domingo, 20 de octubre de 2013

Cae la primera mujer torturadora de la policía política pinochetista


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TERESA FRIAS / UPT – Si bien en su gran mayoría fueron los hombres quienes actuaron en los episodios más violentos, brutales y terroríficos de la dictadura, también hay mujeres que participaron del régimen militar como torturadoras o “ayudantes” de la tortura. Un número muy importante estuvo en labores administrativas que permitieron el funcionamiento de los aparatos represivos, pero también las hubo en funciones operativas directas, en secuestros, torturas, ejecuciones y desaparición de prisioneros y prisioneras
A partir de hoy Punta Peuco tiene 70 reclusos, esto a raíz de los 15 ex CNI que asesinaron a dos jóvenes a mansalva en 1983. Sin embargo, aún hay 34 militares en espera de ingresar al recinto por asesinar a cinco jóvenes en 1987.
Aunque, a raíz de estos nuevos ingresos, surgen nuevas dudas frente a los presos militares y cómplices de la dictadura y violación a los derechos humanos: las mujeres procesadas.
Si bien en su mayoría fueron los hombres quienes actuaron en los episodios más violentos y terroríficos de la dictadura, también hay mujeres que participaron del régimen militar. Un número muy importante estuvo en labores administrativas que permitieron el funcionamiento de los aparatos represivos, pero también las hubo en funciones operativas directas, en secuestros, torturas, ejecuciones y desaparición de prisioneros.
Es por ello, que las agrupaciones de derechos humanos plantean sus ideas para que ellas también puedan cumplir condena. Una de las primeras procesadas, y quien abrió los fuegos es Zinaida Vicencio González, quien pertenecía al Ejército, y quien se encuentra detenida en el Batallón Número 1 del Ejército en la capital, junto a los otros ex CNI, mientras se les envian a otros lugares.
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Cárceles iguales para todos
Frente a este escenario, la presidenta de la Agrupación de Familiares Detenidos Desaparecidos, Lorena Pizarro aseguró que “ya es tiempo que en nuestro país empecemos a enfrentar como se debe el procesamiento de los violadores de derechos humanos, sean hombres o mujeres”.
“Sería garrafal pensar enviarlas a una cárcel especial. Ya es tiempo que todos cumplan condenas en cárceles comunes”, declaró la también candidata a diputada, agregando que “sin duda es una situación que estamos atentas, pero no preocupadas”
Además en conversación con Cambio21, Pizarro dijo que “los violadores de derechos humanos hoy en día hablando de la edad, antes lo hacían con la impunidad, siempre han tenido excusas, pero ya es tiempo de que cumplan con condenas por su responsabilidad”.
Por último, la representante de los detenidos desaparecidos, agregó que “deben ir a la cárcel de San Miguel o a algún penal donde puedan cumplir condenas quienes estén en calidad de reos”.
Por su parte, la presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos aseguró que “lo único que esperamos es que no haya atención especial para nadie. Deben cumplir condena en la cárcel como todos los presos”.
“No queremos privilegios, siempre hemos querido que cierren Punta Peuco, y evitar estas discriminaciones, y menos en temas por violaciones a los derechos humanos”, abarcó. A ello, dijo a Cambio21 que “hay que tener claro que vendrán más procesamientos”.
La lista femenina
Además de es Zinaida Vicencio, hay otras mujeres que aparecen en el informe Valech y que posiblemente serán procesadas. Entre ellas figuran: Ingrid Felicitas Olderock Benhard, quien tuvo a cargo el entrenamiento del perro pastor alemán “Volodia” que se usó para violar a varias prisioneras en la “Vendy Sexy”.
La ´Venda Sexy´, al igual que el ´Cuartel Ollagüe´, fue anteriormente una residencia particular en un sector de clase media. Este centro de torturas funcionó continua y sistemáticamente entre los meses de agosto a diciembre de 1974, aunque siguió siendo utilizada ocasionalmente en fechas posteriores. Durante el período en referencia una treintena de personas fueron muertas como producto de las torturas que les fueron aplicadas, o simplemente, fueron asesinadas.
