El nuevo rector de la Universidad española de Deusto, el jesuita José María Guibert, ha afirmado que en el extranjero ven a España en este momento como una “república bananera” y ha opinado que nuestro país tiene “un problema nacional de falta de ética y calidad democrática”.
José María Guibert (Azpeitia-Gipuzkoa, 1962), ingeniero industrial de formación y rector de Deusto desde el pasado 27 de mayo, ha comentado así el manifiesto difundido el pasado 11 de julio por las universidades de los jesuitas en España, que se titula “Por la regeneración democrática de la vida pública en España”.
Esta declaración ha sido remitido al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a sus ministros y a todos los grupos parlamentarios.
Según ha explicado en una entrevista, el manifiesto no responde a la situación puntual actual de escándalos de corrupción sino que constituye un “pequeño llamamiento” a un “problema nacional que está ahí: en los últimos decenios está a la vista la falta de ética y de calidad democrática de la vida pública española”.
“Hace años -ha agregado- nosotros describíamos algo poco democrático o poco legal con la expresión despectiva ‘es una república bananera’, y eso es lo que piensan en el extranjero de España ahora mismo”, ha añadido.
La causa de la necesidad de esa “regeneración democrática” hay que buscarla, según ha relatado, en la década de los años 80 del siglo pasado cuando “unos partidos y otros, las empresas y las administraciones entraron en una dinámica que es mala para la cultura, los valores y también para la economía”.
Ha destacado que, en la actualidad, España “está a la cola” en indicadores de transparencia y calidad de gobernanza, según consta en numerosos informes europeos que estudian estos ámbitos.
“En corrupción hay dos niveles: ético, de no usar las cosas que no deben usarse, y económico, deja de ser eficiente…parte de la crisis económica de España ha podido ser debido a esto”, ha mantenido.
Becas
El rector también ha opinado sobre la reciente polémica surgida por la intención del Ministerio de Educación de subir la nota exigida para conceder una beca de ayuda al pago de matrícula.
Ha asegurado que “es bueno” que se exija un esfuerzo a los estudiantes para concederles una beca, pero ha precisado que si solo se valora la nota y no se compensa a quien tiene menos posibilidades económicas “la cohesión social queda dañada“.
“Por un lado está bien que se cultive la cultura del esfuerzo y se juegue con el mérito, pero hay que tener en cuenta que quien está más castigado social y económicamente, es más difícil que disponga de un tiempo tranquilo para estudiar”, ha añadido.
El hecho de que se fije una nota de mérito debe ir siempre acompañado de medidas compensatorias para no discriminar a quien socialmente tiene más dificultades para estudiar, ha insistido.
Ha afirmado que la polémica sobre las becas es un asunto “complejo” porque se trata de un debate sobre el uso del dinero público y sobre el hecho de si estudiar es “un regalo o un derecho, y si ese dinero retorna a la sociedad”.
En relación al uso del dinero público, Guibert se ha referido también a la financiación de la universidad y tras argumentar que el gasto en educación es una inversión de futuro, ha resaltado que Deusto defiende que dicha financiación se vincule a la calidad académica, docente e investigadora, en vez de a la titularidad pública o privada del centro.
“Las universidades que aporten retorno social deben ser apoyadas económicamente sean públicas, de iniciativa social o privadas”, ha dicho.
La Universidad de Deusto, fundada en 1886 por la Compañía de Jesús, tiene en la actualidad cerca de 10.000 alumnos y 2.345 profesores.
Su oferta de estudios consta de diecinueve grados y cuatro dobles grados adaptados al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), lo que se denominó el proceso Bolonia; tres títulos propios; cuarenta másteres universitarios, y siete programas de doctorado, entre otros.
Según ha explicado Guibert, el objetivo del EEES fue adaptar los estudios a las necesidades de las empresas y de la sociedad, y que la universidad “bajara un poco de la torre de marfil en la que estaba”, pero ha añadido que “no es fácil conseguirlo”.
“Al final, depende de lo que quieran los estudiantes; aunque el marcado laboral de las carreras prácticas sea más amplio, es el alumno quien elige la carrera que quiere estudiar”, ha dicho.
El Mundo.es – Efe
Vamos, que ni siquiera lo de republica ( sin ofender ). Claro, no son los únicos, acá debajo de USA no andamos tan lejos.
