jueves, 22 de mayo de 2014

Venezuela. Escuelas libres de machismo y homofobia


Venezuela. Escuelas libres de machismo y homofobia
Propuesta de la Alianza Sexo-Género Diversa Revolucionaria (ASGDRE) ante el llamado al Poder Popular para participar en la Consulta Nacional sobre la Calidad Educativa
 
Caracas, 17 de mayo de 2014
 
Este 17 de mayo, desde la Alianza Sexo-Género Diversa Revolucionaria hacemos público este documento donde atendemos el llamado que nos hicieran el pasado mes de marzo el Ministro del Poder Popular para la Educación, Héctor Rodríguez, y el Presidente de la República, Nicolás Maduro Moros, para la participación del poder popular en la evaluación de la calidad educativa. Lo aquí propuesto también responde a lo establecido por la ley Plan Patria en los puntos 2.2.4.3 “Generar políticas formativas sobre la perspectiva de igualdad de género y de diversidad sexual”; y 2.2.4.4 “Promover el debate y reflexión de los derechos de la comunidad sexo-diversa”.
 
Alegres de la respuesta masiva a esta convocatoria, queremos aportar lo que consideramos es un elemento fundamental que lamentablemente ha costado posicionar en el sistema educativo: la reflexión urgente sobre la sexualidad y su valor en la dinámica y organización social.
 
Derribar el tabú
 
En primera instancia, consideramos que desde el sistema educativo debemos continuar trabajando por asumir que la sexualidad es un hecho humano, y que por tanto, toda educación es sexual ya que en ella se configuran roles, responsabilidades e incluso jerarquías en función del sexo de las y los sujetos que hacen vida en determinada sociedad.
 
El primer alerta que hacemos es sobre la formación de maestros y maestras, que perpetúan el tabú sobre la sexualidad y suelen entender su discusión como un asunto de la familia. Percibimos que se carece de un debate político y público sobre la responsabilidad de quienes enseñan en las escuelas, y al respecto recordamos que por no hablar de algo no se está dejando de enseñar; por el contrario, se está enseñando que sobre “eso” no debe hablarse.
 
Toda educación es sexual
 
Aún en la segunda década del siglo XXI, gran parte de los colegios, sobre todo aquellos de impronta religiosa, suelen diferenciar tareas, ámbitos y formas de recreación entre niños y niñas, enseñándoles cuáles han de ser sus roles en una sociedad capitalista-patriarcal. Que en educación física los niños deban jugar futbol y las niñas hacer gimnasia, es el cimiento de una enorme muralla que va ir creciendo con ellas y ellos. Reconocer de entrada que eso no es positivo y significa una imposición sobre cómo suponen los centros educativos debe ser una mujer y un hombre, es el primer paso para pensarnos una educación sexual diferente que apunte a la justicia y la liberación.
 
Democratizar la familia
 
Queremos llamar la atención sobre la definición burguesa que desde los centros educativos y textos escolares suele hacerse de la familia. En la mayoría de los conceptos y ejemplos se supone que la familia está compuesta por un padre, una madre y los hijos de ambos, cuando dista mucho de ser este el patrón venezolano de agrupación familiar. En la mayoría de los casos, la responsabilidad de la crianza de niños y niñas es asumida por (y socialmente delegada a) las madres, abuelas y tías. De igual modo, no siempre los hijos e hijas son producto de la unión entre un mismo padre y una misma madre. En este sentido, la Ley para protección de familias, la maternidad y la paternidad (2007) comprende en su artículo 3 a la familia como “la asociación natural de la sociedad y espacio fundamental para el desarrollo de sus integrantes, constituida por personas relacionadas por vínculos, jurídicos o de hecho, que fundan su existencia en el amor, respeto, solidaridad, compresión mutua, participación, cooperación, esfuerzo común, igualdad de deberes y derechos, y la responsabilidad compartida de las tareas que implican la vida familiar (…)”. Más adelante, el mismo artículo también señala: “(…) El Estado protegerá a las familias en su pluralidad, sin discriminación alguna, de los y las integrantes que la conforman con independencia de origen o tipo de relaciones familiares”.
 
Por esta razón, consideramos urgente que los conceptos y ejemplos sobre la familia sean siempre en función de la diversidad de las mismas (incluso aquellas donde no se está criando a ningún infante), o de lo contrario, no sólo se estaría desconociendo una ley, sino también hiriendo y generando una sensación de carencia en la mayoría de niños y niñas.
 
Embarazo adolescente
 
Haciendo énfasis sobre el hecho de que no toda familia implica la crianza de niños y niñas, creemos relevante problematizar la maternidad a temprana edad como un factor común en Venezuela. Este elemento es neurálgico para un país que se ha propuesto, y está cumpliendo, la construcción de tres millones de viviendas dignas para la población damnificada o con viviendas de alto riesgo. Mujeres y hombres jóvenes, sobre todo de las clases pobres, no han tenido formación adecuada y garantías de derechos (información oportuna sobre métodos anticonceptivos o discusión sobre la concepción de la familia) como para asumir una posición crítica ante la reproducción y decidir de forma realmente autónoma si engendrar hijos o no.
 
