Las crías de tortugas marinas son particularmente vulnerables a los efectos nocivos de la contaminación plástica, según un nuevo estudio que encontró que la mitad de los reptiles recién nacidos tenían estómagos llenos de plástico.
En los últimos años, los científicos se han dado cuenta de que los animales que van desde el plancton hasta las ballenas consumen regularmente plástico, ya que alrededor de 10 millones de toneladas terminan en el mar cada año.
Las tortugas fueron algunas de las primeras criaturas que se han visto consumiendo plástico. Hay informes de bolsas que han estado en sus estómagos desde la década de 1980.
A pesar de la atención que ha recibido este problema, todavía se sabe muy poco sobre el efecto general del plástico en los animales oceánicos.
Mientras que algunos plásticos pueden pasar inofensivamente a través del sistema digestivo de los animales, también pueden acumularse y matarlos al bloquear o desgarrar sus intestinos.
También hay algunas pruebas que sugieren que el plástico puede filtrar sustancias químicas tóxicas en su entorno, aunque el impacto que esto está teniendo en los animales sigue siendo especulativo en gran medida.
Un nuevo estudio, publicado en la revista Nature, intenta cuantificar el daño que están teniendo estos materiales en la población de tortugas del este de Australia.
En su investigación, un equipo dirigido por la Dra. Britta Denise Hardesty, de la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Commonwealth (CSIRO), examinó datos de casi 1.000 tortugas muertas para comprender el papel que jugó el plástico en sus muertes.
Descubrieron que las tortugas más jóvenes parecían ser más susceptibles a este tipo de contaminación.
Más de la mitad de las tortugas recién salidas del cascarón habían ingerido plástico, y entre las ligeramente mayores, alrededor de una cuarta parte se vieron afectadas, en comparación con alrededor del 15% de los individuos adultos.
Si bien el número de piezas de plástico en las entrañas de los reptiles varió ampliamente –de una a más de 300-, los científicos pudieron deducir que las tortugas tienen un 50% de probabilidades de morir después de consumir 14 piezas.
El trabajo surge cuando otro estudio documenta el declive global de tortugas marinas y terrestres, que tiene a más del 60% de las especies del mundo extintas o en peligro de extinción.
Hace dos siglos se estimaba que las tortugas marinas en el Mar Caribe sumaban decenas de millones, mientras que, más recientemente, su número se estimaba en decenas de miles.
Las tortugas marinas y terrestres juegan un papel fundamental en la configuración de los ecosistemas globales.
“Debemos tomarnos el tiempo para entender las tortugas, su historia natural y su importancia para el medioambiente, o arriesgarnos a una nueva realidad donde no existen”, dijo Mickey Agha, investigador de la Universidad de California, Davis, quien contribuyó al estudio.
Fuente: The Independent
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