“Si las máquinas producen todo lo que necesitamos, el resultado dependerá del modo en que las cosas sean distribuidas. Cualquier persona podría disfrutar de una vida llena de lujos y de ocio si es que los bienes producidos por las máquinas son compartidos, o también podría ocurrir que la mayoría de las personas terminaran siendo miserablemente pobres si es que los dueños de las máquinas tuvieran éxito con sus “lobbys” en contra de la redistribución de la riqueza. Hasta el ahora, la tendencia parece encaminada hacia la segunda opción, generando que la desigualdad se incremente” (Stephen Hawking)
Durante una charla realizada en Reedit el connotado físico habló de diversos temas entre los que destacó su visión de la tecnología puesta en servicio o no del progreso humano.
Ya varios medios del mundo han hecho eco de las palabras de Hawking quien sostiene un punto clave en el desarrollo de las nuevas tecnologías en los procesos de prducción, ya que si bien cualquier avance científico o tecnológico han sido, y más aún en los últimos treinta años, un beneficio para áreas como la medicina o el comercio, también tenemos claro que han servido para que la acumulación de riquezas y la desigualdad se acreciente conforme los dueños de los mecanismos productivos o investigativos hagan un uso usurero de esos avances.
No es ninguna novedad que a veces en la historia el desempleo ha sido causado por avances tecnológicos, como el caso de tantas empresas que han reemplazado cientos de trabajadores por una máquina o, más actualmente, por una aplicación digital. El comercio, por ejemplo, ha sufrido cambios considerables con el nacimiento de plataformas de compra por internet o, sin ir más lejos, podemos pensar en casos tan sencillos como el reemplazo de guías humanos en las casas museo (como ocurrió por ejemplo en la Fundación Neruda) a cambio de sistemas de autoconsulta.
En un mundo en el cual los avances científicos y tecnológicos tienen un crecimiento insospechado y, donde además, las políticas económicas de los países gobernados por el capitalismo, las palabras de Stephen Hawking resuenan con fuerza ya que cuando el poder se hace cargo de las herramientas que dan más poder es común que sea el pobre el que padezca las desventajas de vivir en una sociedad que poco tiene, en general, de respetuosa con la condición humana. Por eso es interesante pensar que, más que a los robots o a las máquinas, hay que tener el ojo puesto en quienes poseen, manejan y operan cada uno de ellos.
Con Info de: HufingtonPost y Reedit
Arturo LedezmaEl Ciudadano
“Si las máquinas producen todo lo que necesitamos, el resultado dependerá del modo en que las cosas sean distribuidas. Cualquier persona podría disfrutar de una vida llena de lujos y de ocio si es que los bienes producidos por las máquinas son compartidos, o también podría ocurrir que la mayoría de las personas terminaran siendo miserablemente pobres si es que los dueños de las máquinas tuvieran éxito con sus “lobbys” en contra de la redistribución de la riqueza. Hasta el ahora, la tendencia parece encaminada hacia la segunda opción, generando que la desigualdad se incremente” (Stephen Hawking)
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