A ¡Shangó pisa fuerte /A lo largo de los soportes del cielo!/ Shangó es un zaleador de fuego/ Cada uno de sus pasos conmueve el cielo./ Conmueve la tierra/.¡Shangó Shangó Ho! (“Una Tempestad”. Aimé Cesaire)
Por Armando Orozco Tovar
Todos deberíamos leer e investigar sobre Haití para ponerla a existir en nuestra conciencia, pensamiento y memoria como a un pueblo hermano, latinoamericano y caribeño de gran riqueza espiritual.
Textos como “El reino de este mundo” del cubano Alejo Carpentier nos permitirán conocer más a fondo a esta región invisivilizada por el colonialismo, las tiranías y el imperialismo a lo largo de su historia. Se deben leer también obras como “La tragedia del rey Christopher” y “Una Tempestad “de Aimé Cesaire, que con “El Compadre General Sol” de Jaques Stephen Alexis, “Los gobernadores del Rocío” de Jacques Roumain y la poesía de René Depestre, constituyen un buen ejemplo para entender esta sui géneris cultural del Caribe.
Deberíamos buscar también en su arte y artesanía que están en los museos como otra forma de comprender esta nación donde no se generó el llamado “desarrollo” del capitalismo occidental a pesar de haber sido el primer país que conquistó su independencia en 1804 aprovechando la aparición de la Revolución Francesa a finales del siglo XVIII.
Esta nación es un país conformado por habitantes secuestrados de diferentes pueblos de África por Francia y que fueron traídos para el trabajo esclavo (utilización gratuita de la fuerza de trabajo) como lo hizo España y otras naciones europeas en América. Pueblos negros que pasaron de ser conformados por seres humanos a seres convertidos en herramientas de trabajo, objetos o animales, condición no superada aún por el subconsciente colectivo que le resta autodeterminación e incapacidad para inventar otras formas diferentes de producción a las artísticas, religiosas, mágicas o míticas prevalecientes e inmateriales de su cultura.
Los afro haitianos fueron traídos de diferentes tribus del continente negro y el hecho de no haber adoptado plenamente las religiones católicas y protestantes como tampoco los idiomas occidentales conformó en ellos su aislamiento lo cual los llevó a tenerse que inventar el “Creol” como idioma propio y el Vudú como su religión.
Geográficamente Haití hace parte de la isla “La española”, nombrada así por los conquistadores ibéricos que llegaron en la invasión con Colón en 1492 y cuyo territorio colinda hoy con la República Dominicana. A las catástrofes naturales como la acaecida hace un año se suman las desgracias de las continuos saqueos imperiales los cuales han producido en años anteriores el exilio de muchos de sus intelectuales, artistas y pensadores hacia Europa, los Estados Unidos y otras naciones donde se destacan en el dominio de los idiomas y en la administración de empresas.
Entre los hombres de renombre que marcharon para Francia está el escritor comunista jaques Stephen Alexis, que después de varios años regresó a su patria para continuar la lucha por su liberación siendo asesinado por el dictador Duvalier, “Papá Doc”, “El Pinochet negro del Caribe” el cual vuelve ahora cínicamente encarnado en su hijo “Baby Doc” con ganas de poder otra vez a pesar de sus múltiples crímenes, robos y atentados contra los Derechos Humanos realizados durante su tiranía. Vuelve ahora dizque para organizar el país desistitucionalizado por ellos mismos y apoyados por el imperialismo yanqui y las tiranías de Trujillo, Somoza, Stroessner, Pérez Jiménez, Batista, etcétera. Sería buen momento para que la justicia haitiana El Tribunal Penal Internacional lo llamara a cuenta por sus crímenes.
Sin embargo este pueblo que colaboró con Simón Bolívar, para que la América del Sur fuera libre con seguridad en el futuro sobreviva gracias a su espíritu el que alguna vez le permitió inventarse como nación.
Por Armando Orozco Tovar
Todos deberíamos leer e investigar sobre Haití para ponerla a existir en nuestra conciencia, pensamiento y memoria como a un pueblo hermano, latinoamericano y caribeño de gran riqueza espiritual.
Textos como “El reino de este mundo” del cubano Alejo Carpentier nos permitirán conocer más a fondo a esta región invisivilizada por el colonialismo, las tiranías y el imperialismo a lo largo de su historia. Se deben leer también obras como “La tragedia del rey Christopher” y “Una Tempestad “de Aimé Cesaire, que con “El Compadre General Sol” de Jaques Stephen Alexis, “Los gobernadores del Rocío” de Jacques Roumain y la poesía de René Depestre, constituyen un buen ejemplo para entender esta sui géneris cultural del Caribe.
Deberíamos buscar también en su arte y artesanía que están en los museos como otra forma de comprender esta nación donde no se generó el llamado “desarrollo” del capitalismo occidental a pesar de haber sido el primer país que conquistó su independencia en 1804 aprovechando la aparición de la Revolución Francesa a finales del siglo XVIII.
Esta nación es un país conformado por habitantes secuestrados de diferentes pueblos de África por Francia y que fueron traídos para el trabajo esclavo (utilización gratuita de la fuerza de trabajo) como lo hizo España y otras naciones europeas en América. Pueblos negros que pasaron de ser conformados por seres humanos a seres convertidos en herramientas de trabajo, objetos o animales, condición no superada aún por el subconsciente colectivo que le resta autodeterminación e incapacidad para inventar otras formas diferentes de producción a las artísticas, religiosas, mágicas o míticas prevalecientes e inmateriales de su cultura.
Los afro haitianos fueron traídos de diferentes tribus del continente negro y el hecho de no haber adoptado plenamente las religiones católicas y protestantes como tampoco los idiomas occidentales conformó en ellos su aislamiento lo cual los llevó a tenerse que inventar el “Creol” como idioma propio y el Vudú como su religión.
Geográficamente Haití hace parte de la isla “La española”, nombrada así por los conquistadores ibéricos que llegaron en la invasión con Colón en 1492 y cuyo territorio colinda hoy con la República Dominicana. A las catástrofes naturales como la acaecida hace un año se suman las desgracias de las continuos saqueos imperiales los cuales han producido en años anteriores el exilio de muchos de sus intelectuales, artistas y pensadores hacia Europa, los Estados Unidos y otras naciones donde se destacan en el dominio de los idiomas y en la administración de empresas.
Entre los hombres de renombre que marcharon para Francia está el escritor comunista jaques Stephen Alexis, que después de varios años regresó a su patria para continuar la lucha por su liberación siendo asesinado por el dictador Duvalier, “Papá Doc”, “El Pinochet negro del Caribe” el cual vuelve ahora cínicamente encarnado en su hijo “Baby Doc” con ganas de poder otra vez a pesar de sus múltiples crímenes, robos y atentados contra los Derechos Humanos realizados durante su tiranía. Vuelve ahora dizque para organizar el país desistitucionalizado por ellos mismos y apoyados por el imperialismo yanqui y las tiranías de Trujillo, Somoza, Stroessner, Pérez Jiménez, Batista, etcétera. Sería buen momento para que la justicia haitiana El Tribunal Penal Internacional lo llamara a cuenta por sus crímenes.
Sin embargo este pueblo que colaboró con Simón Bolívar, para que la América del Sur fuera libre con seguridad en el futuro sobreviva gracias a su espíritu el que alguna vez le permitió inventarse como nación.
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