Rosa Humilde Ramos. El importante caso del secuestro de Miguel Ángel Sandoval se une al conocido como “de los 119″, por el número de quienes se intentó hacer aparecer como muertos en riñas internas en Argentina en la denominada “Operación Colombo”. Testigos del secuestro de Sandoval relatan haberlo visto en Villa Grimaldi hasta el 10 de febrero de 1975, día en que es sacado junto a María Isabel Joui Petersen, María Teresa Eltit Contreras, Renato Sepúlveda Guajardo, Jorge Herrera Jofré y Claudio Silva Peralta, todos desaparecidos.
El testimonio de María Isabel Matamala entrega otro dato: fue detenida por Osvaldo Romo y llevada a Villa Grimaldi, torturada durante 15 días por el mismo Romo y Basclay Zapata, e interrogada por Moren, Krassnoff, Laureani, Ricardo Lawrence, Ferrer y una mujer apodada “la comandante”, cuyo nombre era Rosa Humilde Ramos.
Si bien muchas de las mujeres que pertenecieron a la DINA realizaron labores administrativas, existe un equipo que ha sido catalogado por los sobrevivientes como “las más sádicas y crueles”. Entre ellas destacó la subteniente de Carabineros Ingrid Felicitas Olderock Oelckers, quien fuera instructora de torturadores ya en la escuela inicial de Tejas Verdes. Como integrante de la Brigada Purén fue adiestradora de los perros usados en las vejaciones sexuales cometidas contra hombres y mujeres en el cuartel secreto “Venda Sexy”.
Palmira Isabel Almuna Guzmán, alias “la Pepa”, También subteniente de Carabineros, fue integrante de la Brigada Purén y torturadora en José Domingo Cañas bajo las órdenes de Ciro Torré Sáez, posteriormente trabajó bajo las órdenes de Pedro Espinoza Bravo. Era la encargada de seleccionar e instruir a futuras agentes, que eran infiltradas como mujeres frívolas y bonitas en diversos ámbitos de relevancia política nacional. Pasó a la CNI y en 1985 retornó a Carabineros, desempeñándose en un centro correccional de menores en Iquique con el grado de comandante del escalafón femenino. Fue denunciada en su casa de Luis Beltrán 1000, en Pudahuel, el 31 de mayo de 2003, luego de lo cual no se le ha vuelto a ver por el barrio, probablemente viviría en Iquique.
Nélida Gutiérrez Rivera fue secretaria privada y amante de Manuel Contreras. Luego de la detención de su jefe, continuó como su secretaria a media jornada en las oficinas que éste tenía en la calle Ricardo Lyon, el resto del tiempo lo dedicaba a su Boutique “Mané” (Manuel y Nélida) en el caracol de Lyon y Providencia.
Si bien no se conoce con certeza el rol que cumplió Viviana Pincetti Barra, que aparece recibiendo sueldos de la DINA y es hija de Osvaldo Pincetti Gac, alias “charla”, su padre la llevaba de “visita” a Villa Grimaldi y otros cuarteles del organismo represivo.
Variados testimonios hablan del terrible rol que cumplió Marcia Alejandra Evelyn Merino Vega, alias “la flaca Alejandra“, como agente tras ser militante del MIR. Por estos días vive en una zona insular de Chile, desde la que viaja a Santiago para prestar declaraciones en los diversos juicios contra la DINA.
Luz Arce Sandoval, convertida en agente pasó de militante del PS a la DINA. Sobrevivientes la recuerdan presente en las sesiones de tortura en Villa Grimaldi, Londres 38 y Cuatro Alamos. Continuó su trabajo en la CNI y en 1990 se puso a disposición de los tribunales para declarar en casos de desaparecidos. Hoy vive fuera de Chile y retorna circunstancialmente para aportar datos en procesos judiciales.
María Alicia Uribe Gómez, alias “Carola”, de militante del MIR pasó a ser agente de la DINA, luego de la CNI y después de 1990 fue integrada al DINE. Junto a otras colaboradoras efectuaban verdaderos “desfiles de moda” con la ropa de prisioneras asesinadas en los cuarteles de la DINA. Fue vista en Villa Grimaldi, Cuatro Alamos y José Domingo Cañas.
