(Escrito por Gabriel Atilio)
La historia de todas las sociedades hasta nuestros días, es la historia de las luchas de clases. (Carlos Marx y Federico Engels)
Desde dentro de sus filas, entre los luchadores de la clase obrera, surgirán las fuerzas del marxismo revolucionario. Fuera de las organizaciones de masas no se creará nada que pueda resistir la fuerza del tiempo. (Camarada, Alan Woods)
La exacerbación de las Masas Proletarias.
La crisis mundial del capitalismo es indetenible, es como un carro sin frenos y sin reversa. Y para las mayorías empobrecidas de países de capitalismo atrasado y dependiente como República Dominicana el cerco se estrecha con cada nueva recesión económica. El alza de los precios de los productos de consumo de primera necesidad, las constantes medidas impositivas, el desempleo y la desaparición continua de plazas de trabajo, sumado a la corrupción sistémica desde el Estado, son el catalizador para enfrentamientos de masas e inclusive aislados contra el orden existente; un “orden general de cosas” que en República Dominicana, no ha sido alterado, ni se ha visto amenazado en lo sociopolítico desde la insurrección popular de abril de 1984. Sin embargo, la situación actual se halla dentro del marco de la susceptibilidad. El curso de los acontecimientos políticos-sociales gira en torno a condiciones que toman matices diferentes, y de ello se desprenden situaciones que merecen ser tratadas sin sutilezas.
Durante todo el trayecto de la segunda mitad del año en curso, las manifestaciones de descontento entre las masas populares es general, haciéndose cada día más patente y la impasibilidad de los administradores de la política económica del país —súbditos del capital e intereses foráneos— se hace más elocuente. Las Huelgas de trabajadores se suceden unas tras otras. Las demandas por reivindicaciones sociales son latentes, perennes; los estudiantes que por meses se hallan en pie de lucha demandando por más fondos para una mejoría en la calidad educativa no han cedido en sus reclamos, pese a que el Senado no incluyese el 4 por ciento para la educación académica en el presupuesto fiscal 2012.
Las condiciones del sector obrero industrial, son cada día más penosas ante el hecho de que los gobiernos, que se suceden uno tras otros, obedeciendo a las reglas de las políticas neoliberales han ido abandonando primero y desmantelando después, las estructuras industriales que una vez sirvieron de base de desarrollo económico a la nación en todos sus niveles y en todas las ramas de la producción. Y, dado que no ha habido ni habrá respuesta a las demandas populares de parte de la administración actual, la rabia, la frustración y por ende la búsqueda de respuestas en las calles se ha ido apoderando del espíritu del pueblo trabajador. ¡Se agota la pasividad y la paciencia! Las iniciativas de lucha espontáneas que se suceden unas tras otras, se constituyen en el inicio de procesos que lindan en más amplias proporciones. Pero desafortunadamente, dentro del contexto actual y desde el campo mismo de la espontaneidad de las masas, surgirán fuerzas que en cuyo nombre iniciarán acciones desencajadas de las condiciones concretas del momento histórico en que vive el país y que en términos generales pudieran constituir un peligro inmediato, latente: No solo contra el movimiento espontáneo de los trabajadores y la justeza de sus luchas, sino contra cualquier otra iniciativa o proyecto saludable de avanzada, que surgirá también de estas batallas iniciales que hoy día toman lugar en el terreno de la política.
La súbita irrupción de la RPD en el acontecer político actual.
Con la pretensión de dar curso a la elevación de un “ideal patriótico”, las acciones de fuerzas como la recientemente aparecida Resistencia Popular Duartiana—que en la mayoría de los casos organizaciones como estas están compuestas por pequeños grupos oportunistas ávidos de protagonismo personal que supuestamente actúan en nombre de la “causa popular”, lo hacen aislados de las masas y sin programa de tipo alguno.
Sus acciones e iniciativas, deben ser analizadas seriamente para poder esclarecer las confusiones que éstas engendran dentro de las masas proletarias y poder, al mismo tiempo, contrarrestar el efecto que tendrá en su momento la propaganda burguesa, adversa a los intereses de la clase trabajadora, a la cual tratan de ligar directamente a los intereses de grupos como la RPD..
