x Agencias / La Haine Dos personas han muerto y decenas han resultado heridas en la madrugada de este jueves tras la nueva represión policial en numerosas ciudades
La policía turca reprimió ayer a más de treinta mil manifestantes en Estambul luego del multitudinario funeral de un niño que murió el martes en un hospital nueve meses después de haber sido herido por una cápsula de gas lacrimógeno disparada por la policía en el parque Gezi, durante la ola de protestas contra el gobierno.
El fallecimiento de Berkin Elvan, de 14 años, que ya desató protestas violentas y represión estos días, vuelve a hacer crecer la tensión política y el malestar contra el primer ministro, Reccep Tayyip Erdogan, a veinte días de elecciones municipales cruciales para el futuro del país.
Decenas de miles de personas participaron en Estambul de una inmensa procesión fúnebre por Elvan, muerto luego de pasar nueve meses en coma, pidiendo la renuncia de Erdogan. Al mismo tiempo, en el resto del país salieron cientos de miles de personas a las calles para expresar su solidaridad con la familia y su malestar con el gobierno, y también fueron reprimidas.
Luego del entierro del joven, policías antimotines dispararon gases lacrimógenos y chorros de agua para frenar a miles de manifestantes que intentaron llegar a la principal plaza de la ciudad para protestar contra el gobierno.
Los manifestantes cantaban “Berkin Elvan es inmortal” y gritaban “Gobierno, renunciá” y “Tayyip asesino”. En las carreras obligadas por la represión, algunos manifestantes arrojaron piedras contra una sede del gobernante Partido de la Justicia y del Desarrollo (AKP), de raíz islamista.
En Esmirna, la policía reprimó a más de 10.000 manifestantes con cañones de agua a presión y gases lacrimógenos, lo que causó numerosos heridos y hubo muchas detenciones, informaron las emisoras locales. Tanto en Ankara como en Bursa se registraron ataques de grupos de civiles pro gubernamentales contra los manifestantes, como ya ocurrió durante las protestas del parque Gezi el verano pasado.
En Denizli, en el suroeste de Anatolia, 47 personas tuvieron que ser hospitalizadas y se registraron 26 detenciones, mientras que otras decenas de manifestantes fueron arrestados en Adana, Kocaeli y otras ciudades.
'A mi hijo no se lo ha llevado Dios, sino Erdogan'
El nueve de marzo, ya presintiendo lo peor, los padres escribieron a la prensa: "Su pequeño cuerpo resistió durante 267 días el daño causado por un proyectil de gas lacrimógeno lanzado por la Policía, igual que nuestro pueblo resiste al fascismo".
A las siete de la mañana de este martes Berkin ha muerto. Al poco, cientos de personas se amontonaban a las puertas del hospital del distrito de Okmeydani para arropar a la familia y protestar contra el Gobierno. Pero casi inmediatamente una horda de policías, ya preparada, arrolló la concentración disparándoles latas de gas lacrimógeno. En esa carga un hombre ha resultado herido en la cabeza por el impacto de una de esas latas, tal como le pasó a Berkin el 16 de junio pasado.
Las autoridades no investigaron el asesinato del niño. Se sabe que Berkin salió a por el pan para desayunar y que estaba en las inmediaciones de una protesta cuando un proyectil cilíndrico de gas, lanzado por un represor, le hizo el cráneo migajas.
"A mi hijo no se lo ha llevado Dios, sino Erdogan", ha exclamado la madre. Ya trató de decirlo en agosto del 2013, durante una concentración de protesta en la plaza Taksim. Intentó leer un manifiesto en memoria de su hijo, entonces comatoso, y docenas de antidisturbios le echaron a ella y a sus acompañantes, entre empujones y patadas, de la plaza.
Berkin Elvan es el octavo fallecido en el marco de las protestas por el parque Gezi. Fueron el estallido social que nació, a finales de mayo pasado, en respuesta a la violencia empleada por la Policía en desalojar una acampada ecologista para evitar la tala de un parque de Estambul. El primer ministro Erdogan acusó a los manifestantes de "terroristas", "antiislámicos" y "alborotadores". Ordenó mano dura contra ellos.
En el curso de aquellas jornadas de puño y sangre, Ali Ismail Korkmaz murió en Eskisehir entre garrotazos de una turba de policías de paisano. A Ethem Sarisülük un antidisturbios le disparó en la cabeza con su arma reglamentaria. Mustafa Sari, policía, falleció al caer de un puente persiguiendo manifestantes. Hakan Yaman sobrevivió pese a que los policías le apalearon, le sacaron un ojo y le echaron a una hoguera.
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