por Javier Parra | |||
"Un fantasma recorre Europa: el fantasma de la Revolución. Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma..." Así podría empezar la crónica de un tiempo en el que los europeos parecen decididos tomar el futuro en sus manos. Quizá algunos digan que sea pronto incluso para vislumbrarlo, pero la rueda de la Historia parece girar en ese sentido, y aunque poco importa quien lanzó la primera piedra, o quién lanzó la segunda, lo verdaderamente importante es que la avalancha ya ha comenzado. Cientos de miles de personas ocupando las principales plazas españolas durante semanas es algo inédito e histórico. Decenas, centenares de asambleas multitudinarias - algunas con miles de participantes - es algo que estará escrito también en los libros de Historia, aunque quede por resolverse qué mano lo escribirá: si la mano de los indignados o la mano de los indignos. El domingo 29 de mayo miles de personas tomaron la Plaza de la Bastilla en París al son de los tambores de la Revolución de los indignados. En Grecia, 100.000 personas tomaron la Plaza Central de Atenas haciendo sonar los mismos tambores. Decenas de ciudades europeas se vienen sumando desde el 15 de mayo al primer gran movimiento popular europeo de los oprimidos contra los opresores. La multitud ha echado a andar, y aunque la tormenta podrá convertirse en calma, o la tensión pueda esfumarse momentáneamente, estamos asistiendo a un despertar europeo que tarde o temprano se convertirá en un estallido revolucionario en todo el continente. Ya lo anunciaba aquella pancarta en la Acrópolis de Atenas hace un año: "Peoples of Europe, Rise Up!" (¡Pueblos de Europa, Alzáos!), y lo anuncian miles de personas normales, sin especiales vinculaciones políticas, desfilando pacíficas por las calles al grito de "¡Esto es la Revolución!". Esa Revolución empieza a conquistar los barrios y los pueblos en España, y cada "revolucionario" la lleva hasta cada rincón, hasta cada centro de trabajo, hasta cada centro educativo, hasta cada conciencia. Y los europeos empezamos a aprender unos de otros. Las formas de lucha trascienden las fronteras. En Grecia, Francia, Italia... adoptan formas de participación y movilización de los españoles. Quizá mañana los españoles asimilen la necesidad y el poder de la Huelga General que tantas lecciones dan los franceses o los griegos. Quizá pasado mañana asistamos a la primera gran huelga general europea. Quizá otro día seamos tantos, seamos tan fuertes y estaremos tan unidos que seamos capaces de pasar de "Pedir lo Imposible" a "Conseguir lo Imposible". Y quizá sea hoy más actual que nunca la afirmación de Robespierre de que cuando se violan los derechos del pueblo, la insurrección es para el pueblo el más sagrado e indispensable de los deberes. |
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