Adriana Santiago
Una verdadera cacería humana con refinamiento de perversidad está ocurriendo en República Dominicana. Esta semana, una discusión entre el haitiano conocido como Tikiki y el dominicano Cheling Betre, que fue vice-alcalde de la ciudad de Las Maltas, en República Dominicana, desencadenó una cacería que provocó incendios y muertes, incluyendo la decapitación de un niño.
Una discusión acalorada sobre el pago de un servicio menor al haitiano Tikiki, que debería recibir 1.000 pesos y sólo le fue pagado 450 por Betre, culminó con el político sacando un arma y disparando contra el haitiano que respondió simultáneamente con un golpe de facón. Ambos heridos, fueron socorridos, pero el vice-alcalde murió al día siguiente, el miércoles 19 de marzo. Desde entonces, los haitianos están siendo cazados en aquella región. Relatos de los refugiados dan cuenta de una madre que huyó con su bebé, fue alcanzada y el bebé decapitado en su presencia.
La xenofobia de los dominicanos perdió el control después de la publicación de la decisión racista del Tribunal Constitucional Dominicano, la TC 168/13, que expatrió, en octubre del año pasado, a haitianos y a sus descendientes. Han ocurrido episodios violentos cada vez con más frecuencia en contra de los cerca de 210 mil haitianos y sus descendientes afectados por la decisión retroactiva, que alcanza, indiscriminadamente, a miles de personas nacidas en aquel país y que les retira la nacionalidad dominicana a la que tienen derecho. Una cacería insana que va en contra de todos los tratados internacionales y que puede convertirse en un equivalente de lo que fue el holocausto de judíos por los nazistas.
El caso de Las Maltas
El último lunes, el Grupo de Apoyo a Repatriados y Refugiados (GARR) financió el regreso de 63 refugiados de Las Maltas a sus ciudades natales, entre ellos 21 niños entre 11 meses y 14 años, que habían llegado a la ciudad de Thomassique (en la frontera Central), entre los días 22 y 23 de este mes. Originarios de Cabo Haitiano, Petite Rivière de l’Artibonite, Léogane, l’Estère, Hinche, Cerca Cavajal y de la propia Thomassique, los haitianos expatriados relataron que no conseguirán recuperar las propiedades y pertenencias dejadas en República Dominicana, pues temen ser víctimas de la violencia de los dominicanos, que actúan ante la mirada de las autoridades sin que éstas contengan la ola de violencia.
"Yo no voy a dejar que me maten los dominicanos, que no tienen ningún respeto por la vida de los haitianos. Escapé con las manos vacías, con mi esposa y seis hijos. Felizmente, estamos aquí en nuestro país", dijo al GARR, Cineus, que le quemaron su casa con todo adentro. La haitiana Edith fue otra que dejó todo y huyó con un bebé de pecho a través de las áreas montañosas para salvar la vida de su hijo.
Jean Robert Pierre, vice-alcalde de Thomassique, ciudad fronteriza que recibe cientos de haitianos expatriados, reclamó la falla de la administración en la frontera común, que no ayuda financieramente a los haitianos expatriados o expulsados abruptamente del país vecino. "Lamentamos no ser capaces de acomodar adecuadamente a nuestros hermanos y hermanas haitianos, porque no tenemos los medios para ofrecerles la asistencia necesaria”, dijo, elogiando a las entidades que ayudan a reconducir a esas personas a sus ciudades, como lo hace el GARR.
Cacerías frecuentes
No es la primera cacería de haitianos registrada. A fines de noviembre de 2013, cerca de 1.283 haitianos también fueron perseguidos por los dominicanos después de un doble asesinato en la localidad de Neiba (Jimani). Por miedo a represalias, los migrantes huyeron hacia la ciudad fronteriza de Cornillon/Grand Bois (oeste de Haití) a través de las regiones montañosas. Algunos fueron repatriados en la frontera de Jimani/Malpasse.
También por miedo a represalias, muchos ciudadanos haitianos cruzaron la frontera por Saltadère, Tilori y Savane Cloux, en la misma situación de los fugitivos de Thomassique. En Savannah en Cloux, el GARR ya recibió a 34 personas, incluyendo 14 niños y un bebé de 15 meses, algunos heridos durante el trayecto, que recibieron los primeros socorros en el Hospital San José de Thomassique. Allá, se enteraron del caso del haitiano Pierre Onel, de Petite Rivière de l' Artibonite, que fue quemado junto con su casa, de acuerdo con lo que denunció su esposa Editha Elie.
Traducción: Daniel Barrantes - barrantes.daniel@gmail.com
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