La falta de ética del presidente colombiano Juan Manuel Santos al recibir en la Casa de Nariño al líder de la extrema derecha venezolana Henrique Capriles Randosky –quien desconoce al gobierno legítimo de Nicolás Maduro- ha creado esta semana un clima de tensión diplomática entre las dos naciones, aunque en un acto de retracción pública, el político bogotano dijo este viernes que “se trata de un mal entendido”. Politólogos consideran, empero, que en realidad Santos cumple una hoja de ruta contra la Revolución Bolivariana.
Será difícil para el Mandatario, exministro de Defensa del derechista Álvaro Uribe, enemigo declarado de los gobiernos progresistas y de izquierda en la región, acusado de corrupción y vínculos con el narcotráfico, explicar ante la opinión pública de los dos países el espaldarazo dado al excandidato opositor a la Primera Magistratura de Venezuela, quien es señalado como el máximo responsable de las acciones terroristas ocurridas allí el pasado 15 de abril , cuando tras perder las elecciones, en un gesto de prepotencia fascista, lanzó a sus seguidores a las calles matando a 11 civiles, hiriendo a otros y destruyendo instalaciones.
Para analistas políticos- la mayoría colombianos, según reportó Telesur- la recepción brindada a Capriles Randosky, considerada por los opositores venezolanos como un triunfo internacional, muestra la doble moral política e ideológica del gobernante, pues mientras se pronuncia por la paz nacional –que tanto ayudó a construir el finado líder bolivariano Hugo Chávez- incendia el país y la región con una postura que responde a los intereses de Estados Unidos y la oligarquía regional.
Son muchas las voces que se alzan contra la actitud de Santos. El secretario general del Partido Comunista Colombiano, Jaime Caycedo, afirmó que el encuentro en Nariño “se enmarca en la ofensiva de la ultraderecha continental para revertir los procesos democráticos latinoamericanos”.
En declaraciones a Prensa Latina, Caycedo refirió que a su juicio la entrevista “se inscribe en la ofensiva de la ultraderecha para cambiar la correlación de fuerzas y en la pretensión de destruir los logros bolivarianos en Venezuela, bastión estratégico del Alba, Unasur, Mercosur y Celac” (organizaciones unitarias de América Latina y El Caribe, en su mayoría fundadas por Chávez).
El repudio llega también desde otros gobiernos. El canciller ecuatoriano Ricardo Patiño aseguró que su país “jamás recibirá a Capriles Randosky”.”Nosotros aquí jamás recibiríamos, jamás recibiremos a un señor que no mantuvo ese comportamiento como un verdadero demócrata, y cuyos comentarios y actitudes mancharon de sangre al pueblo venezolano. Nosotros no le daríamos jamás la bienvenida en nuestro país”, dijo Patiño a la radio de la Asamblea Nacional ecuatoriana.
SANTOS PRETENDE RECTIFICAR, PERO NO LE CREEN
En una reunión en el Valle del Cauca este viernes, Santos se defendió de las acusaciones del presidente Maduro de estar presuntamente comprometido en los planes de desestabilización interna dirigidos por el expostulado y actual gobernador del estado Miranda, ya que al recibirlo se hizo cómplice de un político que desconoce la voluntad de la población e intenta desmoralizar a Venezuela ante la opinión pública internacional.
Hay que recordar que son varios los viajes que Capriles Randosky ha hecho a Colombia en los últimos años. Esta es la segunda ocasión en que se reúne con Santos. En septiembre pasado ambos se entrevistaron en Bogotá, cuando el postulado de la Mesa de la Unidad Democrática (MU) estaba en campaña para las elecciones presidenciales de octubre, que ganó el entonces presidente Hugo Chávez.
También el opositor se ha encontrado en varias oportunidades con su mentor Uribe, quien, como es sabido, es un aliado incondicional de Estados Unidos en el continente, y quien desde su posición atacó a Chávez y a la Revolución Bolivariana. Es reconocido su papel como coordinador de las fuerzas oligárquicas en Suramérica.
La presencia esta semana de Capriles Radonsky en la Casa de Nariño parece premeditada, vista en el entorno de los últimos acontecimientos regionales.