ResponderEliminarSin querer declararlas erróneas por eso, no dejan de ser opiniones burguesas, que además ya he oído otras veces. Los Jesuitas, que también conozco de primera mano, sirven a la burguesía y a la derecha y ellos mismos son en un grado no irrelevante parte de ese micelio de corrupción.
ResponderEliminarNo creo que la corrupción se limite al Estado español, sino que es muchísimo más amplia y yo diría que intrínseca al Capitalismo, ya que éste valora únicamente el dinero y al poder íntimamente relacionado con éste. Además prácticas de estado policial como las que están generalizadas en la OTAN (a la que el Estado español se unió en los 80 precisamente, lo mismo que a su sección económica regional, la UE) sólo favorecen la mafiosidad de los niveles altos de la burguesía (aunque de cara a la pequeña burguesía y las clases populares se mantiene una pretensión).
Cómo comentaba en otro foro, no es que el Estado español sea más corrupto que p.e. EE.UU. sino que lo que en Europa aún es ilegal, en EE.UU. es ya perfectamente legal; mientras en Europa aún la gente se escandaliza, en EE.UU. la implantación del régimen mafioso-totalitario-patriotero-imperial es tal que apenas genera un rumor de descontento. El escándalo Bárcenas en EE.UU. existe un millón de veces pero es perfectamente legal y casi no tiene repercusión mediática; mientras en Europa la gente sale por millares a las calles una y otra vez, en EE.UU. una mani de 500 es considerada casi un éxito.
Y no olvidemos que Francia, Alemania, Reino Unido, etc. están centradísimos en proteger a su muy oscurantista capital financiero (banca). Mientras que Bruselas incitó al Estado español a privatizar las cajas de ahorros, con los consabidos saqueos (Caja Navarra, Bankia, etc.), las cajas alemanas están hiper-protegidas, mientras que Londres es el centro de todos los paraísos fiscales del planeta (y paraíso fiscal = corrupción).
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La corrupción y el estado policial están muy unidos: al final nadie puede hacer nada un poco grande, sea legal o ilegal, sin contar con los aparatos del estado, y la vía rápida hacia éstos es la cartera. Otra cosa es que entre los propios sectores del estado policial, e incluso dentro de los partidos políticos (a quién no le sorprende que el nombre de Ms. Estado Policial y epicentro político del caso Bankia, Esperanza Aguirre, no aparezca en los papeles de Bárcenas?), tengan peleas internas que aireen a conveniencia alguno de estos chanchullos para debilitar al rival político. También puede pasar (es el caso de la Caja Navarra, CAN) que sean organismos populares los que lleven la denuncia al gran público (a pesar de las dificultades). Pero también puede pasar que el resultado del periodismo de investigación más honesto sea el cierre de medios (Ardi Beltza, Egin) y que, en consecuencia, aspectos importantes de la corrupción (todo lo que afecta al PNV y otros partidos vascos aliados con Madrid) sean mayormente ignorados... por "razones de estado".
ResponderEliminarLa corrupción en el Estado español es endémica y se remonta al menos a Carlos V o Felipe II, si no antes. Y es parte del legado que el imperio castellano dejó en America Latina. Y se ha visto ampliada en el contexto de la burbuja del crédito fácil del cambio de siglo. Pero la corrupción no se circunscribe a estos estados de evolución capitalista imperfecta, sino que habita en el mismísimo corazón de la bestia, en Nueva York y Bruselas, en Tokyo y Londres, en Chicago y Frankfurt... y todos los demás centros del Capital.
En el fondo este Sr. Guibert lo que está haciendo es repetir el discurso moralista. Pero, siguiendo a Deleuze y Guattari, el capital no tiene moral, ética ni nada, sólo dinero (como símbolo eficaz del poder burgués): todo lo demás lo incorpora de otras tradiciones culturales, a las que parasitiza y corrompe, incluyendo las religiones tradicionales, la ética pre-capitalista, las instituciones y derechos democráticos prefiguradas por el proletariado en lucha (a menudo bajo liderazgo burgués). Así ahora una corporación tiene más derechos que una persona física en EE.UU., por no hablar de la NSA, que ni siquiera puede ser llevada a juicio al parecer.
Sin romper la estructura de poder del Capital y la cultura del dinero y la avaricia no se puede restaurar (o crear ex-novo) ninguna ética ni moral. La corrupción es intrínseca al Capitalismo.