lunes, 24 de junio de 2013

Caracterización de la Sociedad Capitalista Mundial y sus Crisis






La sociedad humana en la búsqueda de asegurarse lo necesario para su existencia y desarrollo se ha visto compelida a definir relaciones económicas y sociales entre sus integrantes, y con la naturaleza. La distribución de la riqueza creada y la cuestión de las desigualdades han estado en gran medida relacionadas con el problema de la propiedad privada de los medios utilizados para producir dicha riqueza, la cual ha sido tanto un resultado, como causa necesarias para el desarrollo, la potenciación de la generación de excedente, y el surgimiento y la evolución de la división social del trabajo.

Las gentes, y la sociedad humana en sí misma, constituyen el principal componente de las fuerzas productivas de cualquier sociedad. Es decir que su capacidad inherente para buscar salidas, y transformar la naturaleza, han constituido el principal factor para generar riqueza.  No importa las formas de la organización social, y política, la sociedad humana siempre ha mantenido su capacidad de desarrollo y de búsqueda de bienestar. Los modos y relaciones sociales que han enmarcado esas capacidades humanas a lo largo de su historia han impuestos restricciones a su desarrollo, pero que a la postre esas capacidades siempre han provocado el rompimiento de esas envolturas y cascarones sociales viejas por otras formas nuevas, pero más acorde con sus estadios superiores de desarrollo. Gracias a ellos la sociedad humana pudo superar al comunismo primitivo, el esclavismo  y el feudalismo, y podrá de manera inexorable superar al capitalismo.

El surgimiento y la evolución del mercado ha estado en el corazón de toda esa dinámica histórica y solo bajo determinadas premisas emerge el capital como categoría socioeconómica en pos primero para facilitar la expansión mercantil y comercial, y luego para potenciar y organizar los procesos productivos de generación y distribuir de riqueza.

El capitalismo se ha caracterizado principalmente por la producción y enajenación generalizada de mercancías, donde los procesos de valorización del capital se originaban principalmente en el marco de los procesos productivos de bienes y servicios. Ello implico la mercantilización de las capacidades humanas de generar valor y más valor, y su sometimiento a quienes ostentaran la propiedad y monopolio de los medios de producción. Inicia así el reinado del sistema económico basado en la generación de ganancia como principal leitmotiv para organizar los procesos económicos y a toda la sociedad, y donde la necesidad de más ganancias se convierte en una especie de drogas que tiende a atentar contra los propios fundamentos de la humanidad.

Ley Universal de Desarrollo Social
El marxismo ha tenido la virtud de poder enunciar de forma clara la ley universal del desarrollo social. Las crisis y derrumbe de los sistemas económicos y sociales que ha vivido la humanidad han sido el producto principalmente de ese carácter progresivo y ascendente de la sociedad humana en la búsqueda de soluciones y alternativas superadoras, o sea el carácter ascendente de las fuerzas productivas, y por otro lado por las barreras impuestas por esos regímenes económicos y sociales a dicha progresividad, y a la preservación y desarrollo de la propia especie humana.
En algunos estadios como la esclavitud, llegando atentar contra la propia especie humana, y en todos con excepción del capitalismo manifestándose como crisis de sub producción en gran medida por la incapacidades de sus regímenes sociales y de sus barreras tecnológica.

Ley Acumulación Capitalista y las Crisis de Realización y de Consumo

En el capitalismo o régimen normado por la búsqueda desenfrenada por las ganancias y la apropiación del trabajo ajeno; la innovación tecnológica se constituye en el principal multiplicador de la productividad del trabajo.  Debido a esto, el capitalista tenderá a invertir más capitales en tecnologías, y bienes tecnológicos, que aquellas realizadas en contratar fuerza de trabajo, pago de salarios, o capital variable. Estos bienes serán generados por la rama de bienes de producción o bienes de capital. En cambio los trabajadores dedicarán todo su salario a comprar bienes y servicios para el consumo.  La reproducción del sistema requerirá que ambas ramas armonicen, se mantengan y/o expandan en condiciones que satisfagan la lógica de la maximización de las ganancias, que además de traer implícita el problema de la desigualdad en el reparto de la riqueza creada y de su impacto sobre el consumo de estas clases, generarán otras situaciones que impactarán el consumo, y las posibilidades de armonización de ambas ramas de bienes de producción y de consumo. De ello se deprende que la ley de la acumulación capitalista y su norma de generación y maximización de la plusvalía y de las ganancias operarán como un mecanismo que tendera a obstruir dicha compactibilidad porque las mejorías de la productividad del trabajo vivo (que implicaran inversión creciente en bienes de capital) provocarán por un lado mayor capacidad de producción y de oferta, y por otro generarán desempleo al liberar fuerza de trabajo que también afectarán el consumo agregado.

