El gobierno federal de EEUU ha gastado 1 millón de dólares en crear una base de datos online que recogerá los memes “sospechosos” y realizará un seguimiento de todo tipo de “información falsa”.
El proyecto, que se conoce como la “Base de datos Truthy” está siendo financiado por la Fundación Nacional de Ciencias, y como denuncian algunos medios, tiene motivaciones políticas poderosas.
El proyecto tratará de entender cómo se transmite la información errónea en Internet, pero será un equipo de investigadores financiados por el gobierno de la Universidad de Indiana, el que decidirá qué tipo de discurso político es verdadero y cuál es falso.
De acuerdo con la subvención para el proyecto, la operación será de código abierto y la base de datos estará abierta al público.
“El proyecto beneficia tanto a la comunidad científica como al público general de manera significativa. Los datos estarán disponibles a través de interfaces de programación de aplicaciones [API] y incluyen información sobre las redes de propagación de memes, los datos estadísticos, y las características de los usuarios y contenido relevante.Además, vamos a crear un servicio web abierto al público para monitorear las tendencias y los memes sospechosos. Este servicio podría mitigar la difusión de ideas falsas y engañosas, detectar las expresiones de odio y la propaganda subversiva, y ayudar en la preservación de un debate abierto”, afirma el cuerpo de la subvención.
El sitio web del proyecto explica la importancia de los memes en sus investigaciones, y sus intenciones para averiguar exactamente dónde se originan ciertos memes.
“Mientras que la gran mayoría de los memes se plantean de una manera perfectamente orgánica, impulsada por los complejos mecanismos de la vida en la Web, algunos han sido diseñados por la maquinaria en la sombra de campañas políticas de alto perfil para el congreso”.
El proyecto se centra en Twitter específicamente, pero también alcanzará a Facebook, Instagram y otros sitios en sus operaciones de minería de datos.
Este proyecto expone el nivel de paranoia del gobierno federal de EEUU ante los movimientos disidentes y la información política alternativa.
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