por Yelena Nájera. Militante de Iniciativa Comunista
Hoy hace 69 años que se derrotaba a los nazis. Hace 69 años y algún día que la bandera roja, la del pueblo trabajador y explotado, ondeaba sobre el Reichstag.
Hoy hace 69 años que se derrotaba a los nazis. Hace 69 años y algún día que la bandera roja, la del pueblo trabajador y explotado, ondeaba sobre el Reichstag.
En su avance hacia la Alemania del III Reich la URSS iba derrotando al nazismo y liberando a pueblos ocupados por estos mercenarios del capital. Mientras tanto, los aliados occidentales – con USA a la cabeza- aprovechaban su avance hacia el este para desactivar las luchas obreras.
Avanzaban hacia la Alemania nazi desactivando todos los movimientos obreros de Francia y el Norte de Italia -donde desarticularon por completo los fuertes consejos obreros del Comité de Liberación Nacional- pues primero debían derrotar a su enemigo real, el comunismo, para que éste, que avanzaba en occidente, no se impusiera una vez cayesen los nazis y los fascistas.
No es de extrañar esto si tenemos en cuenta que el fascismo no es más que el recurso de los capitalistas para machacar el avance del movimiento obrero. Esos mismos autoproclamados “guardianes de la democracia” y “salvadores del planeta” son quienes apoyaron el fascismo y el nazismo hasta que chocó con sus intereses.
Roosevelt, por ejemplo, alababa a Mussolini asegurando que el “gentleman italiano” era digno de admiración por haber abolido el sistema parlamentario y mantener a raya al movimiento obrero, a los socialistas y a los comunistas. También hacia Hitler había cándidas palabras pues, según aseguraba el Departamento de Estado de EEUU en 1937, el fascismo no era más que la reacción natural de “las clases altas y medias en defensa propia” cuando “las masas insatisfechas se escoraban hacia la izquierda”, frase que nada tiene de falsa y que bien podría ser un parafraseo de Dimitrov cuando asegura que el fascismo es “la dictadura terrorista abierta de los elementos más reaccionarios” de la burguesía.
En su libro “El nuevo orden mundial (y el viejo)”, Noam Chomsky cita un estudio de Christopher Simpson en el que se detalla el gran aumento de las inversiones de Estados Unidos en Alemania tras el ascenso de Hitler al poder. Concretamente crecieron en un 48,5% entre 1929 y 1940, mientras descendían en el resto de la Europa occidental. La industria de guerra nazi fue una de las fuentes con las que se enriqueció Estados Unidos, industria que sirvió, entre otras cosas, para aplastar al bando republicano en la Guerra Civil Española y dar la victoria al fascismo en el Estado.
No menos mención merece el caso de Inglaterra, que dirigió una gran cruzada contra la URSS desde la toma del poder de la clase obrera y que, durante la Segunda Guerra Mundial, hizo caso omiso, junto con Francia, a los intentos de la URSS de formar una alianza antifascista, llegando, en el verano del 39, a negociar secretamente con el Tercer Reich para prometer a Hitler libertad de acción hacia el este a cambio de la integridad del Imperio Británico. [1] No obstante Churchill es premiado con el famoso Nobel de La Paz, suponemos que por su enfática defensa de los derechos de los países imperialistas a bombardear civiles en Oriente Medio o a usar contra ellos armas químicas.
Nosotros y nosotras celebramos hoy el Día de la Victoria de la clase obrera consciente y organizada sobre el fascismo. Celebramos la victoria del socialismo sobre el capitalismo más reaccionario y rendimos homenaje a todas esas personas que se dejaron la vida por defender los derechos del pueblo trabajador y explotado, a quiénes no quisieron ser parte del peso muerto de la historia. Recordamos al pueblo soviético que, con la hoz y el martillo por bandera, fue el verdadero vencedor del fascismo.
Hoy más que nunca, cuando las contradicciones del capitalismo salen a flote con más fuerza y la clase obrera va recuperando conciencia, cuando el fascismo vuelve a alzarse contra el pueblo como en Ucrania, debemos aprender de la historia y unirnos contra el enemigo en un grito unísono: ¡NO PASARÁN!
[1] Otra Mirada sobre Stalin. Ludo Martens
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