Nueva Caracterización de la Crisis de Sobreproducción en el Nuevo Capitalismo

Las crisis de sobreoferta relativa y/o Sobreproducción, y los problemas de la realización, o monetización de la plusvalía generarían una caída como tendencia en la proporción de ganancia generada respecto a las inversiones realizadas. Este fenómeno se manifestará a nivel general, pero de manera diferenciada entre ramas, industrias y naciones, lo que tenderá a provocar migración de capitales de manera intersectorial e interindustrial, y originará el surgimiento de capitales ociosos, y por ende la necesidad de la especulación financiera en pos de contrapesar dichas caídas de aquellos capitales que no pudieran insertarse en el proceso directo de valorización productivas.

Todas las crisis de sobreproducción siempre tuvieron precedida por periodos de crecimiento económico impulsados por aumentos vertiginosos en la productividad del trabajo y de grande innovaciones tecnológicas - la máquina a vapor y la expansión de la industria textil, el acero y el desarrollo de los ferrocarriles, la electricidad, la química y los motores, la electrónica, la petroquímica y los automóviles. La crisis de sobreproducción actual, iniciada desde finales del 1968, se diferencia radicalmente de las anteriores, 1820, 1870, 1914, porque las medidas desarrolladas para la recuperación económica han inducidos a resultados totalmente opuestos; incluidas la tendencia hacia la desindustrialización, el desplazamiento de la industria como centro principal de la acumulación capitalista, una reorganización de la estructura industria a nivel global dominada por los oligopolios, que ha implicado la relocalización mundial de la fuerza laboral, el surgimiento del cuenta-propismo como un factor estructural del nuevo capitalismo, la introducción de sistemas empresariales y comerciales tendentes a auto regular inventarios, la sobreexplotación del trabajo mediante los mecanismos del mercados, y la continua modificación de precios relativos para exacerbar la explotación, la emersión mundial del mercado hipotecario como mecanismo catalizador del nuevo esquema de sobreexplotación económica, ya no solo del proletariado industrial sino extensivo a todas las clases y capas de la sociedad, la nueva mundialización de las nuevas estructuras integrales de los negocios, la tercerización creciente de la economía capitalista a nivel planetario, la hegemonía de sus vertientes parasitarias, y especuladoras, la robotización y simplificación de los procesos productivos, las presiones hacia las caída general de los salarios, y en general la imposición de un nuevo modelo de sobreexplotación y estrangulamiento de la sociedad contemporánea. Todo ello facilitado por las grandes innovaciones introducidas de forma hegemónica fuera del sector industrial.

Reestructuración Global y Gravitación del Sistema Monetario y financiero Internacional.

Otro factor que imprime singularidad, y provoca enorme profundidad y extensión de la crisis sistémica actual es lo que ha ocurrido en los últimos 40 años con la evolución y desarrollo del Sistema Monetario y el Sistema Financiero Internacional; le que le pone toda la impronta que ha caracterizado la pretendida recuperación neoliberal desde los años 70, y explica la gran ofensiva neoliberal que impactando todas las vertientes de las naciones y las nuevas relaciones mundiales; pero que ha sido incapaz de revertir la mencionada crisis de sobreproducción.
Desde los Acuerdos de Breston Wood y el surgimiento del Sistema Monetario Internacional apoyado en Oro/Dólar, el sistema financiero internacional siempre estuvo  sesgado con un exceso de liquidez en favor de la Economía Norteamericana, pues a pesar de la exigencia de la convertibilidad en oro, permitía a Estados Unidos tener capacidad de compra sobre el resto del mundo, a costa de ningún esfuerzo. Además de la obligatoriedad de mantener las reservas en oros y dólares, ese sistema facilitaba la filtración de cualquier exceso de oferta monetaria y liquidez en dólares hacia el resto del mundo. Ello constituyó uno de los pivotes fundamentales que le permitió a Estados Unidos erigirse y mantener su hegemonía como centro del capitalismo mundial.
Esas ventajas iniciales fueron profundizadas cuando Estados Unidos elimina la convertibilidad del dólar en 1970, y le asegura mayor transferencias tanto a través de los requerimientos de reservas en dólares en el resto del mundo, como por la capacidad de compra que implicaba el manejo a su antojo de una divisa impuesta al resto del mundo. Ello fue reforzado con otras reformas del sistema financiero que otorgan un poder enorme a este país para borrar los límites entre el dólar y otras formas de representación de riquezas, como los depósitos a la vista o cuenta corrientes, el crédito, y todo tipo de derivativo financiero. Así se introducen cambios en las funciones de los bancos comerciales y el surgimiento de los bancos de inversión para facilitar las transacciones de los mercados secundarios, y toda la nueva instrumentalización creada para viabilizar la securitización de activos, y las obligaciones de deudas coletarizadas, que permitió atraer enorme recursos del resto del mundo a Wall Street.