La autodenominada “Resistencia Popular Duartiana” RPD, solo cuatro meses ejecutó dos acciones de carácter guerrillero en las ciudades de La Vega y San Francisco de Macorís respectivamente. Acciones que reivindican como “político-militares” y que pretenden presentar como “respuestas contundentes” al gobierno de turno por negarse a cumplir con las demandas sociales avanzadas por amplios sectores obreros, estudiantiles y populares en los últimos meses del año 2011.
Desde luego, que no nos proponemos enjuiciar o denunciar a militantes o individuos involucrados en las prácticas ultra izquierdistas del grupo. Por el contrario: condenamos toda persecución de las fuerzas represivas del Estado contra esa entidad. El gobierno, sus cuerpos represivos y de inteligencia, no encontrarán en nosotros ningún tipo de colaboración que sirva para seguir la pista o perseguir a los miembros de dicho grupo u otro cualquiera que existiera o apareciera con características similares. La burguesía dominicana y su aparato estatal, no recibirá ninguna concesión política de parte de los Marxistas revolucionarios en el caso que aquí tratamos. No obstante a esto, tampoco somos partidarios de las acciones ultra revolucionarias de grupo alguno, puesto que creemos más efectivas las acciones en masa, para lo cual es necesario intervenir correctamente en el movimiento de las mismas en orden de elevar su conciencia de clase, defender y fortalecer sus organizaciones y en primera instancia: impulsar la construcción de la organización revolucionaria de los trabajadores. Por cuanto, estamos convencidos de que solo a través de sus organizaciones de masas, los trabajadores podrán, no sólo realizar sus demandas, sino construir su liderazgo de clase y también alcanzar el poder político. Es decir: que la solución a los problemas y a las demandas sociales, no corresponde a un pequeño grupo llevarla a efecto y menos aún, vía la acción armada de un comando aislado que no contara con el respaldo de una considerable parte de las fuerzas laborales del país.
Tenemos, que el primer ataque, perpetrado por la RPD tuvo lugar en la ciudad de La Vega, contra la estructura de una planta generadora de energía eléctrica y bajo el alegato de dar una respuesta contundente al gobierno del “partido de la liberación dominicana” PLD, bajo el argumento de que éste no ha sido capaz de atender las demandas avanzadas por las masas populares durante la Huelga General del Lunes 11 de Julio. Parece que la RPD se olvida de los apagones y que los trabajadores de la ciudad de La Vega no le agradecerán uno provocado por Ella quien dice actuar en su nombre. El segundo atentado, fue ejecutado bajo el mismo pretexto, contra el edificio que aloja la oficina senatorial de San Francisco de Macorís (provincia Duarte) en represalia contra el Senado de la república al no ser incluido el 4 por ciento del Producto Bruto Interno PBI para la educación académica en el recientemente aprobado presupuesto nacional para el año fiscal del 2012.
En el punto número 1 de un comunicado hecho público a raíz del último ataque, el grupo armado nos deja saber: Citamos; “La Resistencia Popular Duartiana, organización político militar, reivindica la acción de hostigamiento a la oficina senatorial de la provincia Duarte.” En el tercer punto: “La burla y el desprecio de que fue víctima el pueblo dominicano por parte de los legisladores pele deístas* al imponer un presupuesto amañado violando las leyes y la constitución demandaba una acción contundente de los mejores hijos de la patria para recordarle que hay hombres y mujeres dispuestos a dar hasta la vida si fuere necesario en aras del bienestar de la población.” Entendemos las frustraciones, no solo de los de la RPD, sino también la de las masas populares dominicanas en general ante el continuo descalabro económico y los constantes ataques de carácter impositivos y la elevación continua de los precios en bienes y servicios por parte del gobierno. Pero también, entendemos que toda medida económica está diseñada para garantizar los privilegios de la clase gobernante y su camarilla del poder. Por tanto, asumimos de manera decidida, pero dentro del marco de firmes principios, que al gobierno y al sistema capitalista hay que enfrentarlo, porque también entendemos, que es de urgencia, poner por ante todos los trabajadores dominicanos y del mundo, la necesidad inminente, inevitable, de luchar contra la desigualdad, contra la exclusión social, contra el hambre y la insalubridad en que vive la gran mayoría a falta de educación, vivienda, trabajo. Sin embargo, estas tareas no corresponden llevarlas a cabo un grupo empleando la violencia como arma principal para ello. Aquí estriba la cuestión a la que queremos arribar en este corto escrito.
