miércoles, 28 de agosto de 2013

El juego perdido del imperialismo en Egipto y Siria



Por: 

Nicolás Maquiavelo no habría podido siquiera imaginar el perverso juego del imperialismo en Egipto y Siria. Los estrategas del pentágono han logrado confundir a la opinión pública mundial sobre lo que realmente ocurre en aquella convulsionada región del planeta, aunque sus logros mediáticos no siempre repercuten en pro de sus intereses. Los hechos demuestran que sus victorias parecen agua que se escurre entre sus manos. El islamo-fascista pro-estadounidense Mohamed Mursi ha caído, mientras los mercenarios yihadistas en Siria siguen siendo derrotados en el terreno militar. De nada ha servido el chantaje y la manipulación de las informaciones que grandes medios como AlJazzera ejecutan a diario. De nada han valido las amenazas diplomáticas europeas contra el gobierno interino egipcio y el chantaje financiero de Estados Unidos contra sus fuerzas armadas. Ninguna amenaza ha podido intimidar al legítimo gobierno de Bashar Al Assad y sus fuerzas armadas que luchan a muerte contra la invasión mercenaria. 

Resulta complicado comprender el tablero político que hoy se suscita en Egipto ante la avalancha de noticias y opiniones que surgen no sólo de los laboratorios mediáticos al servicio de Estados Unidos, Europa e Israel, sino también de parte algunos seudo izquierdistas como Santiago Alba Rico que contribuyen a confundir a muchos. Cabe preguntarse ¿Qué pretenden al ocultar las relaciones entre Estados Unidos y la Hermandad Musulmana? ¿Por qué insisten tanto en tratar de desvincular a los Hermanos Musulmanes y los grupos yihadistas Frente Al-Nusra y Al-Qaeda? ¿Qué propósito mediático persiguen los estrategas imperiales y los seudo izquierdistas al desunir y descontextualizar los conflictos que afectan a toda la región? ¿Por qué ocultan el proyecto político de la Hermandad Musulmana que pretende nuevas divisiones sectarias y tribales de todos los territorios árabes, el desmontaje de los Estados-naciones para la conformación de nuevos califatos medievales al estilo de los países del Golfo? ¿Por qué todos ellos persisten en desvincular a los islamistas egipcios de los mercenarios enviados a Siria? ¿Qué intenciones persiguen todos al presentar a los Hermanos Musulmanes en Egipto como victimas desarmadas de una “cruel represión” de los militares egipcios y sirios? Las constantes coincidencias entre las opiniones de Santiago Alba Rico y los voceros occidentales deberían llamar la atención de los más atentos.

La ambigüedad de Barack Obama, las denuncias oportunistas del presidente turco Tayipp Erdogan (el mejor aliado de Estados Unidos e Israel) que pretende culpar a Israel de estar tras del derrocamiento de Mohamed Mursi, pero también el oportunismo de las petromonarquías al apoyar el gobierno de transición en Egipto, etc., también contribuyen mucho a la confusión. El tablero del ajedrez político que se aprecia en Egipto y Siria se le complica aun más a los Estados Unidos ha perdido completamente el control de su destino. 

Los cierto es que Estados Unidos e Israel han perdido a sus mejores aliados en la región (Ben Ali, Mubarak y Mursi) y sus planes divisionistas han sufrido un fuerte revés momentáneo. La radicalización de las fuerzas armadas egipcia ante la posición hipócrita y chantajista de los Estados Unidos podría asombrarnos a todos con un golpe de timón ante posibles alianzas con Rusia y China. La historia de mediados del siglo pasado en Egipto nos mostró un episodio muy similar bajo el liderazgo del gigante Gamal Abdel Nasser. Las presiones estadounidenses y europeas sobre el líder egipcio provocaron su acercamiento a la Unión Soviética y el cambio de timón en aquel país. El espíritu de Abdel Nasser está presente entre la nueva oficialidad egipcia. Muchos lo saben, y por eso temen. Las grandes contradicciones que se reflejan a flor de piel en Egipto y Siria deparan algo inesperado para los estrategas imperiales y sionistas.

Por todo lo anterior la intervención directa de las fuerzas de la OTAN vuelve a ser plantado en aquel tablero, partiendo por Siria bajo la excusa del supuesto uso de armas químicas contra la población civil.

Esta vez Estados Unidos y el sionismo internacional jugaron con su más perverso peón, el islamo-fascismo, y volvieron a fracasar.

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