lunes, 22 de julio de 2013

Los casos de Evo y del barco coreano: un mismo guión

Parece que el Imperio ha contratado los servicios de un mismo guionista para hechos que no guardan relación uno con el otro, pero que buscan inflamar más la guerra mediática contra países dignos que luchan por consolidar su independencia.
Semanas atrás, cuando el avión presidencial de Bolivia salió de Moscú, España sopló que tenía “información fidedigna” de que en ese aparato había montado Eduard Snowden, ex analista de los servicios secretos que había puesto al descubierto el espionaje que practicaba Estados Unidos con todas las comunicaciones de internet y telefónicas.
Varios gobiernos de Europa –Francia, Italia, Portugal y España—, negaron permiso para ese avión sobrevolara su espacio aéreo, lo que puso en peligro la vida del presidente boliviano Evo Morales. El aparato debió cambiar su plan de vuelo y aterrizar en Viena. Y allí trataron de presentarlo ante la opinión pública mundial como un delincuente, lo secuestraron casi 40 horas y no faltaron los intentos de registrar el avión para verificar la “información fidedigna”.
Ese escandaloso hecho puso de manifiesto el servilismo con que actúan hoy antiguas potencias coloniales europeas que, en lugar de levantar su voz contra las prácticas de espionaje global de Estados Unidos, un verdadero atropello a la soberanía de los Estados y a los derechos de las personas, de modo vergonzoso las apoyan aunque ello los hunda mucho más en el pantano del descrédito en que han caído desde hace largo tiempo.
El guión de Washington, en este caso, fracasó ante la firme y digna actitud de Bolivia, apoyada por América Latina en sus nuevas organizaciones regionales, impulsadas por Chávez, como UNASUR, CELAC y ALBA, e incluso por una OEA que da señales de ya no puede ser manejada a su antojo por Estados Unidos.
No menos escandaloso es lo que ha ocurrido en las aguas de Panamá cuando las autoridades de ese país, usando el pretexto de informes de servicios de inteligencia, no identificados, sobre un cargamento de drogas, detuvieron el 11 de julio un buque de carga de la República Popular Democrática de Corea que había zarpado de Cuba con un cargamento de diez mil toneladas de azúcar y, además, 240 toneladas de armamento defensivo obsoleto para ser reparado en ese país asiático y devuelto a nuestro país.
Ninguna droga ha sido encontrada en el barco coreano, que iba a cruzar por el Canal de Panamá, transcurridos ya varios días. Algunos grandes medios han pasado a magnificar el asunto de la carga del armamento y, como siempre, el ingrediente de mentiras como que “el barco llevaba equipo sofisticado de misiles”, se lanzó al ruedo en un inicio, y después no se ha desmentido. Tanto Cuba como Pyongyang han sido transparentes en este asunto, desde que el barco fue detenido. La agencia AP recordaba antecedentes de interés: “Cuba no sería el único país que envía armas para su reparación en el exterior…y los coreanos se dedican a esto: reparar y modernizar armas”. Le faltó ponerle apellido a esas armas: defensivas.
El guión de este asunto parece escrito por los mismos que diseñaron lo de Evo.
Tarde o temprano, este incidente se convertirá en un fracaso más para sus autores.

0 comentarios:

Publicar un comentario