Ocurre cuando acaba de celebrarse una cumbre de la Alianza del Pacifico, -cuya presidencia asumió Colombia- con los intereses de Washington detrás, en lo que especialistas consideran un paso importante del gobierno de Barak Obama para tratar de recuperar su “patio trasero” –como denominó el Secretario de Estado John Kerry a América Latina en fecha reciente- unido a la gira del vicepresidente Joe Biden por Colombia, Trinidad y Tobago y Brasil también esta semana.
Mediante la Alianza, -y de acuerdo con la estrategia estadounidense- se fomenta un bloque económico que con otro nombre devuelve la vida a la derrotada Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Con los nuevos acuerdos y tratados –según los planes- se debilitarían las actuales y democráticas alianzas surgidas en América Latina y El Caribe.
VENEZOLANOS PROTESTAN ANTE ACTITUD DE SANTOS
Ante la afrenta y el evidente doble juego del presunto amigo, el gobierno de Venezuela reaccionó de manera airada, tal como era de esperar, puesto que existía el convencimiento de que Santos mantendría los acuerdos adoptados en Santa Marta con Chávez en el 2010 sobre el respeto a las diferencias. En aquella ocasión, el entonces presidente lo calificó del “nuevo mejor amigo” de Venezuela.
La molestia de los dirigentes venezolanos es válida, pues para algunos especialistas el hecho de recibir a Capriles Randosky se interpreta como una deslegitimación de las actuales autoridades gubernamentales.
Es evidente de que ante el emplazamiento de Maduro, quien dijo tener pruebas de la conspiración contra su país desde Colombia, Santos tratará por todos los medios de echarle tierra al episodio por la vía diplomática, aunque quizás le cueste un esfuerzo extra convencer tanto a los venezolanos como a los colombianos de sus verdaderas intenciones políticas. La duda, como mínimo, ya quedó sembrada.
El presidente colombiano no puede ignorar que Capriles Radonsky personifica y representa la corriente de desestabilización que Estados Unidos mantiene desde hace varios años contra los gobiernos progresistas de la región. Él fue uno de los dirigentes contrarrevolucionarios del golpe de Estado contra Chávez en el 2002, y permitió el ataque contra la Embajada de Cuba, ubicada en el municipio de Barutas, de donde era entonces el alcalde.
Llama también la atención de que el encuentro ocurrió justamente cuando se concretó el primer acuerdo sobre el tema agrario en la Mesa de Diálogo de La Habana, lo cual abre una esperanza en los resultados del proceso de paz entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias-Ejército del Pueblo. De ahí que muchos se pregunten si realmente el líder de Colombia quiere la paz.
Cuba, Venezuela, Chile y Noruega son los garantes de las negociaciones en La Habana. La posibilidad de que Caracas abandone el grupo pondría en peligro el avance logrado durante los últimos meses de conversaciones.
Las relaciones entre Colombia y Venezuela sufrieron varios contratiempos durante los dos mandatos del pequeño Uribe. Los vínculos diplomáticos se rompieron cuando se detectó en la frontera bilateral la presencia de paramilitares colombianos que irían a asesinar al presidente Chávez. La normalidad diplomática se restableció con la asunción de Santos, quien asumió otra proyección distanciada de su función como Ministro de Uribe.
En su autodefensa, el presidente colombiano afirmó que “es descabellado pensar que el Gobierno colombiano esté enterado, o peor aún, que esté apoyando algún tipo de acción para desestabilizar el gobierno de Venezuela”. “Nosotros somos los más perjudicados con cualquier problema que tenga Venezuela. Lo que queremos es que le vaya bien a Venezuela. Somos los más interesados en la paz en Venezuela”, al que calificó de nación hermana.
Sin embargo, el presidente Maduro continúa sus denuncias. En las últimas horas afirmó que “no podemos aceptar que se conspire desde Bogotá” sin darle mucho crédito a su homólogo. “Lamento mucho que el presidente Santos haya violado y dejado a un lado el acuerdo de Santa Marta que estableció con el comandante Chávez”, dijo. El jefe del Estado venezolano pidió al Gobierno colombiano “que rectifique” y advirtió que, por el momento, se mantienen en evaluación todas las relaciones con Colombia.
(Tomado de Cubahora)
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