ANDRÉS PÉREZ / público.es – Por primera vez desde 1974, el Partido Comunista Francés (PCF) optó este fin de semana por dar las llaves de la candidatura presidencial de la “otra izquierda” a un socialista, el disidente , que ya había obtenido la investidura de varias otras formaciones del Frente de Izquierdas. Hacía, pues, 37 años que el PCF no optaba por renunciar a presentar candidato propio a la primera vuelta de las presidenciales.
Con esta decisión, los comunistas refuerzan así la estrategia de un Frente que, en palabras de Mélenchon, llevará a la izquierda real al poder en 2012, superará al Partido Socialista (PS) y lo obligará a entrar en un gobierno de progreso para toda Europa.
Los casi 140.000 militantes del PCF votaron por la investidura de uno de los precandidatos presidenciales. Tenían dos opciones serias. Por un lado, el diputado ecologista y comunista rural André Chassaigne, padre de la propuesta que, hace tres años, ni la derecha pudo evitar votar, e impuso por ley la moratoria de cultivos transgénicos comerciales en Francia. Por otro, el exsecretario de Estado y exdirigente del PS Jean-Luc Mélenchon, auténtica hormiga obrera de la otra izquierda que lleva años batallando para construir una alternativa.
La “tiranía de la finanza”
El resultado de la votación fue taxativo. Más del 59% de la militancia comunista siguió la opción Mélenchon. El diputado Chassaigne, artífice de la coalición de izquierda que recoge un 20% de votos en su región, Auvernia, desde hace cuatro años, reconoció la victoria de Mélenchon y declaró: “Nuestra unidad ahora es la garantía para acabar con esta mala vida, construir la transformación social y ecológica, y abrir un futuro liberado de la tiranía de las finanzas”.
El resultado anunciado el domingo constituye un espaldarazo a la estrategia de un Frente de Izquierdas, que arrancó oficialmente en 2005, con la victoria del no social al proyecto de tratado constitucional ultraliberal para la UE, en el referéndum en Francia.
Desde entonces, comunistas, alterglobalistas y ecologistas reunidos en el Frente han cosechado victorias espectaculares, especialmente en los comicios regionales de 2010 y en las elecciones comarcales de la primavera de 2011, triunfos especialmente destacados, del orden del 20%, en las regiones de Francia donde cuentan con apoyo de los partidos trotskistas.
El Frente de Izquierdas cuenta con varias de las personalidades que organizaron las movilizaciones sociales en Francia de 2007, 2009 y 2010, manifestaciones y huelgas que impidieron al presidente conservador, Nicolas Sarkozy, aplicar su programa, y permitieron que el modelo social francés resistiera a la crisis y a los envites de Berlín.
Mélenchon no tardó en apoyarse en la votación de los comunistas para dar el tono de su candidatura. En declaraciones a la radio, destacó que, dada la situación de Europa, “el programa de Martine Aubry o de otro líder del Partido Socialista no es más que una colección de votos píos, porque no dan ni un argumento sobre cómo piensan gobernar frente a la banca”.
“Mi objetivo es hacer que el Frente de Izquierdas gobierne mi patria republicana, y corte en seco la voracidad de esa banca que nos reserva a todos el mismo destino que a los griegos”, proclamó.
Jean-Luc Mélenchon tiene una baza importante en el paisaje político francés: es un hombre apegado a las instituciones republicanas que los franceses de a pie idolatran, y no tiene remilgos en apoyar a los huelguistas que bloquean a empresarios y directivos en locales de empresas. Ayer mismo dio su apoyo a los 16 carteros entre ellos Olivier Besancenot amenazados con la cárcel por una acción durante una huelga en mayo.
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