En un extenso reportaje titulado “Military to Military“, el periodista Seymour Hersh reveló fuertes discusiones al interior del gobierno estadounidense por la existencia de versiones dispares sobre la situación política de Siria.
Todo habría comenzado después de que un informe de la Agencia de Inteligencia de la Defensa del Pentágono (DIA) afirmara que no existen “rebeldes moderados” en el país de Oriente Medio, sino que solo hay grupos terroristas que pretenden derrocar al presidente Bashar al Assad y que gozan del financiamiento de Estados Unidos.
Por lo menos desde 2012, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) ha estado entregado armas a esos grupos a través de la frontera de Libia con Turquía.
El Estado Mayor Conjunto de EEUU, bajo la dirección del general Martin Dempsey, habría estado perturbado por las operaciones secretas de la CIA, organismo que en definitiva abastecía de armamento a las mismas personas que el Ejército norteamericano había estado combatiendo en Irak y Afganistán.
Según fuentes citadas por el periodista ganador del Premio Pulitzer, el mando militar decidió boicotear el programa de golpe suave contra Assad elaborado por la CIA y la Casa Blanca. ¿Cómo? Proveyendo información de inteligencia al gobierno sirio a través de Alemania, Rusia e Israel.
“El Estado Mayor percibió que un desafío directo a la política de Obama tendría cero posibilidad de éxito. Por lo que en el otoño de 2013 decidieron tomar medidas contra los extremistas fuera de los canales políticos, proveyendo información de inteligencia estadounidense a los ejércitos de otras naciones, bajo el entendimiento de que sería pasada al Ejército sirio y usada contra el enemigo común, Jabhat Al-Nusra y el Estado Islámico”, escribe Seymour Hersh.
Llegado el verano de 2013 – continúa la publicación – el informe de la DIA había estado circulando ampliamente. Pero muchos en la comunidad de inteligencia estaban conscientes de que las armas de los terroristas patrocinados por la CIA continuaban llegando al mismo destino, lo cual representaba un problema para Assad.
Los remanentes del arsenal de Muammar Gaddafi, ex gobernante libio, habían creado una nueva fuente de armas. Pese a los altos precios, “no había forma de detener los envíos de armamento autorizados por el presidente (Obama)”, comentó la fuente del Estado Mayor Conjunto a Hersh.
Fue entonces cuando un representante del Estado Mayor se acercó a la CIA con una sugerencia: comprar armas turcas a menor costo. “Trabajamos con turcos de confianza que no eran leales a Erdogan”, explicó la fuente, “e hicimos que mandaran armas obsoletas a los jihadistas de Siria, incluyendo carabinas M1 que no habían sido vistas desde la Guerra de Corea y muchas armas soviéticas. Era un mensaje que Assad entendería: ‘tenemos el poder de disminuir la política presidencial”.
Michael Flynn, director de la DIA entre 2012 y 2014, confirmó a Hersh que la agencia había hecho reiteradas advertencias al liderazgo civil del gobierno de Estados Unidos sobre las consecuencias catastróficas de promover el derrocamiento de Assad. Los jihadistas, afirmó, controlaban totalmente a la oposición y Turquía no hacía lo suficiente para detener el tráfico de armas y el paso constante de combatientes extranjeros a través de la frontera.
“Si el pueblo estadounidense viera la información de inteligencia que producíamos diariamente, al nivel más sensible, treparían por las paredes”, dijo Flynn a Hersh. “Comprendimos la estrategia a largo plazo de ISIS… también discutimos el hecho de que Turquía miraba para el otro lado cuando se trataba de observar el crecimiento que estaba teniendo el Estado Islámico dentro de Siria”.
El informe de la DIA tuvo un rechazo enorme de la administración Obama,. “Sentí que no querían escuchar la verdad”, puntualizó Flynn. La pregunta es por qué.
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