El pueblo libio no debe tener ninguna confianza en el Consejo Nacional de Transición y el imperialismo que tratan de robarles las libertades por las que han luchado. Es el pueblo libro quien, a través de sus organizaciones y de las milicias armadas, debe decidir su futuro.
Declaración de Corriente Roja
RECONSTRUIR LIBIA PARA LOS TRABAJADORES Y EL PUEBLO
Con la entrada de las milicias rebeldes en Trípoli hemos visto como en pocos días las tropas de Gadafi no eran capaces de resistir la ofensiva popular. El pueblo libio celebra la caída de Gadafi, entrando al palacio presidencial y a las residencias de los hijos del dictador, que vivían en el mayor de los lujos, y ajusticiando a las tropas mercenarias que seguían actuando de francotiradores contra la población y los rebeldes.
Quedan algunas poblaciones leales a Gadafi que negocian su rendición, pero el régimen dictatorial ya cayó porque el pueblo libio consiguió primero enfrentar y después destruir las fuerzas armadas del dictador.
Este triunfo es parte de las victorias de los pueblos de Oriente Medio y el Norte de África, como los de Túnez y Egipto. Con esta victoria hay un nuevo impulso al proceso revolucionario en toda la región: contra el resto de dictaduras proimperialistas que aún no han caído (Marruecos, Argelia, Siria, Yemen…); contra los actuales gobiernos de Egipto y Túnez; y contra el enclave sionista: Israel.
Desgraciadamente un sector de la izquierda opina que es una derrota de las masas el que un pueblo derroque a su dictador, siguiendo las opiniones de Chávez y los Castro. Los que han negado el derecho al pueblo libio a luchar contra la dictadura ahora le niegan también su derecho a celebrar su victoria. Esta política ha dividido a la izquierda y le está permitiendo al imperialismo levantar las banderas de las libertades democráticas, que utiliza para poder intervenir en el proceso revolucionario de la región, generando confusión entre algunos sectores de la población y debilitando la solidaridad internacional de los trabajadores y el pueblo, que los libios y también el pueblo sirio más que nunca necesitan.
La intervención imperialista, que se inició al mes de comenzar la guerra civil, tenía como objetivo la salida negociada y que no fueran las masas las que derrotaran a Gadafi (que era el hombre del imperialismo en el país). Cuando vieron que este ya no podía seguir siendo su agente, optaron por aparecer al lado de los rebeldes para tratar de canalizar el proceso revolucionario. Para eso contaron con la ayuda del Consejo Nacional de Transición (CNT) que aceptó la intervención imperialista pero sin el envío de tropas terrestres. EEUU hasta última hora siguió negociando con Gadafi. Los documentos descubiertos en el palacio-bunker presidencial demuestran además la colaboración que mantenían sus servicios secretos con la CIA y el británico MI5. Ahora piden reconciliación nacional.
Cuando aún no ha terminado la lucha el imperialismo y el CNT quiere desarmar a las milicias que derribaron la dictadura. Esta es la exigencia del imperialismo, quieren lo antes posible reconstruir el Estado, o sea, reconstruir las fuerzas armadas y policiales que obedezcan ciegamente al gobierno y acepten que continúe el saqueo imperialista de su petróleo. Esa es la reconstrucción que quieren hacer de Libia.
El CNT aún no ha conseguido desarmar a las milicias ni consigue imponer su ley. El imperialismo se ha ofrecido a ayudarles enviando tropas terrestres, pero no ha conseguido el permiso libio porque podría encontrarse con la resistencia armada del pueblo que dejó muy claro que no quiere ocupación como en Afganistán e Irak. Sin embargo, si el gobierno del Consejo no consigue desarmar a las milicias es probable que los países imperialistas lo intenten.
El CNT aún antes de entrar a Trípoli viajó inmediatamente a París e Italia para confirmarles que mantendrán todos los contratos y acuerdos económicos que había firmado Gadafi. Vimos como Berlusconi, el que hasta anteayer se consideraba amigo del dictador, saludaba con un efusivo apretón de manos al enviado del CNT que garantizó que la petrolera italiana ENEL seguirá siendo de las principales beneficiarias del crudo libio. Incluso Rusia ahora reconoce al Consejo aunque a condición de mantener también intactos sus contratos petroleros de la época de Gadafi.
La reunión en París de los gobiernos “amigos de Libia” el pasado 1 de Junio reunió a todos los países que quieren asegurarse su parte del pastel, más que los amigos merecen llamarselos ladrones de Libia. La prensa francesa publicó que Sarkozy había llegado a un acuerdo con el CNT, tras su reconocimiento oficial, para obtener un 35% de la explotación petrolera.
El pueblo libio no debe tener ninguna confianza en el Consejo Nacional de Transición y el imperialismo que tratan de robarles las libertades por las que han luchado. Es el pueblo libro quien, a través de sus organizaciones y de las milicias armadas, debe decidir su futuro. El petróleo tiene que estar en manos libias para reconstruir el país al servicio de los trabajadores y el pueblo, para tener trabajo, educación y salud, y dejar de ser entregado a las multinacionales, como hacía Gadafi. Un camino podría ser la convocatoria de forma inmediata de una Asamblea Constituyente que ponga en manos de los trabajadores y el pueblo el petróleo y el poder de decidir, en el camino de un socialismo de verdad, sin esperar a los plazos que el CNT y el imperialismo están acordando para controlar la situación.
Exigimos del gobierno Zapatero que retire inmediatamente las tropas que están al servicio de la intervención imperialista, la condonación de la deuda externa y la inmediata ruptura de relaciones diplomáticas con los gobiernos dictatoriales de la región, como el de El Assad en Siria, que siguen masacrando a la población.
Viva la victoria del pueblo libio
Fuera la OTAN y todo el imperialismo de Libia
El petróleo para los trabajadores y el pueblo libio, no para las multinacionales
Por el triunfo del proceso revolucionario en Medio Oriente y el Norte de África
Por un gobierno de los trabajadores y el pueblo libio
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