¿Es la acción armada individual o de grupo, el método primario, fundamental para llevar a cabo las acciones iniciales de combate en las grandes luchas que inevitablemente tendremos que librar? Las acciones violentas al margen de las masas no son suficientes para llevar a efecto la gran tarea, pese a las buenas intenciones que puedan tener quienes la practiquen. La solución a los males sociales, no se alcanzará mediante medidas anárquico-subversivas cazando funcionarios, sino organizando a los trabajadores, construyendo su liderazgo compuesto por trabajadores y de jóvenes obreros, estudiantes o intelectuales revolucionarios.
Con ataques armados individuales o de grupos, se soslaya la necesidad de la organización política de clase necesaria para impulsar el movimiento de las masas y radicalizar sus luchas. Un grupo armado, no será capaz llevar a cabo las tareas de una clase social tan numerosa como la clase obrera y sus demás estratos y mucho menos podrá sustituirla. Las acciones armadas, de la RPD solo han logrado poner en alerta a los mecanismos represivos del Estado, dándole con ello una excusa para poner en marcha sus planes represivos, de arremeter contra toda iniciativa de lucha por par parte del pueblo trabajador; socavar sus destacamentos y poner en la mira de los matones al servicio de la seguridad estatal a las organizaciones obreras existentes.
Los medios y mecanismos primitivos de lucha derivan en obstáculos a las posibilidades de desarrollar proyectos organizativos de educación política consciente de clase, que atraigan la atención y aceptación de los trabajadores que ansían conocer las raíces de los problemas sociales que engendran las condiciones de desigualdad y atraso general. Y para reforzar nuestra posición apelamos a lo que nos enseña León Trotsky, en uno de sus escritos al respecto, titulado: [¿Por qué los Marxistas se oponen al terrorismo individual?], en el que seguidas nos dice: “El terror individual desprecia el papel de las masas… En una huelga, igual que en unas elecciones, el método, el objetivo y los resultados de la lucha dependen del papel social y de la fuerza del proletariado como clase. Sólo los trabajadores pueden llevar a cabo una huelga. Los artesanos arruinados por la fábrica, los campesinos cuyas aguas han sido contaminadas por la fábrica, o el "lumpen-proletariado", ávido de saqueo, pueden romper las máquinas, prender fuego a la fábrica o asesinar a su propietario. Sólo la clase obrera, consciente y organizada, puede enviar en representación una muchedumbre al parlamento para defender los intereses de los proletarios. Por el contrario, para asesinar a un personaje oficial en la calle no es preciso tener tras sí masas organizadas. La fórmula para fabricar explosivos está al alcance de todo el mundo y uno puede hacerse con un Browning en cualquier parte. En el primer caso se trata de una lucha social cuyos métodos y medios derivan necesariamente de la naturaleza del orden social existente, en el segundo de una reacción puramente mecánica, idéntica en todas partes… muy impactante en sus formas externas (muerte, explosiones, así sucesivamente) pero absolutamente inofensiva en lo que respecta al sistema social.”
En esta cita, Trotsky nos deja claramente ilustrada la debilidad del terrorismo individual ante lo que es la verdadera lucha: la lucha de clases. La RPD “reivindica la acción de hostigamiento” y desgraciadamente podría ser ésta su única reivindicación lograda. No dudamos de la “bravura” de la RPD, pero reconocemos que lo mismo es producto de su debilidad ideológica, ya que los “comandantes” del grupo se han lanzado en armas en defensa de las leyes constitucionales relegando a los que ostentan el poder y manejan el Estado, al delito de violadores de esas leyes como si las mismas hayan sido escritas por un ser divino, y no por quienes la incumplen. Alzarse contra el gobierno, no tiene nada de malo. Lo malo radica principalmente en que el alzamiento se haga en función del cumplimiento de la ley impuesta por el Estado Burgués y tendida como barrera de separación entre las clases sociales. Defender la ley o combatirla es la cuestión clave del asunto. Y cuando hablamos de combatirla, no nos referimos a simple desobediencia civil ni a algo por el estilo, queremos decir: organizar para luchar para poder cambiarla. Luchar contra el gobierno por incumplimiento de la ley, debe ser en primera instancia un emplazamiento político para sustituirlas por otras más humanas y solo los trabajadores, organizados podrán, mediante la toma del poder político, desmantelar el Estado que ha creado las bases y sus leyes sobre las cuales está fundamentado.
