tener ninguna religión son el 9,25%; quienes se declaran conscientemente ateos o agnósticos apenas son el 0,4%. Es muy probable que lo que en encuestas anteriores se captaba como personas sin religión tout court tampoco fuesen no creyentes en sentido estricto, sino que una parte de ellas serían teístas en el sentido mencionado.
Así pues la primera década del siglo XXI se está caracterizando, en términos religiosos, no tanto por la erosión de la primacía católica a manos de las nuevas iglesias protestantes, como por el repliegue del pensamiento no religioso[12].
CONCLUSIONES
La sentencia de fenecido Papa Juan Pablo II que preside este artículo encuentra en los datos estadísticos una primera confirmación. Con el nuevo siglo prosigue el avance imparable las nuevas iglesias protestantes estallando en una multiplicidad de ofertas religiosas; la Iglesia Católica resiste mejor que en épocas precedentes los embates de la nueva religiosidad, en parte subiéndose al carro de la nueva sensibilidad religiosa mediante la "restauración eclesial" iniciada por Wojtyla y Ratzinger y la promoción de los grupos neocatecumenales, carismáticos, Opus Dei y similares. En cambio la ciudadanía laica, las actitudes humanistas alejadas de toda connotación religiosa o, simplemente, el desinterés por el hecho religioso pierde terreno en la sociedad dominicana.
Podemos ahora entender que la XIV Feria del Libro y la Cultura escenifica la hegemonía de la Iglesia católica sobre la cultura y sobre el Estado dominicana, la aceptación de facto por parte de las iglesias protestantes de su postergación oficial - mas allá de las lamentaciones de rigor -, y la paralela tolerancia católica con unos Nuevos Movimientos Religiosos que están actuando como la punta de lanza de la resacralización del país.
La proliferación de papelerías - y no librerías -, la práctica ausencia de oferta de libros científicos y de arte - salvo las tradicionales enciclopedias -, la escasísima presencia de movimientos sociales con oferta de estudios críticos - salvo honrosas excepciones -, y la limitada oferta literaria, es la otra cara, en términos de empobrecimiento cultural y científico, de la hegemonía cristiana.
 
 

[1] Marcos Villamán, "La vuelta de lo sagrado: religión y dinámica social", Ciencia y Sociedad, Octubre-Diciembre, año/vol 27, nº 004, Instituto Tecnológico de Santo domingo, Santo Domingo, República Dominicana, pp 504-548, año 2002
[2] En la Feria del Libro 2011 proliferan las librerías católicas, las sociedades bíblicas, y los puestos de las diversas iglesias, en las que apenas es distinguible la actividad proselitista de la propiamente cultural. Existe una sección de la feria expresamente denominada "Feria del Libro Católico". Los ciclos de conferencias están protagonizados por personajes de la curia católica vaticana y nacional. Las conferencias, publicitadas por una cartelería monumental, son actividades de evidente proselitismo religioso católico, sin espacios de reflexión científica sobre el fenómeno religioso o la relación Iglesia - Estado. Arrinconadas por las primeras y presentando un perfil mucho más bajo, la Feria también incluye la programación de conferencias impulsadas por otros grupos cristianos o de filosofías new age. Por otra parte en las librerías no confesionales existe una amplia oferta de propaganda religiosa - por lo general de pésima calidad literaria y también teológica-, oferta que viene animada por la orientación general de la Feria hacia lo religioso. Finalmente, el puesto del Ministerio de Educación en la Feria es una gran estructura profusamente decorada con motivos religiosos y muy específicamente católicos. La instalación exhala un aire catedralicio tan evidente que resulta difícil para quien espere una instalación convencionalmente laica, identificar el puesto como perteneciente a un ministerio.
[3] Firmado en 1954, el artículo 1 del Concordato dice: "La religión Católica, Apostólica, Romana, sigue siendo la de la nación dominicana y gozará de los derechos y de las prerrogativas que le corresponden en conformidad con la Ley Divina y el Derecho Canónico."http://www.vatican.va/roman_curia/secretariat_state/archivio/documents/rc_seg-st_19540616_concordato-dominicana_sp.html
[4] Esta condición bifronte de la Iglesia Católica también ha tenido su expresión en la Feria del Libro: el gobierno intentó sin éxito impedir el acceso a la Feria de los miembros de la Coalición por una Educación Digna - y de cualquier ciudadano vestido de amarillo, color con que se expresa la reivindicación -. Paradójicamente, en la coalición destaca la presencia de importantes personalidades de la Iglesia Católica dominicana.
[5] El "detalle" de los datos de la World Cristian Encyclopedia o de su versión virtual, laWorld Christian Database (WCD) puede consultarse en este link:  www.thearda.com/internationalData/countries/Country_70_2.asp
[6] "Una temática que solo se explora en la ENDESA 2002, comparando todas las encuestas revisadas, es la vinculada con la religión que profesa la población residente en el hogar". "Las encuestas socioeconómicas y demográficas con  periodicidad definida en la República Dominicana: una revisión a su contenido temático". ONE 2009.
[7] No nos interesan aquí las fuentes históricas, como los censos más antiguos, que hablan de una realidad superada. Como pasado más inmediato podemos referirnos a la encuesta de Gallup del año 2000 donde se fijaba en el 75% el porcentaje de católicos. Acotando el objeto de investigación a los universitarios, Antonio Menéndez Alarcón en el libro publicado en 1987 titulado "El universitario dominicano: encuesta sobre actitudes, costumbres y expectativas",recoge los resultados de una encuesta a 625 estudiantes universitarios - siempre menos religiosos que el conjunto de la sociedad - de seis universidades públicas y privadas del país, que fija el porcentaje de católicos en el 69.9%. No hemos podido contar para este artículo con el libro del profesor Emilio Betances "La iglesia católica y la política del poder en América Latina", que aporta interesantes datos sobre la última dos décadas del pasado siglo.
[8] Hemos calculado un intervalo para un nivel de confianza del 95.5% y se ha aplicado un Efecto de Diseño de 1.8, tal como recomiendan los autores del estudio. Debe anotarse que el tamaño muestral de las encuesta del Barómetro se redujo considerablemente a partir del 2005, situándose en torno a las 1,500 entrevistas.
[9] Los resultados fueron los siguientes: 39.8% católicos (practicantes), 29.1% católicos (no practicantes) - en total 68,9% -; 18.2% evangélicos protestantes; 10.6% sin religión; otras religiones 2.3%. La fuente del dato es indirecta, a través del Informe internacional sobre libertad religiosa del Departamento de Estado de los Estados Unidos de América.
[10] Este no es el lugar para hacer una crítica de las categorías con las que se vienen agrupando, en los distintos informes consultados, las respuestas de los entrevistados. La ENDESA no se muestra muy sutil a la hora de clasificar las respuestas dadas por los entrevistados entre los diversos grupos religiosos. En general, estas clasificaciones generan confusión y dudas. También es reseñable que el Barómetro de las Américas realizó importantes variaciones en la pregunta con la que capta la religión de los entrevistados, lo que genera algunas dudas a la hora de hacer comparaciones entre años sucesivos. No conviene intentar analizar la evolución de cada una de las iglesias no católicas por separado dada la limitación de la muestra. Con todo, la interpretación general parece clara en el sentido del peso creciente del cristianismo no católico en la población en la primera década del siglo XXI.
[11] El valor más bajo para los no creyentes lo presentó la encuesta del 2008 que dejaba a los no creyentes apenas por encima 10% (en concreto un 10.2%)
[12] No podemos determinar si dicho repliegue afecta por igual a los no creyentes strictu sensu, que a los que hemos denominado teístas.

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