Alemania, por boca del Bundesbank, su banco central, se ha adelantado a la prevista petición del Gobierno griego de condonación de buena parte de la deuda externa, alrededor de 300.000 millones de euros, con la clara advertencia de que antes de pedir cualquier ayuda, los países con problemas de endeudamiento, caso también de España, tendrán que tirar del patrimonio (ahorro) de sus ciudadanos.
En su último boletín mensual de enero, propone como mecanismo la aplicación por una sola vez de una tasa sobre ese patrimonio, que sería la respuesta “al principio de responsabilidad nacional, que determina que los contribuyentes son los responsables de las obligaciones de su Gobierno antes de reclamar la ayuda y solidaridad de otros Estados”.
El Bundesbank reclama tirar del patrimonio privado una vez privatizado todo y realizado el ajuste fiscal
No está muy descaminado el Bundesbank en su exigencia de honrar las deudas.
España, en un vergonzoso pacto en agosto de 2011 de los dos partidos mayoritarios, Partido Popular y PSOE, con la aprobación posterior de UPN, modificó sin debate alguno el artículo 135 de la Constitución, donde se incluyó el siguiente punto:
“Los créditos para satisfacer los intereses y el capital de la deuda pública de las Administraciones se entenderán siempre incluidos en el estado de gastos de sus presupuestos y su pago gozará de prioridad absoluta.
Estos créditos no podrán ser objeto de enmienda o modificación, mientras se ajusten a las condiciones de la ley de emisión”.
Difícilmente se puede negar España con este artículo (pagaremos a costa de lo que sea) a seguir los dictados de Alemania.
El Bundesbank considera que después de recurrir a los procesos tradicionales de privatizaciones y consolidación fiscal, si el Estado sigue con un déficit alto, habría que continuar con el “patrimonio privado disponible”.
Aunque consciente de los peligros que una medida de este calado conlleva, los guardianes de la ortodoxia económica alemana subrayan que la transferencia de riqueza del privado al público, permitiría al Estado reducir con rapidez la deuda pública y ofrecer una señal de buen pagador a los acreedores.
Hace un año, dos consejeros de Merkel propusieron poner el foco de un futuro rescate en impuestos al patrimonio inmobiliario
En una línea parecida a la expuesta por el Bundesbank, se posicionaron Peter Bofinger y Lars Feld, dos de los asesores de la canciller alemana, Angela Merkel, hace un año.
Decían entonces estos dos integrantes del Consejo de Sabios de la canciller,que la riqueza inmobiliaria de los ciudadanos de los países del Sur es un activo que no tiene la capacidad de liquidez y movilidad de otros,siendo por consiguiente esa propiedad uno de los focos principales de futuros rescates.
El FMI también asomóla pata de la confiscación el pasado mes de octubre, viendo con buen ojo la introducción de una tasa con carácter excepcional sobre el patrimonio de los ciudadanos para rebajar con rapidez la deuda.
Poco después, el Fondo dio marcha atrás y dijo que no era una recomendación sino un trabajo de análisis teórico.
Lo cierto es que se corre el peligro de que estas invocaciones calen en la sociedad de los países con mayores problemas, y los ciudadanos comiencen a plantearse cómo eludir el cerco.
En vista de que la remuneración de los depósitos es muy baja, no resultará chocante que muchos ahorradores repatrien el dinero al colchón.
El oro físico reforzará su atractivo, y el depósito en el extranjero de valores está siendo ya comercializado.
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