En otro aparte similar: La lucha por el 4%.
Durante todos estos meses, nos hemos solidarizado activamente con las movilizaciones estudiantiles que demandan el 4 por ciento para la educación y hemos sido testigos del acuerdo firmado entre la “coalición por una educación digna” y los candidatos presidenciales para el 2012, del que también son signatarios los candidatos de la “Izquierda”, quienes se han comprometido a hacer cumplir esa ley constitucional una vez “llegados” al poder. Está claro cuál es el afán de los candidatos presidenciales, pero a juicio nuestro la firma del acuerdo con la Coalición, debilita políticamente ese movimiento de lucha estudiantil porque ya que el mismo, libera de algún modo a la administración de Leonel Fernández de verse obligada, compelida a prestar mayor atención al asunto en lo adelante. Y a esto se ha añadido la súbitamente aparición de un grupo armado con pretensiones justicieras, actuando en nombre de la justa demanda estudiantil. Ante esta situación, continuaremos exhortando al estudiantado dominicano a organizarse, radicalizar la lucha y poner presión al liderazgo conciliador de la “Coalición”. Y manifestamos que a nuestro entender, la Federación de Estudiantes Dominicanos FED, debe tomar con las dos manos la lucha estudiantil. Convertir la FED en una unidad amplia para la centralización de la lucha por el 4 por ciento y poner esa demanda como objetivo estratégico inmediato e impulsarlo desde las filas del estudiantado, buscando el respaldo de los trabajadores dominicanos. Sólo así, se podrán cerrar las puertas a los provocadores de situaciones ajenas a los intereses políticos de nuestra clase.
En el derivado número 8 de su comunicado público, la RPD manifiesta los siguiente: “Ratificamos ante la opinión pública, que preferimos los métodos cívicos para alcanzar nuestros objetivos, pero la indolencia y prepotencia de este gobierno corrupto nos obliga a empuñar las armas para reclamar las necesidades más sentidas de la población” Este es un anuncio contradictorio, al señalar su preferencia por “los métodos cívicos” y “empuñar las armas”. Independientemente de las dos cosas, sostenemos que las acciones armadas de cualquier grupo que actúe al margen de las masas, se verán inevitablemente condenadas al fracaso. Los trabajadores y las mayorías oprimidas organizadas no necesitarán que vengan redentores o mesías a lograr por sí solos la tarea de todos. Solo la acción organizada y la presión política de clase desde abajo, desde el seno mismo de las masas —canalizada y llevada a la práctica a través de sus distintas organizaciones— podrán empujar hacia las esquinas del ring al gobierno que en un momento dado se verá forzado a ceder ante los reclamos populares. De aquí nuestra insistencia en la necesidad de actuar junto a las masas trabajadoras mostrando una actitud amistosa con sus organizaciones e interviniendo en todas sus manifestaciones de protestas. Apoyar y tratar de reforzar sus luchas con las ideas y perspectivas del Marxismo revolucionario, fortalecer, renovar y vigorizar sus destacamentos de lucha, es imprescindible para la elevación de la conciencia de clase. En definitiva, la actitud asumida por la RPD, descarta el papel de los sindicatos y por tanto el rol de la organización y participación de los trabajadores en las decisiones de la lucha.
Acudimos nuevamente a León Trotsky para que sea él mismo quien nos ilustre con respecto a la efectividad de la lucha en masa y las consecuencias inmediatas de la lucha terrorista individual o de grupo: “Una huelga, incluso de poca importancia, tiene consecuencias sociales: aumento de la confianza en sí mismos de los trabajadores, fortalecimiento de los sindicatos e incluso, a menudo, mejoras de la tecnología de producción. El asesinato del propietario de una fábrica no produce más que efectos de naturaleza policial, o un cambio de propietario desprovisto de toda significación social. Que un atentado terrorista, incluso "afortunado", provoque confusión entre la clase dirigente, depende de circunstancias políticas concretas. De todas formas, esta confusión siempre dura poco; el Estado capitalista no se sostiene sobre los ministros del gobierno y no puede ser eliminado con ellos. Las clases a las que sirve siempre encontrarán quien los reemplace; la maquinaria seguirá intacta y continuará funcionando.” No es mucho lo que puede añadirse al esbozo hecho por Trotsky en este párrafo, más que nuestra confianza y ratificación en la efectividad del método Marxista como guía para la acción.
