La masacre de Oslo hizo a Ahmed J. Versi, director del periódico Muslim News, recordar el atentado de Oklahoma, en 1995. «Hay un paralelismo entre ambos episodios», explica...
Rosa Meneses
La masacre de Oslo hizo a Ahmed J. Versi, director del periódico Muslim News, recordar el atentado de Oklahoma, en 1995. «Hay un paralelismo entre ambos episodios y es que los medios de comunicación internacionales y los expertos en terrorismo responsabilizaron al principio a los radicales islamistas, a Al Qaeda», explica. «Nadie mencionó el extremismo de ultraderecha», añade. «Es algo que ocurre todo el tiempo», advierte.
Cuando detuvieron a Anders Behring Breivik quedó claro que se trataba de un horrible acto llevado a cabo por un extremista de ultraderecha y antimusulmán. «Cuando se tuvo noticia de la explosión de la bomba en Oslo, en todos los titulares aparecía la palabra ‘terrorismo’. Luego, cuando se descubrió que el autor era noruego, los titulares hablaban de ‘masacre’ y ‘asesinato’, y la palabra ‘terrorismo’ desapareció de las cabeceras», indica Versi en una entrevista telefónica con EL MUNDO.
Para este periodista, se trata de una deformación que lleva a nuestras sociedades a demonizar a los musulmanes por el simple hecho de serlo. «El lenguaje hacia los musulmanes es muy negativo en Europa. Cuando un musulmán comete un crimen es un terrorista o un islamista radical. Cuando es un europeo, no musulmán, se trata de un desequilibrado o un loco», resalta.
Versi afirma que la violencia procedente del terrorismo islámico en Europa es superada por la de los grupos extremistas de ultraderecha. Cita un informe de Europol la policía europea en el que se muestra que los musulmanes sólo llevaron a cabo uno de un total de 498 ataques terroristas cometidos en la Unión Europea en 2006. «La policía se ha centrado en la amenaza de la red terrorista Al Qaeda en Europa y ha dejado de lado el enorme y creciente riesgo que presentan los grupos de ultraderecha», expone.
Para este experto nacido en Tanzania hace 62 años, el radicalismo islamista y la extrema derecha «constituyen los dos lados de un mismo espejo que comparten el uso de la violencia contra los civiles». Ambos extremos se tocan y comparten el mismo lenguaje: cruzados, guerra santa… «Aunque uno de los primeros en utilizar el término ‘cruzada’ fue [el ex presidente de EEUU George] Bush», recuerda.
«En lo que respecta a los atentados llevados a cabo por musulmanes, siempre se destaca la perspectiva religiosa, cuando la narrativa de atentados terroristas como el 11-S en Nueva York o el 7-J en Londres es política. La motivación primaria en estos ataques no es religiosa sino que se refiere a reivindicaciones políticas o la presencia militar en Afganistán, Irak y otros países», continúa. Versi está considerado por el diario The Guardian como uno de los 20 asiáticos más poderosos en los medios de comunicación del Reino Unido, país en el que vive desde 1967. El mensual que dirige, Muslim News, es el periódico étnico aunque abarca diferentes etnias más importante del país. Se edita desde hace 22 años y tiene 150.000 lectores. Dedica sus páginas a documentar y denunciar los actos de islamofobia en el Reino Unido.
Desde su observatorio, Versi constata un aumento de los sentimientos anti musulmanes en EEUU y Europa. «Aunque hay más islamofobia en Estados Unidos que en el Reino Unido y más en Europa que en el Reino Unido», matiza afirmando que Francia y Alemania son los que han registrado un mayor crecimiento del rechazo a la cultura islámica. «En Noruega también se han dado casos de odio racial hacia los musulmanes», añade, relacionando el doble ataque de Breivik con un sentimiento contrario a la inmigración.
«El discurso de los políticos y los expertos que reflejan los medios de comunicación tiene un impacto directo en ese rechazo. Muchos se centran en la inmigración y el multiculturalismo, como en el caso de Merkel [la canciller alemana dijo hace unos meses que el multiculturalismo había fracasado]. Y cuando hablan de él siempre lo asocian a los musulmanes y no a otras culturas o pueblos como los hindúes, por ejemplo», argumenta.
La Primavera Árabe ha cambiado en parte la mala imagen que se tiene en Occidente de los musulmanes. «Las percepciones han cambiado para bien cuando hemos visto a estas personas que reclamaban su dignidad y libertad y su derecho a vivir como los demás», constata. «Pero los extremistas de ultraderecha no han cambiado un ápice sus percepciones», concluye.
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