martes, 10 de abril de 2012

Panteras Negras y neonazis patrullan armados en las calles de Florida: “preparados para la guerra”



Panteras Negras y neonazis patrullan armados en las calles de Florida: “preparados para la guerra”
por Roberto Arnaz
La muerte del adolescente afroamericano Trayvon Martin, tiroteado por un autoproclamado vigilante ciudadano, ha despertado de nuevo el fantasma del odio racial en Estados Unidos.
Sanford se ha convertido en el epicentro estadounidense del odio racial. Los grupos radicales han tomado el control de esta pequeña localidad de Florida y se retan ante la mirada hasta ahora impotente de la policía. La muerte del adolescente afroamericano Trayvon Martin, tiroteado a quemarropa por un autoproclamado vigilante ciudadano, ha servido para dividir a la ciudad en dos bandos según el color de la piel. 

Miembros del Partido Nuevas Panteras Negras y del Movimiento Nacional Socialista estadounidense patrullan armados las calles de Sanford “preparados para la guerra”. El grupo de defensa de la comunidad negra quiere “impartir justicia” castigando a George Zimmerman, autor de los disparos que acabaron con la vida de Martin el pasado 26 de febrero, y ya ha puesto precio a su cabeza: 10.000 dólares. 

Además, el grupo radical afroamericano celebró el pasado fin de semana un encuentro en el que enseñaron “técnicas de defensa personal y supervivencia” a sus seguidores para que estén listos “para cuando llegue el momento”. Pero no son los únicos: “un importante grupo de supremacistas blancos ha llegado a la ciudad fuertemente armado por si se producen disturbios raciales”, afirma el diario local Miami New Times

Según Jeff Schoep, que se refiere a sí mismo como comandante del Movimiento Nacional Socialista, las rondas de vigilancia son “para proteger a los ciudadanos de raza blanca que están preocupados por su seguridad” y no para defender a George Zimmerman. “Si es culpable o no, deberá decidirlo un tribunal”, afirma Schoep quien puntualiza que Zimmerman “ni siquiera es blanco”.

El dirigente de extrema derecha y otros miembros de la organización han viajado a Sanford desde Detroit para organizar las partidas de vigilancia, formadas por entre 10 y 20 “voluntarios”. El portavoz del grupo de ideología neonazi ha recordado que el pasado mes de enero patrullaron en Arizona la frontera con México “armados con fusiles de asalto”.

El Movimiento Nacional Socialista ha asegurado que su misión en Florida cumple con la ley estatal de armas de fuego, que permite llevar pistolas, siempre que se tenga permiso de armas, y utilizarlos siempre que sea en defensa propia y en una situación potencialmente peligrosa para la vida.

“No estamos abogando por el uso de la violencia ni tenemos intención de atacar a nadie”, explica Schoep, quien deja muy claro que “no vamos a permitir que nos pasen por encima”.
 
De momento, la policía de la ciudad parece no querer tomar cartas en el asuntoy niega la presencia en sus calles de miembros tanto de las Panteras Negras como del Movimiento Nacional Socialista. 

Un mal que se repite

El odio por motivos raciales es un problema latente en la sociedad estadounidense que cada cierto tiempo resurge con virulencia tras sucesos como la muerte de Trayvon Martin.En las últimas tres décadas, se ha producido al menos una docena de estos incidentes, que han dejado una larga lista de muertos, heridos y decenas de millones de dólares en daños materiales.

El más grave de los disturbios raciales en la historia reciente de Estados Unidos se vivió en 1992 en Los Ángeles, después de que un tribunal absolviese a los cuatro policías –tres blancos y uno hispano– acusados de apalear sin motivo a Rodney King, un conductor de raza negra que huyó de una patrulla tras haberse saltado el límite de velocidad.

Para reducirle, los cuatro agentes dispararon a King con una pistola de descargas eléctricas, le patearon la cabeza y le golpearon con porras durante más de un minuto. Todo quedó grabado, pero ni siquiera esas impresionantes imágenes sirvieron para lograr una condena contra los policías.

Aquella decisión judicial provocó que entre el 29 de abril y el 5 de mayo de 1992, el centro de Los Ángeles se convirtiese en un infierno que dejó 53 muertos, 4.000 heridos y más de 1.000 millones de dólares en destrozos. Algo que podría repetirse en Sanford 20 años después, a la luz de las inquietantes noticias que llegan desde Florida. 

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