La jornada mundial del 15O superó, una vez más, todas las expectativas. Teniendo esto presente, es buen momento para recapitular a la vez que nos hacemos la pregunta ¿y ahora qué?
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lunes, 17 de octubre de 2011
Notas para seguir después del 15 de Octubre
7:04
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La jornada mundial del 15O superó, una vez más, todas las expectativas. Se notaba el aprendizaje que han supuesto estos meses. Fue una reactivación de lo vivido hasta ahora: memoria de la convocatoria del 15 de mayo y su poder de enganche mediante la capacidad de generar información y difusión a través las redes sociales; memoria del 19J con las columnas por barrios, y la maravillosa confluencia en Cibeles; de las Marchas Indignadas, con el reencuentro en Sol de todos y todas las que salimos a la calle, esta vez, casi mil ciudades del mundo. Sí, esto último es la novedad del 15O y lo que dio sentido a la convocatoria.
El 15O ha conseguido establecer lenguajes comunes a nivel mundial. El propio proceso de construcción colectiva de la convocatoria ha producido redes que se pueden poner a funcionar en cualquier momento. Teniendo esto presente, es buen momento para recapitular a la vez que nos hacemos la pregunta ¿y ahora qué? Como las preguntas difíciles no tienen una única respuesta, es mejor identificar cuestiones para enriquecer los debates. Vamos a ello.
Los mercados o las personas
Lo primero es situarnos en la coyuntura de los próximos meses. A nivel europeo y por extensión mundial, el impago griego es una cuestión política de primer orden. Aquí se juega el futuro de Grecia y del Euro, pero sobre todo es el momento de plantar cara a los mercados. No es lo mismo que Grecia decida no pagar o que el impago sea impuesto de forma que se dote de más poder a los acreedores. Si Grecia consigue una victoria, los países al borde del rescate y los ya rescatados tendrán mucha más capacidad de maniobra. Pero sobre todo, un impago desde abajo, que denuncie la deuda ilegal y consiga parar el chantaje, sería un punto de inflexión a nivel europeo y global. Por tanto, es muy importante convertir el impago griego en una cuestión de soberanía europea.
¿La elecciones son de todos?
En España tenemos elecciones en un mes. Por un lado Rubalcaba persigue a unos votantes imaginarios, que no han vivido en este país los últimos ochos años y no saben que él formó parte del gobierno. Por otro lado Rajoy siente que el péndulo del bipartidismo le señala y espera sentado; sus acólitos en las Comunidades Autónomas anuncian su programa, tristemente conocido: recortes de los servicios públicos, contracción del gasto, más de lo mismo.
El 15M estará presente en las elecciones y lo estará de muchas maneras. Los partidos minoritarios tomarán de forma honesta propuestas surgidas del movimiento, y los grandes se verán obligados a hacer guiños más o menos explícitos. Pero el 15M tiene el poder de explosionar los protocolos de la política profesional. Imaginaros que el movimiento es un espejo enorme y mágico, que devuelve una imagen invertida de la política profesional. Este espejo debe salir a escena durante las elecciones, poniendo en cuestión la falta de democracia y los intereses que mueven las decisiones de los que gobiernan.
¿Millones de personas en las calles y no pasa nada?
Después del 15O la versión más difundida en los medios de comunicación es que después de la manifestación todo se desvanece y no cambia nada. Sólo introducen novedades fuera del aburrimiento programado si hay un evento enorme. Pero aunque los medios traten de normalizar la situación, saben perfectamente que la gente busca información por diversos canales y cuando un tema se debate y comparte en las redes sociales no tienen más remedio que informar sobre ello.
Pero más allá del foco mediático han pasado y están ocurriendo muchas cosas. Sabemos que somos muchos los que estamos en contra del dominio del mercado y los políticos, nos hemos escuchado decir cosas sensatas, nos hemos expresado con pancartas muy ingeniosas, con consignas sinceras, sencillas, del estómago. Hemos producido un conocimiento exhaustivo de la “crisis” económica, del sistema electoral, de la burbuja inmobiliaria… lo hemos compartido y, ahora, cientos de miles estamos más de acuerdo en el diagnóstico de lo que pasa, de las claves que nos atan a un mundo que no queremos.
Tenemos coordinaciones metropolitanas y estatales, asambleas en los barrios y grupos de trabajo; hemos recuperado calles, parques y plazas y estamos tomando edificios. Se han generado herramientas de trabajo (stopdesahucios y n-1), espacios de comunicación muy potentes, listas entre barrios, nodos de DRY, lazos con ciudades y países del mundo, miles de personas cabreadas en conexión; manejamos cientos de blogs donde se suben actas y propuestas, y donde se difunde un proceso transparente que construimos día a día.
Por todo esto hemos logrado ser un símbolo para mucha gente, algo en lo que confía frente a tanta mentira. Esto descoloca e irrita mucho a los poderosos, pero hasta ahora venimos ganando esta batalla diaria.
Hacia dónde vamos
Sin duda se pueden afinar los procesos y seguir aprendiendo para fortalecer los distintos niveles de intervención. Los barrios, como referente territorial del movimiento, espacio de deliberación descentralizada, de presencia local. El desarrollo de los cruces metropolitanos, donde se encuentran las ganas de pensar juntos la lucha por la vivienda, lo social, la economía. La coordinación entre diferentes ciudades y la colaboración entre espacios y organizaciones (asambleas, acampadas, Democracia Real Ya y sus nodos, Juventud Sin Futuro, Plataformas de afectados por la hipoteca, etc.). La capacidad de intervenir mediante la acción directa no violenta, poniendo el cuerpo para decir que lo legítimo está por encima de lo legal injusto, que podríamos ser cualquiera y que nos protegeremos los unos a los otros porque es el sistema el que está en nuestra contra. Y por supuesto la mezcla con la marea verde y los diferentes grupos que luchan contra los recortes en sanidad o cualquier servicio público.
También se pueden afinar los objetivos. Pero ya hemos descifrado y desarrollado las claves de la cuestión: una democracia digna de ese nombre; una economía al servicio de las personas; vivienda como derecho fundamental y punta de lanza contra la burbuja inmobiliaria; servicios públicos como espacios ciudadanos para garantizar el bienestar; no discriminación, ni por género ni por procedencia, porque la igualdad debe ser más que una palabra.
Hoy existen muchas líneas abiertas: desbloquear el boicot de los políticos a una democracia real, hacer que nuestros intereses vayan por delante de los de los bancos, lograr que la deuda soberana sea considerada ilegal, construir alternativas que nos den oxígeno los próximos años, detener desahucios y redadas, etc. Pero en el día a día no podemos olvidar que somos muchos y que “sabemos el camino de vuelta”. Tampoco podemos olvidar que el movimiento está formado por diferentes iniciativas en la calle y en internet que en en determinados momentos cooperan con una capacidad increíble. La #globalrevolution demostró sus fuerzas el sábado, tengamos confianza en nosotras y nosotros mismos.. Let´s dance!
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