Por Juan Morales Agüero
En la historia de la alta política, no han sido escasos los estadistas que brillaron con luz propia en el uso de los medios de comunicación como alternativa para divulgar ideas y proyectos socioeconómicos. Pero el extinto presidente venezolano Hugo Chávez elevó al rango de arte esa manera -a menudo congénita- de tocar pasiones mediante la palabra.
»Chávez es un fenómeno comunicacional. Quizás lo más importante es que lo hace de manera espontánea, no hay una actitud forzada por parte de él», dijo acerca del asunto José Vicente Rangel, un ilustre coterráneo suyo que desempeñó importantes responsabilidades en su gobierno.
ALÓ, PRESIDENTE
A inicios de 1999, al dignatario sudamericano se le ocurrió la feliz iniciativa de fundar un programa donde a él, como máxima figura, se le propiciara interactuar con el pueblo e informarle sobre los planes y estrategias del Gobierno.
Así, a las 8:00 AM del 23 de mayo de 1999, a pocos meses de haber asumido su alto cargo, el flamante presidente –de traje, gafas y corbata– tomó asiento ante los micrófonos de Radio Nacional de Venezuela (RNV), hizo la señal de la cruz y dio inicio a la emisión príncipe de Aló, Presidente.
Con voz clara y segura, y acompañado por los periodistas Juan Barreto y Freddy Balzán, Chávez notificó que el programa nacía «para llevar la voz, para llevar la verdad, para llevar nuestras angustias, nuestras impresiones…».
Escuchar al mandatario de un país moderando un programa radial devino novedad en Latinoamérica. Ante los atónitos trabajadores de RNV, Chávez contestaba llamadas telefónicas originadas en los más intrincados parajes de Venezuela. Además, contaba anécdotas, cantaba rancheras, recitaba poemas a y hasta se permitía algún que otro chiste.
La singular emisión se convirtió rápidamente en un canal comunicativo directo, fluido y constante con el pueblo. El ciudadano común pudo, a partir de entonces, contactar con la autoridad suprema de la nación, quien respondía y atendía sus inquietudes como cualquier hijo de vecino.
Aquel programa inaugural duró una hora, y Chávez recibió cientos de timbrazos. Varias personas conversaron con él de tú a tú. La primera fue la caraqueña Haydeé González. Ese día, según el muro de Facebook del programa, «por primera vez los venezolanos y venezolanas oyeron a un Presidente conduciendo una emisión radial para dar a conocer las verdades, las angustias y los sueños de un país».
La concepción radiofónica de Aló, Presidente tuvo un cambio cualitativo el 27 de agosto del año 2000. Su éxito y los índices de audiencia hicieron que el espacio mañanero del domingo evolucionara hacia el formato audiovisual, gracias a la señal generada por Venezolana de Televisión (VTV). La convocatoria a todos los sectores a construir una Patria Nueva adquirió desde entonces una nueva dinámica.
En el 2012, cuando el Alo… cumplió 13 años de vida, «el primer comunicador del país», como califica a Chávez la Página Oficial del Ministerio de Comunicación e Información de Venezuela, había interactuado con 8 020 ciudadanos, respondido en directo 996 llamadas y recibido más de 25 000 cartas, muchas de las cuales se comentaron al aire.
Hasta esa fecha, el programa realizó 378 ediciones desde 259 localidades morochas, y siete desde otros países, con un total de 1 656 horas y 44 minutos de transmisión, «el equivalente a 69 días ininterrumpidos de conexión directa entre el Presidente y el pueblo», según el Gobierno, que lo considera «un referente en materia de comunicación».
El programa más extenso de todos resultó el número 295, del 23 de septiembre de 2007. Se puso en antena desde el Complejo Petroquímico El Tablazo, en el estado de Zulia, y se dilató por 8 horas y 7 minutos. En aquella oportunidad, el tema central fue la Revolución Petroquímica.
Algunos momentos de Aló, Presidente merecen una platea en la antología de la comunicación. Como la vez en que Chávez dialogó brevemente con un pequeño niño que, escapado de los brazos paternos, se le aproximó en pleno programa:
-¡Déjalo, que él viene para acá! – le dijo Chávez al padre.
Y luego al niño:
-¿Qué tú haces aquí? ¿Qué me traes? –le preguntó.
-Galleta… –balbuceó el niño.
-¿Galleta? Bueno, dame galleta, pues…
Entre las risas del público presente, el chico se introdujo una manita en la boca y le ofreció al Presidente la galleta que estaba masticando. Chávez la aceptó y comentó:
-Lo que es un niño, ¿ven? La generosidad… Luego viene la sociedad capitalista y nos enferma de egoísmo. Pero él comparte lo que tiene en la boca. Benditos sean los niños.
