Los aborígenes australianos han aprendido a leer y escribir en un período de tres meses gracias a un método de alfabetización desarrollado en Cuba conocido como “Yo sí puedo”. El programa está dirigido a adultos y menores iletrados y es aplicado en una pequeña población de Australia de unos 700 habitantes.
El pasado mes de mayo, un primer grupo de diez aborígenes de entre 25 y 53 años de edad logró salir del analfabetismo tras culminar el programa que se llevó a cabo en la localidad de Wilcannia, situada a unos 965 kilómetros al noroeste de Sídney (sureste australiano).
“Es importante la comunicación, no solamente el contenido de las clases”, dijo el cubano José Chala, coordinador de este programa basado en el método Yo sí puedo del Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño de Cuba (Iplac).
El método Yo sí puedo, que recibió el Premio Alfabetización 2006 Rey Sejong de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por su sigla en inglés) “les ayuda a que no les engañen una vez que aprenden a leer documentos y a manejar las nuevas tecnologías”.
Además “favorece la conservación de su propia cultura, mejora su capacidad de expresión y les quita el miedo a hablar en público”, subrayó Chala.
Chala relató que los primeros aborígenes en pasar el programa, que se ha aplicado en 28 países, entre ellos Nicaragua, Venezuela y Timor Oriental, han sorprendido a sus familiares y amigos “por lo mucho que han avanzado” en las clases.
Yo si puedo ha beneficiado a más de seis millones de personas en todo el mundo.
El coordinador comentó que un segundo grupo de indígenas, de 15 a 61 años de edad, ya comenzó el programa que culminará en julio próximo en Wilcannia.
Wilcannia sólo cuenta con un supermercado y unas pocas calles en donde se distribuyen las viviendas. Chala llegó a esa región en enero pasado para implementar el programa, donde el 60 por ciento de la población está sin trabajo y se registra pobreza, vandalismo, violencia doméstica y alcoholismo.
Recientemente, el representante de la Comisión Campaña para la Alfabetización Adulta, Jack Beetson, señaló que entre el 50 y 60 por ciento de los aborígenes de Wilcannia “son analfabetos funcionales, especialmente los que viven en áreas remotas en Australia”.
Una gran parte de los aborígenes australianos vive en sitios remotos y aislados con escasez de servicios básicos y afronta dificultades para acceder a mejores empleos, educación y calidad de vida por su falta de capacidad para leer y escribir bien.
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