Al grito de "¡Freedom por Pussy Riot!
En medio de un mar de turistas y bajo el sol abrasador del mediodía, unas cincuenta personas se habían reunido para esperar la sentencia de Nadejda Tolokonnikova de 22 años, Yekaterina Samutsevich de 30 años y Maria Alejina de 24 años.
Poco después fueron declaradas "culpables de vandalismo" por haber cantado en febrero, equipadas con guitarras y el rostro cubierto, una "oración punk" en la catedral del Cristo Salvador de Moscú en la que pedían a la Virgen que "librara" a los rusos del presidente Vladimir Putin. (Lea aquí: La justicia rusa declara a las Pussy Riot culpables de vandalismo)
"Esto es muy grave en el contexto no solo de lo que pasa en Rusia, sino en Europa, donde el liberalismo está avanzando en detrimento de la democracia
"No soy ni fan ni seguidora de las Pussy Riot, pero estoy aquí para expresar mi condena a la represión", decía Katia, una estudiante de 18 años originaria de San Petersburgo y de vacaciones en Barcelona que llevaba un cartel con la foto del grupo.
Megáfono en mano y frente a una multitud de periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión, los manifestantes explicaron en varios idiomas el motivo de su protesta.
"En diferentes sitios del mundo se aprovecha para activar la represión", denuncia Sil, de 29 años, que se declara "punk" y "en paro".
Con un bastón y un elegante sombrero de paja, Anita Solá, de 79 años, se acerca al grupo y aplaude fervorosa. "No soy ni punky, ni feminista, pero he luchado toda la vida por los derechos de la mujer", afirma.
"Los poderes económicos, políticos y sobre todo la iglesia, quieren imponer su ley. Por eso protesto por la detención de estas chicas", agrega.
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