"Guerras dentro de la guerra y Estados dentro del Estado son la realidad de la Siria de hoy", informa Jonathan Spyer, del diario canadiense 'The National Post'. Como un ejemplo del futuro que espera al país pone el enclave kurdo de Kobani.
"Muchos de ellos viven drogados"; "son monstruos"; "cortan manos, cortan cabezas y juegan con los cuerpos" son solo algunos de los comentarios que el periodista pudo escuchar cuando habló con las fuerzas de la resistencia de la localidad kurda de Kobani (Ain al Arab en árabe) sobre su vida cotidiana. De este modo se refirieron a los militantes del yihadista Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), una de las agrupaciones extremistas más numerosas de las que actúan en el territorio sirio. Desde hace tiempo el EIIL (también conocido por las siglas inglesas ISIL e ISIS) mantiene en asedio este enclave de unos 80.000 habitantes situado en el norte del país, junto a la frontera con Turquía.
Las aldeas vecinas han quedado prácticamente abandonadas. Ni a los residentes de Kobani partidarios de formar un Estado propio junto con los demás enclaves kurdos de Siria –el de Jazira y el de Afrin– ni a los combatientes yihadistas que controlan la mayor parte de los territorios del norte les importa mucho la presencia de las tropas del presidente Bashar al Assad más al sur, ni tampoco la de otros grupos rebeldes en la parte occidental del país. El EIIL busca cerrar su círculo de control y someter a los kurdos haciéndoles pasar hambre. Los kurdos, por su parte, aseguran poder alimentarse con lo que les dan sus tierras incluso bajo el bloqueo.
Según Spyer, el sistema educativo en el enclave sigue funcionando y la Policía continúa patrullando las calles. El sector que sufre más es el de la medicina: el bloqueo provoca un déficit drástico de fármacos y equipamiento médico. Los combatientes yihadistas cortaron la electricidad, con lo cual solo se dispone de luz eléctrica durante algunas horas al día gracias a generadores. Cortaron también el suministro de agua, pero los lugareños han excavado nuevos pozos en el enclave.
Los extremistas mantienen las fronteras cerradas con ráfagas diarias de fuego de mortero y de disparos de francotiradores. De vez en cuando lanzan también ataques terrestres menores. La zona es un paraíso para los contrabandistas, puesto que su trabajo goza de más demanda que nunca. Suelen ser activos de noche: solo al amparo de la oscuridad pueden llevar alimentos y personas al enclave. Debido a todas estas circunstancias, desde hace meses la poco variada dieta de los habitantes de Kobani consiste casi exclusivamente en pescado enlatado y lo que cosechan en sus huertos.
Texto completo en: http://actualidad.rt.com/actualidad/view/128027-cortar-manos-cabezas-futuro-siria
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