El próximo domingo se celebrarán elecciones parlamentarias en República Moldova, en el contexto general de la creciente tensión interimperialista entre Estados Unidos y la Unión Europea con Rusia.
La victoria habitual del Partido Comunista en las elecciones moldavas, desde 1998, tras el desastre producido por la imposición de la terapia de choque neoliberal tras la independencia, en 1991, volverá a repetirse con casi total seguridad en esta ocasión, aunque está por ver si por una diferencia suficiente como para formar gobierno y poder elegir presidente del país (en R.Moldova, el jefe de estado es elegido por el Parlamento directamente). Desde 2009, a pesar de ser el partido más votado, y tras un intento de Revolución de Colores, en la que grupos profascistas al más puro estilo Maidán ucraniano, entraron e incendiaron el Parlamento, la alianza de la oposición neoliberal ha conseguido poder gobernar en Chisinau frente al partido mayoritario.
No obstante, el PCRM no es en realidad un partido comunista. De hecho, no duda en apoyar el ingreso de República Moldova en la U.E. o la participación en las sangrientas “guerras humanitarias” organizadas por Washington, como la de Afganistan, además de formar parte del Partido de la Izquierda Europea (PIE); el grupo de partidos revisionistas eurocomunistas que, a veces, ni siquiera se puede decir que propongan políticas socialdemócratas ni que tengan verguenza alguna en defender propuestas del más bárbaro neoliberalismo.
En cualquier caso, las encuestas dan de nuevo como ganador al Partido Comunista, y un fuerte crecimiento del partido prorruso Patria, con el que podría aliarse. Estos días pasados, este último fue prohibido, acusado de recibir financiación externa (de Moscú), con el objetivo claro de evitar su crecimiento. Un arma de doble filo, no obstante, porque los votantes de Patria, a pesar de su ultranacionalismo moldavo, para algunos filofascista, podrían votar al Partido Comunista que, por cierto, también enarbola la bandera del nacionalismo, tanto frente al expansionismo rumano, cuyas autoridades llevan a cabo una politica tendente a la anexión del país vecino, que consideran parte de Rumanía desde que en 1919 pasara a formar parte de la Gran Rumania, como para defender la amistad (y las relaciones comerciales y negocios) con Rusia, frente a los intentos de EE.UU. y Europa de romperla (para hincar el diente al pastel).
Para hacernos una idea de como están las cosas ante las elecciones, los resultados de las encuestas dicen lo siguiente: el Partido Comunista obtendría un 23,4% de los votos, seguido del Partido Liberal Demócrata, con un 18.6%, el Partido Demócrata, con un 10,7%, el Partido Liberal, con un 6,3%, y el partido Patria, que, como hemos dicho, ha sido excluido de las elecciones, según la agencia Unimedia.
En realidad, se entrecruzan dos polarizaciones que en estas elecciones: una, como ya hemos dicho, el conflicto interimperialista encarnado en la elección entre Europa y Rusia; la segunda, más propagandística, la opción entre Comunismo (que en realidad es un neoliberalismo moderado de tendencia socialdemócrata), y Neoliberalismo, en la linea de los recortes y la ofensiva contra los derechos y conquistas sociales que los trabajadores moldavos todavía mantienen desde la época soviética. En realidad, esta es la gran baza del PCRM, la del pasado soviético, en una situación en la que, como afirman las encuestas, la mayoria de los moldavos reconoce contundentemente quevivian mucho mejor cuando su país formaba parte de la URSS, por lo que muchos optan por votar al partido que enarbola, aunque sea solo aparentemente, la bandera roja. Sin embargo, lamentablemente, durante los gobiernos de los comunistas, se han seguido aplicando recetas del FMI, del Banco Mundial y sumiendo al país bajo el control de las mafias multinacionales y de las grandes empresas locales (eso sí, con cierto respeto a algunas necesidades sociales, como la educación o la sanidad, o una tendencia a una relativa protección de los derechos laborales de los trabajadores).
