Los vecinos del barrio de Gamonal, en Burgos, se manifiestan una noche más contra la construcción de un bulevar y un aparcamiento subterráneo en el distrito que costará, como mínimo, ocho millones de euros.
- Toño, han detenido al hijo de Tomás.
- ¿Al hijo de Tomás? ¿Qué me dices? ¿Por qué?
- No lo sabemos. Los policías han ido por detrás y lo han pillado. Se lo han llevado a casa. Y Tomás desesperado, que se tiene que ir ahora a Comisaría, ¡y con un problema de corazón!
- ¡Y el hijo con trabajo! ¡Trabaja por la mañana! ¡Se lo van a quitar!
- (Al periodista) ¿Os dais cuenta? ¡Esto es de lo que va esto! ¡De joder a la gente trabajadora!
La conversación se produjo la pasada noche entre dos vecinos del barrio obrero de Gamonal, en Burgos, horas después de que una nueva manifestación, a la que acudieron miles de personas, recorriera el distrito pasando por la Comisaría de la zona, por la sede del Diario de Burgos y terminara con enfrentamientos entre algunos manifestantes y la Policía, que además de cargar, llegó a entrar en los portales con intención de detener a algunos jóvenes.
Con la protesta casi terminada, a las 23.00 horas de la noche, Tomás y su familia bajaron de su vivienda prácticamente en pijama y se fueron corriendo hacia la parte de atrás del inmueble. Un amigo de su hijo les había llamado por teléfono para anunciarles que la Policía lo había detenido. Una vez que la furgoneta con él en su interior y al menos otras dos personas más abandonase el barrio, la madre de uno de ellos gritó a los vecinos que se agolpaban en sus balcones:
- ¡Se han llevado a mi hijo! ¡Se han llevado a mi hijo!
La respuesta, unánime: “¡No te preocupes! ¡Entre todos lo sacaremos! ¡Ánimo! ¡Lucharemos por nuestros hijos!”
Este es el barrio de Gamonal, un lugar en el que, aunque se concentre la mayor parte de la población de la ciudad, todos parecen conocerse. Ahora, además, les une una lucha: la pelea contra la construcción de un bulevar en la calle Vitoria, una de las principales arterias de la urbe, la que acoge la anterior carretera nacional uno, el camino que lleva tanto a Madrid como a Irún y que conecta la barriada con el centro de la ciudad.
La gran novedad del bulevar sería en realidad un aparcamiento subterráneo cuyas plazas costarán, en alquiler por un máximo de 40 años, casi 20.000 euros. La vecindad no solo se queja porque el párking eliminará totalmente los sitios que ahora utilizan para estacionar sus vehículos, sino que consideran que, al recortar con la obra gran parte de los carriles que existen actualmente, tardarán el doble en poder viajar al centro, donde algunos tienen su puesto de trabajo.
Pero lo que, aparte de esto, ha generado realmente la revuelta es la persona que está detrás de las obras. El encargado del proyecto es ya un conocido en la ciudad, de hecho, todos lo nombran como “El jefe de Burgos”. Su nombre, Antonio Miguel Méndez Pozo. “Pozo es el que maneja todo lo que sucede aquí”, cuenta Antonio, vecino del barrio. “Lacalle (Javier, el alcalde de la ciudad, del PP) e Ibáñez (Ángel Ibáñez, vicealcalde) no mandan nada, son simplemente sus perros falderos, hacen lo que El jefe les diga”, denuncia.
Y después está la pregunta que toda la vecindad se hace: “¿Cómo es posible que desde el Ayuntamiento digan que no tienen dinero y luego acepten una obra como esta, que tendrá un coste, como mínimo, de ocho millones de euros?”. Francisco, otro vecino, añade algo más a la cuestión: “¿Cómo es posible que digan que no tienen dinero, que tengan una deuda de 500 millones y que en lugar de destinar lo poco que les queda a, por ejemplo, contenedores de sal y camiones quitanieves, lo dediquen a construir algo que el barrio no quiere?”
Gamonal es, desde siempre, un barrio obrero. Antes pueblo independiente de Burgos, se adhirió a la ciudad cuando se escogió el lugar como idóneo para situar el Polígono Industrial. Un vecino que vive en el distrito desde hace 65 años, 45 de los cuales los hizo trabajando, desde los 12 años, recuerda la época en la que el barrio no contaba ni con la mitad de viviendas que tiene actualmente. “Casi todo eran huertas”, dice. La zona, según su evocación, fue creciendo gracias a la llegada de gente trabajadora, humilde. Muchos de los edificios de la calle Vitoria, levantados en los años 60, disponen de una cimentación muy precaria, explica otro vecino. “Es el típico barrio obrero que puede haber en cualquier ciudad”, zanja este último, que también prefiere mantenerse en el anonimato.
Esta preferencia por el anonimato tiene mucho que ver, también, con El jefe de Burgos, que controla uno de los principales periódicos de la ciudad, el Diario de Burgos. Una gran mayoría de las personas que la pasada noche se manifestaron en Gamonal recelaba de los periodistas que habían acudido a cubrir la protesta. “Entended que no queramos hablar”, decía una manifestante, “los medios de aquí nos dan por todos lados”. “Y no sólo el del Pozo, sino también el otro, El Correo, aquí todos los medios son de derechas”, sumaba una de las personas que la acompañaba. Otro manifestante, más joven, se quejaba de que la protesta haya cogido relevancia únicamente cuando se han empezado a quemar cosas, si bien agradecía que al menos comenzara a tener repercusión más allá de Burgos.
No es sólo por el bulevar
Que la protesta tuvo como mecha la intención de construir un bulevar con un aparcamiento subterráneo es innegable, pero no quiere decir que sea lo único que ha generado la revuelta. Los vecinos están hartos. Hartos de que el Ayuntamiento actúe a su costa para contentar a un constructor y lo haga con el dinero de todos. “Esto es algo que ha venido ocurriendo desde hace años”, afirma Francisco. “Estamos cansados de que en esta ciudad todo haya dependido de la corrupción urbanística”, añade.
Gamonal es, justamente por su condición de barrio trabajador, la zona de Burgos más afectada por el desempleo. Con la calle Vitoria decorada con murales en contra de la banca (“50.000 millones para la banca y 5.000.000, 20%, de parados”) y del sistema capitalista (“Todos los mandamientos del capitalismo se resumen en uno: pase lo que pase, gana la banca”), los vecinos han visto esta como la oportunidad para protestar por fin contra una política que los ahoga y no les tiene en cuenta.
Esta mañana, a las 6.30 horas, los vecinos volverán a impedir la entrada de la maquinaria en Gamonal para reiniciar las obras. Dentro del barrio, se ha empezado a impulsar un llamamiento a cada vez más gente debido a la inminente llegada de varios dispositivos de la Unidad de Intervención Policial (UIP).
Héctor Juanatey / Público / LibreRed
Video : Hispan Tv
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