Diversos portales en Internet coinciden en que la intervención más recordada de Hugo Chávez fue la réplica que dedicó al tristemente célebre presidente norteamericano George W. Bush. Le dijo aquella vez en directo:
-Te metiste conmigo, pajarito… Tú no sabes mucho de historia, tú no sabes mucho de nada… [...] ¡Eres un ignorante, Mister Danger! ¡Eres un burro! [...] ¡You are a donkey, Mister Bush! [...] Te voy a decir algo, Mister Danger, tú eres un cobarde, [...] ¡Cobarde! ¡Asesino! ¡Genocida!¡Eres un alcohólico, Mister Danger!… Es decir, ¡eres un borracho! ¡Eres un inmoral, Mister Danger! ¡Eres lo peor, Mister Danger! [ríe] ¿Cómo se dice de lo peor en inglés? ¡The last! ¡You are the last, Mister Danger!
El 29 de octubre de 2000, en el programa número 49, el Comandante en Jefe Fidel Castro se convirtió en el primer invitado internacional que acompañaba al presidente Hugo Chávez en la conducción de su espacio radiotelevisivo.
La edición 231 se transmitió desde una nueva comunidad de 150 viviendas construidas con la colaboración de Venezuela en el municipio pinareño de Sandino. El líder cubano participó en varios más, incluyendo el número 269, del 27 de febrero de 2007, en el que ambos mandatarios sostuvieron al aire una extensa y animada conversación telefónica.
CHÁVEZ TWITTERO
Las novísimas redes sociales no les fueron ajenas a Chávez, paradigma de comunicador contumaz. Twitter devino escenario predilecto para que su idiosincrasia y sus ideas se propagaran con la espectacularidad de la inmediatez desde cualquier lugar y a cualquier hora. Creó su cuenta el 27 de abril de 2010, y su primer tuit decía: «Epa que tal? Aparecí como lo dije: a la medianoche. pa. Brasil me voy. Y muy contento a trabajar por Venezuela. Venceremos!!»
Su debut en la red social fue todo un suceso histórico. Tanto que fue incluido entre los hitos del año, junto al multimillonario Bill Gates y al golfista Tiger Wood. Chávez fue el primer presidente latinoamericano en ejercicio en abrir una cuenta en Twitter, a la que calificó como una «ofensiva comunicacional». Y en el segundo personaje político más influyente en esa red, solo por detrás de la maquinaria manejada por el equipo de Barack Obama.
Desde entonces, y según fuentes de su gobierno, tuiteó alrededor de 1,7 veces por día. A juzgar por un análisis de realizado en su perfil, uno de los sellos de sus textos de 140 caracteres es el empleo de los signos de exclamación. Sus últimos 100 tuits llevaban al menos uno. ¿Acaso no es eso un reflejo de su carácter eufórico y vehemente?
Escribía sus tuits con su singularísimo nombre de usuario: @chavezcandanga.
Por cierto, los lingüistas aseguran que los venezolanos suelen utilizar el vocablo «candanga» para definir a la persona rebelde e inconforme. Cualquier analogía con su propietario no es pura coincidencia.
Chávez se refirió una vez a las potencialidades de Twitter. Contó ante las cámaras de la TV que un equipo a sus órdenes trabajaba en la cuenta para atender a sus seguidores. Meses después, dijo que se trataba de una gran herramienta para la lucha social y aseguró que había ayudado a más de un cuarto de millón de tuiteros que le hicieron solicitudes a través de este medio. Así fue como él convirtió la red en una trinchera más, una tribuna, una vitrina pública.
Otro detalle: Chávez revolucionó entre los políticos el arte de llevar el estilo personal al lenguaje de Twitter. Fue seguidor de la presidenta argentina Cistina Fernández; del presidente de Ecuador, Rafael Correa; de la presidenta del Brasil, Dilma Rousseff; y de la página de Reflexiones del Comandante Fidel Castro. En su cuenta se describió así: «Presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Soldado bolivariano, socialista y antimperialista».
El día de su fallecimiento, su perfil de Twitter sumaba más de cuatro millones de seguidores, seguía a 23 personas y mostraba 1 824 tuits. Uno de los últimos lo escribió al aterrizar en Caracas, procedente de Cuba, en la madrugada del 18 de febrero. Decía, eufórico: «Hemos llegado de nuevo a la Patria venezolana. ¡Gracias Dios mío! ¡Gracias pueblo amado! Aquí continuaremos el tratamiento».
Un segundo mensaje de ese propio día rezaba: «¡Gracias a Fidel, a Raúl y a toda Cuba! ¡Gracias a Venezuela por tanto amor!» El último de todos, frizando las cinco de la mañana, era como un sentido canto a la esperanza: «Sigo aferrado a Cristo y confiado en mis médicos y enfermeras. ¡Hasta la victoria siempre! ¡Viviremos y venceremos!».
(Tomado de Cubaperiodistas.cu)
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