La violencia de la oposición venezolana se hace evidente en los crímenes de odio que desde abril ocurren en las calles del país contra personas por ser señalados de chavistas (simpatizantes de la Revolución Bolivariana y el Gobierno).
Entre los crímenes más evidentes se encuentra el asesinato de Almelina Castillo el 19 de abril. Falleció a causa de una herida en la cabeza provocada por el lanzamiento de una botella de agua congelada, desde un edificio de La Candelaria en Caracas.
Almelina fue atacada mientras caminaba en dirección contraria a una marcha convocada por el Gobierno venezolano, con motivo del día de la independencia.
El joven Bryan Principal fue asesinado en las afueras de la urbanización Alí Primera de Barquisimeto, creada por la Gran Misión Vivienda Venezuela durante el gobierno de Hugo Chávez, en el estado Lara. El lugar era asediado por vecinos antichavistas de clase media alta.
“Envié a mi hijo anoche a la entrada de Alí Primera (urbanización) a comprarme unas cosas (…) y de repente se escucharon unos tiros. Mi hijo recibió una bala perdida que le traspasó la espalda hacia al estómago, dañándole todos los intestinos y una vena arterial, las consecuencias fueron graves y falleció a las once de la mañana”, explicó a Alba Tv, Marbelys Jiménez, madre de Bryan.
Dos jóvenes fueron quemados en la ciudad de Maracaibo, capital del estado venezolano de Zulia, el domingo 2 de julio durante el denominado trancazo convocado por la oposición venezolana.
El 18 de mayo fue apuñalado y quemado el joven Carlos Ramírez por supuestamente ser chavista, el 20 del mismo mes el joven Orlando Figuera fue quemado por manifestantes de la oposición venezolana y falleció por un paro cardiopulmonar, informó el ministro de Comunicación, Ernesto Villegas.
El 29 de junio fueron quemados dos jóvenes de la ciudad venezolana de Barquisimeto: Henry Escalona y Wladimir Peña de 21 y 27 años respectivamente quienes se identificaron como simpatizantes del Gobierno de Nicolás Maduro.
El joven identificado como Giovanny González de 24 años fue quemado y apuñalado el 26 de junio por encapuchados en La Castellana al confundirlo con un “chavista”, informó el ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Néstor Reverol, quien añadió: “Otra muestra de delitos de odio de la derecha facista”.
El sábado 27 de mayo, en la ciudad de Cabudare cerca de Caracas (capital), Danny Subero de 34 años, teniente retirado de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) fue agredido luego de ser llamado infiltrado en el acto fúnebre en memoria de Manuel Sosa que habría fallecido por disparos en una protesta opositora en la misma zona el día anterior.
Subero que se encontraba en el lugar de la concentración fue rodeado por un grupo de jóvenes que al ver su carnet para conducir vehículos militares lo golpeó salvajemente hasta acabar con su vida, dejándolo tirado en medio de la vía. Su cuerpo presentó heridas de bala y su moto fue quemada.
El presidente venezolano Nicolás Maduro calificó el hecho como “un crimen de odio que llena de heridas el corazón de la patria” e informó que los responsables estaba identificados e irían presos.
El linchamiento de un exmilitar venezolano por parte de un grupo de opositores que lo acusaron de “infiltrado” es “un crimen de odio sin precedente que evidencia que la oposición podría haber perdido el control de los actos que promueven”, explicó el experto en Derechos Humanos, Wilman Verdú.
El 30 de junio fueron desnudados y golpeados dos jóvenes simpatizantes del Gobierno de Nicolás Maduro.
Los hechos coinciden con el sicariato político del sindicalista Esmin Ramírez y la dirigente comunal Jaqueline Ortega Delgado, ambos asesinatos selectivos que ocurren en el contexto de las protestas violentas y recuerdan los casos similares como las ejecuciones de Eliécer Otaiza y el diputado Robert Serra en 2014.
El defensor del Pueblo, Tareck William Saab, expresó su condena y manifestó que los crímenes de odio “desarrollaron su caldo de cultivo violento en Venezuela entre abril y mayo”. Además, hizo un llamado a hacer frente a este “brutal fenómeno” que atenta contra la paz.
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