Resumen Latinoamericano / 15 de enero de 2018 / Óscar Miguel Marroquín
Las criminales acciones llevadas a cabo por la Fuerzas Armadas y la policía militar (Escuadrones de la Muerte) por órdenes del dictador Juan Orlando Hernández, están acelerando los acontecimientos camino a la insurrección popular.
La cúpula del Partido Nacional y el dictador Juan Orlando Hernández, están convencidos que es imposible una insurrección popular en Honduras, bajo el argumento que este no es un problema social propiamente, sino una crisis derivada dentro del ambiente eminentemente político (entiéndase FRAUDE ELECTORAL).
No cabe duda de que la dirigencia del Partido Nacional y el propio Juan Orlando, están haciendo una lectura bastante equivocada de la actual crisis política que se vive en Honduras, pues esta crisis no se ha producido en un contexto social favorable al gobierno o al menos en una situación social con índices que presenten una aceptable calidad de vida en un alto porcentaje de la población, pero fundamentalmente en los sectores más desposeídos que dicho sea de paso son la mayoría en este país.
A juzgar por las declaraciones realizadas por algunos dirigentes del Partido Nacional, por cierto, bastante torpes, bien se puede pensar que estos creen tener el sartén por el mango, es decir, creen conocer a ciencia cierta que con un par de maniobras políticas que lleven a cabo bastará para desmontar cualquier posibilidad de un levantamiento social en el país.
En mi opinión, lo único que podría contener los ánimos insurreccionales del pueblo sería que Juan Orlando Hernández acepte entregar el poder el día que corresponde, en otras palabras, entregarle la banda presidencial al legítimo ganador de los pasados comicios, contrario a esto, no creo que las maniobras políticas a las que esta acostumbrado el Partido Nacional le puedan, a estas alturas, surgir efectos positivos.
La represión llevada a cabo por el ejército y la Policía Militar (Escuadrones de la Muerte) el pasado viernes, en contra de una manifestación pacífica, es a todas luces el indicativo de la poca posibilidad de maniobra política que tiene el dictador Hernández, es por eso que hace uso desesperadamente de la violencia, en un intento por demás decirlo, vano por desmoralizar a quienes están plenamente convencidos de que en Honduras se produjo un monumental FRAUDE ELECTORAL.
Como el dictador Hernández ya agotó todas las mentiras y maniobras políticas para convencer al pueblo que él “ganó de manera transparente las pasadas elecciones” entonces ahora recurre a la violencia institucional como forma de imponerse ante el rechazo casi generalizado que se percibe dentro y fuera de Honduras por propios y extraños.
Si antes del pasado viernes 13 de enero del presente año existía remotamente alguna posibilidad para pensar que Juan Orlando optaría por la dinámica política más que por la violencia, para disminuir la grave crisis política y social que vive ahora mismo el país entero, ya no hay duda de que esa posibilidad ha quedado prácticamente enterrada.
En adelante, la violencia será prácticamente el lenguaje del dictador.
Violencia que por supuesto, desencadenara en una verdadera insurrección popular, hasta que Juan Orlando Hernández abandone casa presidencial.
0 comentarios:
Publicar un comentario