Foto de Lefteris Partsalis
Como un sol de humanidad, en medio de una tormenta de tragedias con bebés y niños refugiados procedentes del Mar Egeo, tres abuelas griegas y un bebé de refugiados conmueven al mundo.
Una de las mujeres de edad avanzada mantiene al bebé cuidadosamente en sus brazos y con un biberón lo alimenta. La madre está cerca, relajada sabiendo que su bebé está a salvo y en buenas manos.
No está claro si la familia de refugiados permanecerá en este pueblo o seguirá un camino de dificultades a través de Europa. La segunda etapa de su viaje, el pasaje en barco desde Turquía a Grecia, estuvo a salvo.
La foto fue tomada la semana pasada en Lesbos, en la islas griegas que, al contrario de Turquía, han estado recibiendo varios miles de refugiados cada semana desde la primavera pasada.
Tres abuelas griegas y un bebé de refugiados es la mejor respuesta a las repudiables escenas de policías pateando y golpeando a los migrantes, a los ciudadanos enojados de la UE que quieren ayudar a los refugiados de guerra en sus países, a los Estados miembros de la UE que dudan en tomar medidas para resolver la crisis humanitaria, a la canciller alemana, Angela Merkel, que explota a los refugiados para su propia supervivencia política interna.
La gente sencilla, los miles de voluntarios de toda Europa, dan soluciones donde las instituciones y los gobiernos fracasan.
rizopoulospost/keeptalkinggreece
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