Lo cierto es, como ya hemos señalado, que se trata de un conflicto interimperialista, y las ideologias se usan en beneficio de las potencias en liza. Se trata de saber quien se lleva la parte del león en el control de la estratégica vieja república soviética, en el marco de la expansión agresiva de la OTAN, brazo armado de EE.UU y sus vasallos, contra las potencias que ponen en cuestión su hegemonía económica y militar. Es decir, lo que está en juego, pues, es el gas, los recursos, el poder. Y, tal y como acostumbran, las potencias capitalistas, regidas por un sistema que es esencialmente barbarie, son capaces de todo para ganar la batalla.
De hecho, las autoridades de Moldavia arrestaron este miércoles a cinco personas sospechosas de estar organizando protestas violentas después de las elecciones parlamentarias que se celebrarán este fin de semana. Según los detenidos, por temor a que Rusia intente cobrar mayor influencia en el país. Durante los registros, se confiscaron revólveres, lanzagranadas, uniformes militares, planes de ataques contra edificios y grandes sumas de dinero. Lógicamente, nadie se cree que los detenidos se hayan organizado ellos solitos para la posibilidad de que los partidos prorrusos ganen las elecciones…
Gagauzia, al sur del país, y Transnistria: regiones separatistas de República Moldova |
Por otro lado, también se ha prohibido presentarse a los comicios al partido prorruso Patria, con una cota electoral, según las encuestas del 10%. La razón esgrimida por las autoridades es que han recibido financiación de Rusia.
Como se ve, no se trata solamente de comunismo/neoliberalismo, ni de Europa/Rusia, sino que todos los polos se entremezclan. El Partido Comunista es prorruso, pero coquetea con Europa, los partidos del gobierno actual, neoliberales, son proeuropeos, pero no dejan de negociar con Rusia. República Moldova es como un barco movido por el viento, y los políticos intentan aprovecharlo sople de donde sople, a la espera de acontecimientos futuros. En todo este galimatias, lo ultimo que se escucha es la opinion del pueblo, eso que dicen los “democratas” que es tan importante: los resultados de todos los sondeos confirman que los moldavos prefieren como socio y aliado a Rusia que a la UE, y a Putin antes que a Obama; pero en las dictaduras del capital no son los ciudadanos quienes deciden, como se intenta aparentar y tanto repiten los medios de propaganda.
La posibilidad de que República Moldova se acerque a Rusia, es una opción que Occidente no ve con buenos ojos, ni mucho menos, por lo que, como ya hizo en 2009 en Chisinau o ha perpetrado en tantas ocasiones en Georgia, Ucrania o en los paises árabes. Lo que está en juego es, como ya se ha dicho, no la democracia, que no existe cuando los que deciden son los intereses de una minoria y de unas cuantas corporaciones multinacionales, sino el reparto de los recursos y la lucha por la hegemonia mundial. Y esto, a no ser que los trabajadores moldavos, los productores de la riqueza, decidan dejar de añorar el pasado y se pongan manos a la obra para recuperar el poder (“La única garantía posible de democracia es un fusil en el hombro de cada obrero.” Vladimir Lenin), no cambiará ni el próximo domingo ni en muchos años.
En definitiva, EE.UU. y sus vasallos han convertido las Revoluciones de Colores o los Maidán en una peligrosa arma electoral en los paises donde los intereses de sus grandes corporaciones están en riesgo, en especial frente a la potencia capitalista alternativa que compite con fuerza por el mercado y los recursos, Rusia /y, junto a ella, China). Por ello, la pregunta que nos hacemos es muy pertinente, ante las elecciones del domingo en ese estado fronterizo y en disputa en el centro del conflicto interimperialista en ciernes, que es República Moldova ¿Están preparando Washington y Bruselas, por si acaso las elecciones no tienen el resultado que esperan, un Maidán en Chisinau?
Por último, hay que recordar que República Moldova es un país fragmentado, pues la República de Transnistria es de hecho independiente desde la guerra provocada tras el intento de unión de la antigua república soviética a Rumania, en 1991, y ha solicitado en varias ocasiones la unión a la Federación Rusa. Lo mismo sucede con la República Autónoma de Gagauzia, de mayoría turca, que ha amenazado en varias ocasiones con la independencia total si Moldavia se integra en la Unión Europea o es anexionada por Rumania, y que, como Trannistria, ha solicitado recientemente a Moscú su protección.
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