Nuestra historia está llena de capítulos guerrilleros.
En innumerables ocasiones, la historia del movimiento revolucionario dominicano ha sido ensanchada con actos de insurgencia por parte de grupos revolucionarios alzados en armas tanto en las ciudades como en las montañas. El idealismo revolucionario conducirá siempre a elaborar análisis teóricos falsos. “Una teoría falsa conduce inevitablemente a un desastre en la práctica… El factor subjetivo es, por supuesto, de valor decisivo en la historia humana. Carlos Marx explicó que los hombres y mujeres hacen su propia historia, pero añadió que no la hacen fuera del contexto de las relaciones sociales y económicas establecidas independientemente de su voluntad”. (Alan Woods; Bolchevismo: el camino a la Revolución, pág. 46). En orden de corroborar esta cita, exhortamos e invitamos a los jóvenes dominicanos, a prestar la atención que merecen dos episodios de lucha y sus consecuencias muy bien mencionados pero muy mal interpretados por quienes lo usan para romantizar las iniciativas de lucha del pasado. El primero de gran importancia para nuestra época, tuvo sus inicios en 1963, cuando surgieron los primeros rumores de que se preparaba un Golpe de Estado contra el gobierno democrático del profesor Juan Bosch. El presidente constitucional fue advertido de ello insistentemente por la dirección máxima del Movimiento Revolucionario 14 de Junio 1J4. Ante la intensificación de los rumores de Golpe de Estado, esta agrupación de izquierda, dio comienzo a una campaña de denuncia contra los militares que fraguaban la acción contra del gobierno electo por el pueblo, y como medida de presión y de agitación contra el militarismo trujillista, el 1J4 fue capaz de movilizar las masas y realizar concentraciones en Santo Domingo en las que llegaron a asistir 300, 000 personas en rechazo a los intentos golpistas.
El Golpe de Estado no pudo evitarse, puesto que sólo Juan Bosch y su Partido Revolucionario Dominicano PRD junto a los trabajadores y la influencia movilizadora de masas del 1J4 hubiesen podido evitarlo desde el poder, asumiendo la defensa del gobierno constitucional, tal y como lo advertía el 1J4, que más adelante, en protesta contra el consolidado Golpe militar, se alzó a las montañas (dos meses después, para ser más preciso) en una insurrección, que sus resultados desastrosos demostraron precipitada. Compuesta por cinco frentes armados en diferentes puntos del país, los mejores cuadros, incluyendo al líder máximo (Manolo Tavarez Justo) abandonaban la lucha política activa en las ciudades y se lanzaban a la muerte en la oscuridad de las montañas, Es relevante decir puesto que desde ellas no podían movilizar a las masas en su respaldo. Días después, todos habían caído abatidos por las balas y bayonetas enemigas, sin que las masas se movilizaran estaban desorganizadas e incluso desconocían la acción de los insurrectos. Y en fin, el desastroso resultado no estuvo confinado a la dramática pérdida de vidas, sino que el 1J4 quedó física y políticamente semi-destruido.
El segundo caso le corresponde al Movimiento Enriquillo, grupo clandestino en el seno de las fuerzas armadas compuesto por militares progresistas que se proponían la reinstauración de Juan Bosch en el poder. Este grupo encabezado por el teniente coronel Manuel Fernández Domínguez y el coronel Francisco Caamaño Deñó, era llevado a efecto a espalda de las masas, posiciones que defendían los dos líderes, quienes intentaban derrocar el gobierno de facto surgido del Golpe de Estado de 1963. Al momento en que se acercaba la hora cero, las masas populares se enteraron por una emisora de radio que el gobierno de facto se venía abajo ese día 24 de Abril de 1965. Consecuencia de ello todo el pueblo se lanzó a las calles en respaldo al contragolpe y dos días después se declaraba la guerra civil en la que las masas, armadas con lo que encontraron a su paso, derrotaron el Ejército golpista, en una hazaña popular jamás vista en la historia dominicana. Caamaño Deño, que se había asilado en una embajada amiga, a su regreso, encontró al pueblo que controlaba los puntos de acceso más importante de la ciudad, en un empeño consciente por restablecer el gobierno democrático de 1963, lo cual desembocó en la invasión militar norteamericana por un lado, y lo que conocemos como la Revolución de abril por el otro. Estos dos episodios, ilustran el papel de las masas en la lucha de clases y el papel del liderazgo para conducirlas. El uno sin el otro, son cuerpos sin cabezas. En fin, la acción de las masas en las calles fue, en última instancia, el factor decisivo en el derrocamiento del gobierno de facto de Donald Reid Cabral, y no el limitado poder de decisión del Movimiento Enriquillo. Cabe recordar también, que el coronel Francisco Caamaño Deño se lanzó a la lucha guerrillera siete años después y el resultado fue el mismo sufrido por el 1J4 diez años antes.
