Mientras que en Bruselas se celebra el triunfo de la derecha en las elecciones legislativas griegas y la prensa europea habla de “un respiro” en la eurozona, España vive su peor jornada financiera desde la creación del euro.
Antes de las tres de la tarde, la prima de riesgo que marca la diferencia de rentabilidad entre el bono soberano alemán y el español había batido su máximo histórico con 589 puntos, con tendencia a incrementarse más, lo que significa un aumento del dominio financiero germano sobre la economía del país ibérico.
Entre tanto, el pago de intereses por la deuda española a 10 años alcanzó 7,132%, la cifra más alta de la historia de la zona euro, reseñó el sitio web Público.es.
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha solicitado al Banco Central Europeo (BCE) que responda “con toda firmeza, con toda fiabilidad” a los mercados que insisten en presionar a las finanzas españolas.
El pasado sábado, el ministro de Economía, Luis de Guindos, anunció que el Estado español se endeudaría hasta por 100.000 millones de euros con el FMI el para “salvar” a la banca española de la quiebra.
La “línea de crédito”, como ha preferido llamarla el titular de Economía, no implica una inyección directa a la banca sino al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob), organismo que depende del Estado y que regirá la distribución de capital a los bancos.
Si un banco “salvado” no puede devolver el dinero recibido será el Estado el responsable de pagar la deuda. Hasta ahora, el mecanismo por excelencia utilizado en España para recoger dinero es el recorte a los presupuestos de educación y salud.
El último tijeretazo a estos sectores fue avalado por el Congreso, el pasado 17 de mayo, y significó una reducción por 10.000 millones de euros.
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