Todo esto generó un verdadero problema a la teoría cuantitativa del dinero y multiplicó con creces el problema del apalancamiento, o exceso de la cantidad de dinero en circulación. Solamente la relación de dinero y los depósitos a la vista, M1+M2, respecto al PIB global pasó de 12:1 en el 2004 a 40:1 en el 2007, y donde los activos derivativos representaban en el 2007 unos $390 trillones, o sea 7 veces el PIB global, y que para el 2011 el cuasi dinero ascendían a unos 1000 trillones, cuando el PIB mundial rondaba los 65 trillones de dólares, sentando las bases para una crisis financiera global.

Todo ello permitió a las oligarquías mundiales recomponer sus tasas de ganancias, reforzando no solo la hegemonía norteamericana, sino imponiendo una verdadera Norteamericanización de la economía mundial. Para 2009 el 65% de las reservas mundiales continúen manteniéndose en dólares, y el donde el 70% del comercio Mundial se hacía en dólares. EU absorbía el 50% de los ahorros internacionales en el 2007, ascendente a 5 trillones de dólares.

Pero todo mecanismo y factor de expansión se agota y se convierte a la postre en factor de crisis y estancamiento, esa es la historia del capitalismo y su comportamiento cíclico. Esos son precisamente los factores que explican la naturaleza y complejidad de la crisis sistémica actual. Esas políticas y mecanismos que han entrado en crisis, en el marco de la crisis de sobreproducción, constituyeron los mismo resortes fundamentes de la reorganización capitalista, y parte de los factores de oxigenación del modelo de acumulación imperialista bajo la égida norteamericana.

Aquí urge realizar una aclaración necesaria para facilitar el entendimiento de los problemas económicos. Debemos distinguir entre los auges y las caídas de los ciclos económicos (crecimiento/crisis) de producción capitalista, y los ciclos especulativos (burbujas/estallidos) de los mercados financieros, sin desconectar la correlación y dependencia de las últimas frente a las primeras. Como es consabido en la conceptualización Marxista, la especulación financiera es un resultado inherente a la sociedad capitalista que tiene que ver directamente con el problema de la riqueza y su representación; sea ésta el dinero, y cualquiera de sus derivaciones en la sociedad moderna; cuenta corriente, tarjeta de crédito, acciones, bonos, derivados financieros (sean de futuro, opciones, forwards, swaps, o cualquier otra denominación), así como con el problema del fetiche de estas representaciones al mostrarse a sí misma como tal; y en donde su redistribución impactaría la redistribución de la riqueza real

En definitiva las modificaciones de precios relativos fuerzan a los trabajadores y a la sociedad a ceder no solo el resultado de su trabajo presente, sino también el futuro. Pero los incrementos de precios de bienes reales y de los activos financieros, y la separación de la riqueza real y la nominal son solo sostenibles para siempre, y tienen que ocurrir reajustes continuos entre ambos que se traducen en crisis financieras. Todas las crisis financieras se explican por dicho mecanismo, y son una resultante inherente de la evolución y crisis de sobreproducción de la sociedad capitalista, y en donde a lo largo de una misma crisis de sobreproducción se podrán suceder varios auges o burbujas especulativas, que tenderán a explotar. A lo largo de la actual crisis de sobreproducción se han sucedido las crisis bursátiles del 1987 y 1992-95; la burbuja especulativa de la informática y las tecnologías del 2001-02; las burbujas especulativas de las viviendas e hipotecas norteamericanas y su eclosión en el 2007-09.

Dificultad o Imposibilidad para la Recuperación de la Crisis de Sobreproducción

Es evidente que a pesar de la gran oxigenación que representó el neoliberalismo y la nueva reestructuración de la economía industrial a escala planetaria, ni las viejas y nuevas iniciativas militares, ni el sometimiento e integración Rusia y Europa del este a la lógica expansionista del mercado mundial capitalista bajo la égida Norteamericana, ni el consumismo y la expansión irracional de los mercados de créditos privado en Estados Unidos y la Unión Europea, ni el abultamiento excesivo de los mercados monetarios, ni el mantenimiento de bajos salarios a escala global, sean inducido por el nuevo patrón industrial, el progreso técnico, o por la integración y subordinación de China, Asia y AL y de sus bajos salarios a la lógica de los oligopolios norteamericanos, ni el relanzamiento de viejas o nuevas aventuras militares, ni el mantenimiento de gran parte de las  conquistas del estado de bienestar de la postguerra, ni las transferencias billonarias (o trillonarias) de recursos financieros para salvaguardar a las oligarquías Norteamericanas, y europeas, etc, han podido revertir la crisis actual de sobreproducción capitalista a escala global, y mucho menos podrán lograrlo con el empuje de políticas que tienden a reducir las capacidades de consumo de los trabajadores y la población en general, debido fundamentalmente porque es sistema capitalista implica una distribución tan desigual de las riquezas creada, que siempre imposibilitará la realización plena de las ganancias, y donde proseguir con tales estructuras, implica seguir exprimiendo a niveles insostenible a

los trabajadores y a la naturaleza. De aquí que el gran dilema a que se enfrenta la humanidad hoy día es el de modificar o superar en forma revolucionaria tales estructuras, o profundizar la posibilidad de exterminio de la humanidad.

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