La sexualidad es compleja
 
En los talleres de sexualidad en que hemos participado durante estos cinco años de militancia identificamos un profundo desconocimiento sobre la sexualidad como un hecho complejo, lo que se expresa generalmente en el reduccionismo de toda experiencia sexual a hombre/mujer, marico/macho, es decir, de la categoría binaria que funda el patriarcado donde se es del sexo “fuerte” o del “débil”.
 
Creemos que en términos de concepto deben ser diferenciados y profundizados al menos tres categorías: orientación sexual, entendida como la tendencia a sentir atracción erótico y/o afectiva hacia una persona del mismo o de otro sexo. Identidad de género, (masculino/femenino) como el reconocimiento que la sociedad y el sujeto o sujeta hace de sí mismo en función de los géneros impuestos a partir de sus características biológicas; y sexo, como el reconocimiento de un sujeto o sujeta en función de sus genitales.
 
Si bien estas categorías se trabajan en aulas y están presentes en textos educativos no se visibiliza a través de ellas la diversidad, sino que se imparten desde la misma visión biologicista y normada, dejando por fuera todas las identidades y manifestaciones erótico y/o afectivas que no se correspondan con la relación hombre y mujer biológicos, así como las construcciones sociales de lo masculino y femenino.
 
El marico… ¿nace o se hace?
 
Algunos maestros y maestras nos han comentado que el miedo de abordar con profundidad en el aula la homosexualidad es principalmente porque desconocen su causa. Al respecto, recordamos que desde el momento en que la homosexualidad fue sacada de la lista de enfermedades mentales por la Organización Mundial de la Salud en 1990, es reconocida como una orientación, preferencia o tendencia sexual. Por esta razón, no siendo una enfermedad, poco debe preocuparnos su origen. Basta con saber que siempre ha existido y que siempre existirá. Por el contrario, sí es relevante discutir sobre por qué, a pesar de haber existido siempre, no se habla abiertamente de ella.
 
La homo-lesbo-transfobia sí debe preocuparnos desde el sistema educativo porque es causa de sufrimiento y muerte. Son muchas las maneras en que esta discriminación conduce a adolescentes al suicidio, forza a hombres “confundidos” a tener hijos para converse de su hombría, justifica el acoso sexual y el asesinato especialmente de trans que se ven obligadas a la prostitución para sobrevivir.
 
En este sentido, también sería importante abordar la homo-lesbo-transfobia como una forma de dominación del machismo, del cual resulta obligatorio hablar. Desconocer el machismo es como desconocer el consumismo, y en ambos casos ese silencio ha de imposibilitar la construcción de una sociedad justa que la mayoría de las y los venezolanos hemos proyectado como Socialismo del siglo XXI.
 
Somos seres sexuales
 
Donde la escuela y la familia dejan vacíos, rápidamente avanza el mercado, siendo para el caso de la sexualidad la pornografía, los concursos de belleza, entre otras, las principales expresiones que promueven formas de relación social desiguales entre mujeres y hombres, donde ellas son presentadas como objeto sexual de ellos.
 
Así como el enfocarnos en la homofobia como problema y no en la homosexualidad es una ruptura con el paradigma biologicista que difumina la enseñanza sobre la sexualidad, también lo es reconocer a esas y esos adolescentes como sujetos y sujetas en efervescencia de su sentir sexual. Hablar sobre el embarazo, las enfermedades de transmisión sexual y la planificación familiar sin hablarles del placer, es desconocer su esencia como seres sexuales. Se tienen relaciones sexuales porque a través de ellas se siente placer. Tener relaciones sexuales es sin duda un acto que nos mantiene saludables, felices, plenas y plenos.
 
La salud sexual no debe sembrar miedo sobre algo que es inevitable y necesario que ocurra. Se trata de brindar las herramientas para que esa búsqueda del placer sea segura y consciente.
 
Políticas públicas concretas
Deben diseñarse y ejecutarse políticas públicas específicas para dar respuesta a lo aquí expuesto, esto puede ser: distribución de un paquete a maestras y maestros con textos breves, videos y herramientas pedagógicas, como lo hecho, por ejemplo, el proyecto brasilero Escuela sin homofobia, construido por varios colectivos de la mano del Gobierno federal.
 
A modo de cierre
 
Esperamos que este aporte sea considerado por el equipo que lleva adelante la Consulta Nacional por la Calidad Educativa. Los hicimos con la intensión de continuar la construcción de un país donde impere la igualdad y la justicia social, donde no hayan dominantes ni dominados en función de su color de piel, etnia, clase social de origen, capacidad de consumo, sexo, identidad de género ni orientación sexual. Ese será el socialismo que soñó y por el que dio la vida el Comandante Chávez, y que nosotras y nosotros, hijos e hijas de él, tenemos la responsabilidad histórica de hacer realidad.

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