domingo, 6 de noviembre de 2016

Clinton y Trump: la misma m….a

Llegó la hora de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, y todo parece indicar que la señora Hillary Clinton será la primera mujer en asumir el cargo político más alto en dicho país. Ahora bien, ¿Clinton gobernaría de forma diferente a como lo haría el prepotente y xenófobo Donald Trump?
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Llegó la hora de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, y todo parece indicar que la señora Hillary Clinton será la primera mujer en asumir el cargo político más alto en dicho país, al menos según lo revelado por diversas encuestas. Ahora bien, ¿Clinton gobernaría de forma diferente a como lo haría el prepotente y xenófobo Donald Trump?
La respuesta a la pregunta anterior es un rotundo no, más allá de la verborrea del “loco” Trump y de la “inteligencia” y “sensibilidad” de Clinton. Entiéndase que Estados Unidos aún es una potencia global, con todo y la crisis económica que le agobia y la dura competencia con China por el control de los mercados mundiales. Potencia en la que convergen intereses de grupos, sectores y lobbies, verdaderos motores de la política interior y exterior estadounidense. En pocas palabras, las élites son las que realmente gobiernan en el país norteamericano, y los líderes políticos, tanto republicanos como demócratas, no son más que unas marionetas al servicio de aquellas.
De manera que sin importar el resultado electoral, Estados Unidos continuará con su política agresiva dentro y fuera de sus fronteras; habrá cada vez más limitaciones para el ejercicio de las libertades civiles en su territorio, y por tanto una mayor represión a las masas, progresivamente inconformes con el Statu Quo. Gane Clinton o Trump, parece indetenible la consolidación del totalitarismo, disfrazado por ahora de democracia. De igual forma esa nación, si bien en aparente decadencia, seguirá actuando como una potencia vigilante e intervencionista en pro de sus intereses en el mundo entero. Intereses que no son precisamente los del pueblo estadounidense común, sino los de una minoría poderosa conformada por mega capitalistas, para nada preocupados por el bienestar de millones de norteamericanos y de ciudadanos en otras partes del planeta.
Para finalizar este breve escrito, valga citar a Otoniel Morales, exprofesor de Historia de Estados Unidos en la Universidad de Los Andes (Mérida, Venezuela), quien sostiene en su libro Imperio y Democracia, que efectivamente republicanos y demócratas siempre han sido la misma m….a, al menos en lo que respecta a las relaciones del águila imperial con el resto del orbe:
“(…) las administraciones demócratas y republicanas desde el inicio de la república estadounidense han respondido en la práctica a similares intereses políticos, económicos, geoestratégicos y sociales (…), lo que es bueno para los republicanos en política exterior, es bueno también para los demócratas (…), no existen prácticamente diferencias de fondo entre republicanos y demócratas en sus relaciones con América Latina y el Caribe desde que se promulgó la Doctrina Monroe en 1823 (…)”.

¿Acaso alguno de los dos candidatos presidenciales irá en contra de la corriente durante su mandato?

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