Un informe de la Comisión de Inteligencia del Senado concluye que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos engañó al Gobierno y a los ciudadanos acerca de las técnicas de tortura utilizadas durante sus interrogatorios, tal y como ha revelado este lunes el diario estadounidense ‘The Washington Post’.
El citado informe, que está compuesto por cerca de 6.300 páginas y sigue siendo altamente clasificado, concluye que hay muy pocas evidencias de que las llamadas las llamadas “técnicas mejoradas de interrogatorio” –autorizadas en 2002 y aplicadas en las cárceles de Guantánamo y Abu Ghraib– ayudaran a conseguir avances en la lucha antiterrorista.
De hecho, en el texto se acusa a la CIA de ocultar detalles acerca de la gravedad de sus métodos, exagerar la importancia de la información aportada por los presos y asegurar –falsamente– que los detenidos se habían rendido antes de que fueran sometidos a duras torturas. Unos hechos que habrían tenido lugar durante el mandato de George W. Bush.
Por ello, el informe acusa a funcionarios de la Agencia de pedir permiso para usar –y más tarde tratar de defender– “métodos de interrogatorio insoportables que arrojaron poca, o ninguna, información de utilidad, de acuerdo con los datos aportados al citado periódico por funcionarios estadounidenses que han revisado el documento.
La CIA ha justificado este programa en varias ocasiones, ante el Departamento de Justicia y ante el Congreso de los Estados Unidos, como una manera de conseguir una serie de informaciones que, de otra forma, serían “inalcanzables” y gracias a ello “desbaratar complots terroristas y salvar miles de vidas”. “¿Era eso realmente cierto? La respuesta es no”, afirma uno de los funcionarios que participan en la elaboración de este controvertido informe.
Los funcionarios y exfuncionarios estadounidenses que han tenido acceso al informe han hablado bajo la condición de anonimato y aseguran que el texto describe nuevas revelaciones condenatorias sobre una extensa red de centros de detención secretos, o “agujeros negros”, que fueron desmantelado por el presidente Barack Obama en 2009.
Un portavoz de la CIA ha rehusado hacer comentarios al respecto, tras explicar que la agencia aún no ha tenido acceso a la versión final del informe. Sin embargo, varios funcionarios de la agencia han descrito de forma privada este estudio como “empañado por errores de hecho y conclusiones equivocadas”.
Se espera que el Comité de Inteligencia del Senado vote este jueves el envío de un resumen ejecutivo del informe a Obama para su desclasificación. En cualquier caso, funcionarios estadounidenses han advertido de que podrían pasar meses antes de que se libere al público, ya que contiene alrededor de 20 conclusiones que deberán ser estudiadas.
EL CASO DE ESPIONAJE
Todo este asunto se ha visto envuelto de otra polémica relacionado con un supuesto caso de espionaje por parte de agentes de la CIA a los miembros del Senado que realizaban este informe sobre el uso de la tortura durante los interrogatorios a presuntos terroristas. De hecho, el organismo de control interno de la Agencia de Inteligencia inició una investigación a principios de marzo.
El diario ‘The New York Times’ señalaba que el inspector general de la CIA, David B. Buckley, había autorizado la investigación después de que miembros del Congreso se quejaran de que los oficiales de la agencia habían accedido indebidamente a su trabajo, un hecho que habría sido confirmado por la agencia Reuters.
La CIA puso ordenadores a disposición de los investigadores de la comisión, en las propias instalaciones de la agencia, para que consultasen sus bases de datos. Sin embargo, agentes de la CIA podrían haber tenido acceso a las redes informáticas que estaban usando los senadores.
Uno de los legisladores ha llegado a denunciar públicamente que los líderes de la CIA engañaron al Comité de Inteligencia para acceder a algunas de las conclusiones de la investigación que estaban llevando a cabo, que se fundamentaba en documentos a los que accedieron desde una sala de investigación de alta seguridad de las instalaciones de la CIA.
La Agencia de Inteligencia, por su parte, acusa a los miembros de la comisión del Senado de acceder a documentos clasificados sin contar con las autorizaciones necesarias para ello. El director de la CIA, John Brennan, llegó a decir que estaba “profundamente consternado de que algunos miembros del Senado hayan decidido hacer acusaciones falsas sobre las acciones de la CIA”.
EP / Contrainjerencia
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