Como “la comandante” era conocida Rosa Humilde Ramos Hernández, torturadora en José Domingo Cañas y Villa Grimaldi e integrante de la Agrupación Aguila de la Brigada Caupolicán. Su recuerdo es imborrable entre los sobrevivientes por su apariencia masculina y el sadismo que aplicaba en las torturas. Cruel es también María Teresa Osorio, alias “Soledad” o “la negra”, esposa de Basclay Zapata.
En la Brigada Purén, dedicada a la represión del PS, el PC y la DC, aparecen con funciones la detective Ximena San Juan, Elsa del Tránsito Lagos Salazar, Francisca del Carmen Cerda Galleguillos y Nancy Edulia Vásquez Torrejón, alias “Pelusa”.
En la Agrupación Halcón II de la Brigada Caupolicán, grupo que participó en el enfrentamiento con Miguel Enríquez, estaba María Gabriela Ordenes, alias “Marisol“, a quien se vio presente en sesiones de tortura.
Agentes en funciones administrativas eran Mirtha Espinoza Caamaño, secretaria de la DINA, que trabajó bajo el mando de Augusto Deitchler en la Subdirección de Inteligencia Interior. María Gabriela Coll Webar, secretaria del staff del Cuartel General. Marta Smock Teixido, secretaria del staff del Cuartel General en la Subdirección de Inteligencia Económica. Sandra Montecinos Sepúlveda, secretaria del staff del Cuartel General. Eliana Quilodrán, alias “Ely”, agente de la Dirección de Operaciones que actuaba bajo el mando de Pedro Espinoza Bravo en la sección de Educación e Informática. Teresa Aburto, secretaria de la Sección C-2, que continuó trabajando en la CNI y luego en el DINE. Enriqueta Salazar Contreras, secretaria de la Subdirección de Inteligencia Interior con labores directas con Rolf Wenderoth y que luego sería integrada a Carabineros. Maribel Maringue Moya, secretaria del Subdirector tras la salida de Wenderoth, y que posteriormente continúa cumpliendo funciones en la dirección de la CNI.
También aparecen Ana María Rubio de la Cruz, alias “Carmen Gutiérrez”, Suboficial del Ejército y secretaria de la Subdirección de Inteligencia Exterior, implicada en el asesinato del general Carlos Prats y su esposa. María Eliana Moncada Prieto, secretaria de la Subdirección de Inteligencia Exterior, que luego se integra al Departamento de Contrainteligencia. Sara Aguila Márquez, asistente social de la Subdirección de Personal. Carmen Avila Ferrada, Secretaria de Arturo Ureta Siré en la Subdirección de Inteligencia Exterior, posteriormente pasa a cumplir el mismo cargo en la CNI, bajo el mando del Coronel Suau. Alejandra Damián Serrano, que utilizaba el alias “Roxana”, era secretaria de Michel Townley.
La enfermera María Eliana Bolumburú Taboada (Bolumburó según la lista de “Elissalde y Poblete”) integró la Brigada de Salubridad de la DINA, trabajando en las clínicas clandestinas junto a varios médicos que asesoraban las torturas. El último dato de su paradero la ubicaba trabajando en una empresa farmoquímica de la calle Ejército y viviendo en una villa de Maipú.
La chica del Comando Conjunto
Parece que la única mujer del Comando Conjunto es la famosa Pochi, a quien se le vio vestida de uniforme escolar preguntando por personas que luego serían secuestradas. También estuvo activa en las torturas que se le infligieron a decenas de prisioneros en los centros clandestinos de tortura conocidos como Nido 20 y Nido 18.
Viviana Lucinda Ugarte Sandoval, fue soldado (r) de la FACH, con destinación a la DIFA y al Comando Conjunto. Esposa del general Patricio Campos Montecinos, Director General de Aeronáutica Civil hasta la denuncia realizada por el diario La Nación. Procesada en dictadura por el ministro Cerda como autora de asociación ilícita criminal y cómplice de la desaparición de Reinalda Pereira y Edrás Pinto, amnistiada por el juez Manuel Silva Ibáñez. Por estos días sigue siendo involucrada en los procesos que se llevan contra el Comando Conjunto.

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