domingo, 11 de agosto de 2013

La dictadura argentina aportó napalm a Bolivia para combatir al Che

La dictadura de Juan Carlos Onganía proveyó bombas de napalm y otros armamentos al gobierno militar de Bolivia para combatir a la guerrilla comandada por Ernesto Che Guevara.
Esta información se ha podido conocer a partir de archivos desclasificados del gobierno militar de Brasil (1964-1985), que también revelan que se montó una red de espionaje a partir de una hipótesis de conflicto con Uruguay, Argentina y Paraguay.
La información está contenida en documentos del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Brasil liberados en los últimos días y publicados por el diario O Estado de Sao Paulo, según reproducen las agencias ANSA y DPA.
Pese a que Brasil no creía en la información boliviana de la presencia del Che Guevara en la selva boliviana para armar una guerrilla, informó a los altos mandos militares que Argentina y Estados Unidos ayudaban a ese país andino a destruir al grupo.
El dictador boliviano René Barrientos, apoyado por la CIA para perseguir al Che Guevara -finalmente capturado y ejecutado en La Higuera el 9 de octubre de 1967 tras una fracasada expedición de cuño foquista-, recibió apoyo de Argentina, según el informe publicado por O Estado de Sao Paulo.
Un facsímil del informe de inteligencia brasileño indica que Argentina proveyó a Bolivia la siguiente lista: “250 fusiles FAL, 200 pistolas calibre 45, 30.000 cartuchos calibre 45, 100 bombas napalm de 100 kilogramos, 50 bombas de 50 kilogramos y 5.000 cartuchos 50″.
El napalm, un combustible en gel incendiario de alta onda expansiva, fue usado por Estados Unidos contra Japón en la Segunda Guerra Mundial y en la invasión a Vietnam.
La fecha de ese informe es el 31 de agosto de 1967, menos de dos meses antes del asesinato de Guevara, que ocho años antes había comandado una de las alas de la Revolución Cubana, que tomó el poder el 1 de enero de 1959.
Brasil temía, de acuerdo a los documentos, que una victoria guerrillera en Bolivia afectara sus intereses con el país con el que mantiene 3.400 kilómetros de frontera.
En 1967, el temor de Brasil, de acuerdo a O Estado de Sao Paulo, era la “peligrosidad de la guerrilla boliviana por tener extranjeros, sobre todo cubanos, aliados de la Unión Soviética”.
La documentación desclasificada también da cuenta que la dictadura brasileña montó un plan para realizar espionaje en todos los países de América Latina a fines de los años setenta, cuando tejió la hipótesis de una guerra contra un bloque integrado por Argentina, Uruguay y Paraguay, los países con los que en los 80 armó el Mercosur.
Lo revelan documentos desclasificados del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas publicados por el diario O Estado de Sao Paulo, citado por ANSA, que indican que el objetivo era monitorear la potencia bélica de cada país de la región y el movimiento de guerrilleros.
Un documento de agosto de 1978 informa sobre la creación del “Plan de Informaciones Estratégicas Militares” bajo el gobierno del dictador Ernesto Geisel en la cual los militares y diplomáticos debían participar del espionaje a través de las embajadas y consulados en América Latina.
En abril de 1978, dos meses antes de la realización del Mundial de fútbol en Argentina, el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas preparó un escenario bélico llamado Operación Delta, en la cual imaginaba que Brasil se enfrentaría en una guerra a una alianza entre las dictaduras argentinas, paraguaya y uruguaya.
Los militares pedían más presupuesto para esta hipótesis de conflicto que meses después fue rechazada por el propio dictador Geisel, según los documentos.
Los archivos desclasificados indican que en la zona fronteriza con Argentina las fuerzas brasileñas estaban mal preparadas y que el vecino tenía superioridad evidente en su Fuerza Aérea.
La jefatura militar de la dictadura también sugirió dejar de comprar misiles Excocet a Francia porque “están ofreciéndolos a todos los países sin pasar la tecnología”.
Telam

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