Esta semana el senador Armando Ríos Piter, del Partido de la Revolución Democrática (PRD),
anunció la presentación de un proyecto de ley para que México revise 75 tratados bilaterales que tiene con Estados Unidos en el caso de que el candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, gane las elecciones.
En su campaña electoral, Trump
plantea una fuerte posición antiinmigrantes, que puede afectar a los latinos en general y a los mexicanos en particular.
En total, la población latina de EE.UU. está compuesta por 55,2 millones de personas, el 17 % del número total de habitantes del país, de los cuales 25,4 millones están registrados para votar en las próximas elecciones presidenciales de noviembre.
Asimismo, el Instituto de los Mexicanos en el Exterior indica que en EE.UU.
viven seis millones de mexicanos indocumentados sobre un total de 33,7 millones, de los cuales un 80 % no tiene acceso al crédito, un 60 % no habla inglés y un 55 % carece de seguro médico.
El tratado de Guadalupe-Hidalgo
Entre los acuerdos que plantea rever Armando Ríos Piter figura el Tratado de Paz, Amistad, Límites y Arreglo Definitivo entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de América de 1848, también conocido como Tratado de Guadalupe-Hidalgo, que puso fin a la guerra entre ambos países y determinó que la mitad del territorio mexicano pasara a manos estadounidenses.
En concreto, cambiaron de manos los actuales estados de Texas, Nuevo México, California, Nevada, Arizona y Utah, además de algunas zonas de Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma.
- Mapa de la organización territorial de México durante las Repúblicas Centralistas (1835-1846) | Sémhur / Wikimedia Commons
Mexico cedió todos esos territorios para poner fin a una guerra que había comenzado dos años antes, cuando las tropas estadounidenses invadieron el país azteca.
Antecedentes de una guerra imperialista
En 1821 finalizó la guerra de independencia de México, que dejó al país en una situación económica precaria. Este hecho motivó que vendiera territorios en el norte del país cualquier extranjero que quisiera convertirse en ciudadano mexicano mediante la venta de terrenos a bajo precio, a crédito y con exención de impuestos por cinco años, una medida que generó una migración masiva de estadounidenses y tendría nefastas consecuencias.
Alentada por EE.UU., Texas proclamó su independencia en 1836 como ‘la república de la estrella solitaria’. Si bien México nunca reconoció esa soberanía, en 1845 Washington votó su anexión como nuevo estado de la Unión.
“He mantenido desde el principio que los Estados Unidos son los agresores… No tenemos el más mínimo derecho a estar aquí… Parece que el Gobierno envió un pequeño destacamento para provocar la guerra, para tener un pretexto para tomar California y todo el territorio que se le antoje”. Estas palabras, citadas por Zinn, pertenecen a Ethan Allen Hitchcock, comandante del Tercer Regimiento de Infantería durante la guerra.
Con un Ejército mejor armado y financiado, la ofensiva estadounidense fue aplastante. Además del despliegue sobre el terreno, la Marina de EE.UU. bloqueó los puertos del golfo de México y del Pacífico. Con la victoria en sus manos, Washington
exigió los territorios de Nuevo México y Alta California, pero el gobierno de Antonio López de Santa Anna no aceptó.
Entonces, las fuerzas estadounidenses avanzaron hasta las puertas de la capital mexicana. El mandatario mexicano renunció y asumió el mando el titular de la Suprema Corte de Justicia, Manuel de la Peña, quién negoció la paz.
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