En México, como se publicó en este espacio, la violencia y el hambre matan, cada tres días, el equivalente en número de víctimas a los atentados terroristas perpetrados en París durante el viernes pasado. Y aunque ello representaría la necesidad de hacer una reflexión sobre nuestras propias tragedias –que a veces parecieran importarnos menos que las ocurridas en otras latitudes-, lo cierto es que siempre es necesario tener presente información relevante del contexto internacional, o no se entendería por ejemplo, la injerencia de Hillary Clinton en el acuerdo para la apertura del sector energético mexicano (DesMog). Porque la sombra de la duda se cierne sobre los atentados de París por parecer ésta una operación de falsa bandera.
Y es que las evidencias gráficas sobre V-13 parisino plantean dudas sobre la veracidad y los motivos de fondo que llevaron a realizar dichos actos terroristas según la versión oficial, pudiendo apreciarse, una posible operación de falsa bandera, esto es, que la ejecución de dichos actos barbáricos pudo hacerse para la incriminación de grupos ideológicos específicos con la intención de justificar una respuesta bélica más sanguinaria por parte de la clase gobernante gala.
Los hechos
El pasado viernes, tras una serie de atentados terroristas perpetrados en la capital francesa, se cuenta como balance oficial provisional el fallecimiento de 129 individuos, de 14 distintas nacionalidades, además de 352 heridos. El ataque terrorista ha sido calificado como el segundo más trágico del continente, solamente por detrás del 11-M acontecido en España.
El presidente francés François Hollande declaró estado de emergencia sobre dicha nación además de descargar una veintena de bombas aéreas sobre la ciudad de Raqqa, que es considerada capital del Estado Islámico. Aunque no se han precisado el número de bajas, desde el intervencionismo europeo en la región de Siria, el número de muertes se estima por encima de los 125 mil.
Las dudas razonables
De acuerdo con versiones periodísticas, testigos de los atentados ‘escucharon’ gritos de Allahu akbar (Alá es el más grande) antes de las detonaciones. Dicho takbir es una profesión de fe del Islam. Sin embargo, la expresión en sí no es una prueba contundente de que los atentados hayan sido efectuados por los yihadistas suníes del Estado Islámico, puesto que no son necesarias habilidades lingüísticas particulares para que esta pueda ser pronunciada por cualquier individuo.
Llama también la atención el hallazgo de un pasaporte, mismo que pertenecía a un refugiado sirio y que se encontraba en el mismo lugar donde un terrorista hizo estallar un cinturón de explosivos. Aunque la misma policía francesa no pudo asegurar que perteneció a uno de los terroristas suicidas, ni tampoco que es un documento legítimo, es notable la facilidad con la que mediáticamente se dio por hecho que así fue, aún sin reparar sobre la incongruencia de que dicho pasaporte no fuera estropeado por la explosión acaecida, además de que este fuera portado para perpetrar el atentado. Los supuestos hallazgos de pasaportes en el lugar donde ocurren los atentados terroristas suelen ser un firme indicador sobre operaciones de falsa bandera.
Si bien la creación del Estado Islámico pasó por diversas facetas antes de convertirse en lo que conocemos el día de hoy, bien podemos rastrear el origen del mismo a Al Qaeda, compartiendo hasta la fecha, incluso los mismos colaboradores en cuanto a su financiación. Así, bajo el modus operandi que los caracteriza, no son pocas las evidencias de que el Estado Islámico fue creado por las agencias de inteligencia de USA (CIA), Inglaterra (MI6) e Israel (Mossad), siendo encontradas por lo menos 24 por el profesor Michel Chossudovsky, director del Centro de Investigación sobre la Globalización.
Recordemos que en medio oriente se viven constantes periodos de inestabilidad política que en gran parte se deben, al reparto de territorios que las potencias mundiales del mundo occidental hizo –y sigue haciendo- sobre dicha zona, pues, en general, sin intereses extranjeros de por medio, no se aprecia como una región más conflictiva que el resto del mundo. El radicalismo ideológico-religioso seguirá siendo alimentado hasta que los recursos naturales que posee dicha zona no sean lo suficientemente bajos como para no obtener una utilidad-beneficio por encima del capital que allí llega. Pecan de ingenuos quienes, a pesar de toda la información con la que se dispone el día de hoy, intentan explicar las guerras sin las motivaciones económicas que les llevan a cometer dichas abominaciones.
Los beneficios de la guerra
Como se sabe, el Consejo de Seguridad de la ONU está formado por veinte miembros, cinco de los cuales y sin argumento sólido alguno que les dé derecho a gozar de dicha cualidad, son permanentes, a saber Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Rusia y China. Ellos son quienes deciden dónde hay conflictos ‘institucionales’ en el orbe y cuáles no lo son.
Sabiendo quiénes son las potencias que deciden los destinos de la humanidad, es más fácil comprender que las motivaciones que llevan a la guerra son un libreto que se repite siempre: las ocupaciones militares tienden a llevar ‘democracias’ –siempre que sean afines a los intereses de occidente- y de paso, no vaya creerse que es su principal motivación, controlar una zona estratégica económicamente. En el caso de Siria, es una región medular para el sistema de petróleo y gas natural, razón por la cual Rusia apoya el régimen actual mientras que Los Estados Unidos y la UE apoyarían los grupos insurgentes de la región –entre los que se encuentra/ba el Estado Islámico- con la intención de saltear peajes.
Como un plus, también habría un endurecimiento de las leyes para contemplar acciones que, bajo la bandera del antiterrorismo, lacerarían los derechos fundamentales de los habitantes bajo la simple sospecha y de paso acabar con la serie de revueltas ciudadanas que han aquejado Francia durante los últimos años y que desestabilizan el statu quo.
Los antecedentes de falsa bandera
El ensayo Charly Hebdó
A principios de año hubo un atentado terrorista contra la revista satírica Charlie Hebdó en la ciudad de París, dejando 11 personas muertas e igual número de heridos. La noticia conmocionó al mundo a tal grado que de sus 60 mil publicaciones, ésta llegó a alcanzar los 7 millones de ejemplares, además de alimentar, en su momento, la islamofobia a pesar de que los musulmanes son la segunda representación religiosa en el país galo y que los grupos fundamentalistas de todas las religiones semitas, en general, tienden a cometer estos actos de barbarie.
Pero los ataques dejaron una serie de dudas que vinculó el hecho a un atentado de falsa bandera. En uno de los videos difundido por la AFP se alcanza a apreciar la inexperiencia de uno de los perpetradores al recoger un tenis que se le había caído además que, en la edición sin editar, el supuesto ‘remate’ por parte de uno de los terroristas hacia un policía que yacía en el suelo, no se aprecia que haya dado en el objetivo. Otro video grabado desde la azotea plantea también dudas así como también lo hacen las características del auto usado para perpetrar el atentado.
El 11-S
Existen diversos indicadores –más de 100- como el que señala la presencia de termita en los restos del WTC, el colapso del Edificio 7 que no fue impactado por aeronave alguna, el fuego que derritió estructuras de acero y hormigón pero que no fue capaz –otra vez- de dañar pasaportes de terroristas, además de un muy largo etcétera. Las consecuencias, como siempre, fueron la ocupación de un territorio estratégico, el endurecimiento de leyes y la muerte de cientos de miles de personas a causa de la guerra, abatiendo inocentes.
Hay que precisar, como en el caso de Boston, no son pocas las veces que los terroristas tenían vínculos con las autoridades estadounidenses.
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