Nuestra actitud política, orientación y perspectiva.
Dado que la República Dominicana ha caído ya en el sistema bipartidista, el papel de los marxistas dominicanos, es asumir una orientación política hacia el seno de las masas, tomando como punto de partida y vía de acceso la lucha organizativa las organizaciones obreras, campesinas y estudiantiles existentes (sindicatos, juntas campesinas, federaciones estudiantiles, etcétera). Estas vías son canales por los cuales podremos llevar las corrientes de ideas revolucionarias de clase a los trabajadores y juventudes más avanzadas.
La revolución dominicana, no será otra, que una de carácter socialista, y el camino a ella podría cerrarse por otro largo período si no asumimos esa realidad, como indispensable la cuestión organizativa en base a la educación ideológica de los trabajadores. Las luchas por meras reivindicaciones son sólo el preludio de un enfrentamiento de clase que se asoma en el horizonte. Sin embargo, las victorias que han de obtener los trabajadores dominicanos dependen de su liderazgo. Las Izquierdas del país han asumido la vía electoral como único método para alcanzar el poder y la realización de los “cambios”.
Creemos que la participación electoral es correcta cuando el objetivo principal es la construcción de la organización de la clase trabadora al ser aquéllas un medio apto para la difusión de las ideas políticas, y el reclutamiento de los futuros cuadros que defenderán, difundirán y ampliarán esas ideas. Los marxistas dominicanos estamos por una organización política revolucionaria que tenga como objetivo inmediato la construcción del partido de los trabajadores dominicanos y su liderazgo revolucionario de masas. Sin embargo, para construir esa organización se requiere de una orientación correcta, basadas en perspectivas políticas acordes con el momento vivo, que vayan en concordancia con el desarrollo dialéctico de todo el proceso de lucha, que vaya acorde con las demandas populares del momento.
En los últimos seis meses hemos avistado un ánimo diferente entre las masas populares de la nación. Han ocurridos huelgas de choferes, marchas y reclamos estudiantiles; hemos visto cómo los trabajadores azucareros de Puerto Plata se han organizado en demanda por la reapertura del Ingenio azucarero Monte Llano y muchas otras como la de los Indignados del Parque Colón de la ciudad de Santo Domingo.
Las manifestaciones y amenazas de protestas están al orden del día, constituyéndose en chispa de luchas más amplias. Son esas condiciones en la subjetividad de las masas que los revolucionarios debemos aprovechar para divulgar las ideas de la Revolución social elevando con ello la condición objetiva. Divulgar y fomentar las ideas, en vez de disparar unas cuantas balas es la vía a seguir. El acompañamiento de las balas por comunicados conteniendo discursos mesiánicos y galas al simbolismo patrio, es como un eco en el vacío.
Exhortamos a la RPD, dejar las armas, ahora.
Si las acciones armadas y guerrilleras de la década del año 1960 y de los principios de 1970 fueron sofocadas, y aniquiladas, en momentos que el movimiento de masas era más sólido, y los partidos de izquierdas contaban con una militancia relativamente numerosa contando con grandes simpatías en el seno del pueblo trabajador, aun y cuando el país hallábase relativamente amordazado: ¿quién puede garantizar que ahora, grupos ultra izquierdistas que acuden a la violencia individual (método primitivista de lucha) podrán calar en la conciencia de los trabajadores mediante provocaciones directas contra entes de un Estado que lo controla todo? En esa línea, nadie podría garantizar la más mínima victoria de nuestra clase, por cuanto decimos:
•¡No a las acciones armadas individuales!
•¡No al uso de las luchas de las masas en detrimento de ellas!
•¡Luchemos por la formación y construcción de una organización de clase de los trabajadores!
•¡Luchemos por una Internacional revolucionaria: el Partido mundial de la revolución socialista!
¡Proletarios de todos los países, uníos!
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