miércoles, 23 de febrero de 2011

Carta a los pueblos originarios

¿Qué discurso sería el de Obama, Merkel, o el de cualquier líder occidental sin sus multinacionales devastando, contaminando y exterminando pueblos, culturas, montañas y ríos?

Lluís Ronda | Dénia 

Ni lo advierten ni quieren admitir las demoledoras consecuencias de sus políticas, de sus acciones. Sí, actúan en nombre de su doctrina, su dogma, su manera de ver y entender el mundo: su “sistema”.
Están convencidos de ser los garantes de la   “paz”, “libertad”, “democracia”, de haber experimentado sus virtudes y decididos a ejecutarlas conforme han creído entender. Así, han resuelto universalizarlo, homogeneizarlo y someterlo todo en nombre de su idea de mundo y de dios, ese dios también único, personal, autócrata y omnipotente que anda con barbas por los cielos al cual rezan creyendo salvarles la conciencia antes y después de cada uno de sus actos.
Los adalides del XXI hablan sin cesar de productividad, de crecimiento, de consumo, de expansión, de globalización, de mercados, de financiación, de divisas, de competitividad, de interés comunitario, de bien común, de modernidad, de prosperidad, de estado del bienestar, de progreso, pero, sobretodo, hablan de futuro. El “futuro” es el pilar sobre el cual montan su estructura democrática, una estructura convenientemente dirigida y articulada que, ¡como no! crece   ilimitada y arrebatadoramente en busca del siguiente pilar y así sucesivamente, todo ello ante los aplausos  de una sociedad expectante y ya envilecida por su fe en la propaganda, la tecnología de consumo y la imagen, donde la seguridad es la obsesión de sus dirigentes: hay que defender del “enemigo” toda praxis del “sistema” o “doctrina mundi”.
Perú, Panamá, Argentina, Uruguay, Paraguay, Honduras, Ecuador, Colombia, Chile… multinacionales del petróleo, mineras, hidroeléctricas, agroindustria, bancos… llegan los “adoctrinadores democráticos” del progreso, de la ventura, con la monserga del “desarrollo” para facilitar el ingreso en el club de las “potencias económicas” y competitivas.
Pero la realidad es otra. Los explotadores por antonomasia del planeta buscan los recursos naturales: petróleo, gas natural, minerales no metálicos, agua subterránea, rios de alto potencial hidroeléctrico, bosques para madera, riqueza biogenética… ¡hay que encontrarlo y explotarlo como sea! de lo contrario, no hay “futuro” que predicar, no hay producción, ni consumo, ni economía para seguir construyendo esta estructura de huída política hacia el futuro, no habrá, por tanto, credibilidad  que preserve la estupidez de sus acólitos.
¿Qué discurso sería el de Obama, Merkel, o el de cualquier líder político occidental sin sus multinacionales devastando, contaminando y exterminando montañas, campos y ríos?
¿Cómo podrían hablar de superar sus “crisis económicas”, de recuperar su “productividad”, sus “crecimientos económicos”, sin las decenas de niños aborígenes que mueren (privados de medicamentos y médicos) por beber agua de río contaminada por las minas, o los miles de indígenas que mueren asesinados por defender sus tierras ancestrales? ¡Sus ríos se llenan de sangre nativa!
¿Qué les importan la desaparición de pueblos originarios, sus usos y costumbres, la destrucción cultural de pueblos ancestrales?
¿Qué les importa el terror, el secuestro, las masacres, esta violación de   derechos humanos?
¿Qué les importan los impactos socio-ambientales, la irreversible pérdida de biodiversidad?
¿Qué les importan los campesinos, sus tierras comunales y sus medios de vida?
Sin embargo, la complicidad de algunos gobiernos sudamericanos con las “democracias del progreso”, imponen la represión  a través de fuerzas militares y paramilitares, acusando de sabotaje y terrorismo  a quienes durante milenios han vivido en comunión, en harmonía con la naturaleza; a quienes han compartido un destino común con ella; a quienes han sabido escuchar y guardar sus mensajes, su sabiduría; a quienes han fundido su cuerpo y espíritu  con la tierra y sus dioses. Hoy, estos hijos de la tierra son “terroristas” ante el mundo “civilizado” por defender a su “Sagrada” Madre.
EEUU, la Comunidad (económica) Europea y “sus” democracias, saben cómo defender “sus” derechos humanos: hay que garantizar el estado de bienestar y la calidad de vida de “sus” ciudadanos explotando las actividades más nocivas del planeta en América Latina, defendiéndose sin titubear de todo “terrorista” que quisiera impedirlo. Para ello, Sudamérica se militariza con la compra de armamento, con sus 18 bases militares norteamericanas.
Brasil: 27.124 millones de dólares en gastos militares; Colombia: 10.055; Chile: 5.653, México: 5.490; Argentina: 2.608...
Sólo Europa ha vendido en estos últimos años armamento por valor de 1.839.559.010 millones de euros, un 34% del total de su exportación mundial, ¿cuánto más EEUU?
Plan Colombia, Plan Puebla Panamá, Iniciativa Mérida, Comando Sur y una IV flota norteamericana que controla toda América Latina. Así, con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, expulsan a campesinos de sus tierras, los asesinan en beneficio de empresas dedicadas, por ejemplo, al cultivo de palma africana o soja transgénica… matan sin piedad a quien perjudique los intereses de las multinacionales. Eso sí, se sigue traficando con droga, si cabe, con mayor intensidad, al igual que Afganistán.
“Os conviene que muera un solo hombre por el pueblo”, dijo Caifás a los doctores de la ley. Jesús había de morir para evitar la ruina de Israel. Fue una medida política.
Hoy, la boca de Caifás sigue hablando: “Es necesario el exterminio de los pueblos indígenas, la destrucción de la naturaleza, para salvar occidente de la crisis”. También es una medida política, pero esta vez con el inestimable y poderoso maquillaje hipócrita de los medios de comunicación del “sistema”, que   ocultan la cara al demonio y difunden con timbre de bondad su voz.
A todos los pueblos originarios que viven la inmensidad del presente, que no tienen necesidad de desarrollarse, ni manipular, ni instrumentalizar nada; que viven la plenitud de sus culturas con la naturaleza; que habitan con autenticidad este planeta llamado tierra, a ellos, herederos de sabiduría milenaria, de la Madre Tierra, les digo:
Somos miles, millones, en este mundo “moderno” y “desarrollado”, los que creemos que ya se ha agotado la credibilidad política. Estamos hartos de tanta hipocresía e injusticia por parte de nuestros líderes capitalistas en este “modelo” de mundo global y manipulador en el cual malvivimos.
Somos miles, millones, los que hemos preservado el espíritu humano frente al poder del dinero y su falaz idea de felicidad. Es nuestro espíritu que nos abre los sentidos y nos hace corresponsables de las consecuencias de vuestro sufrimiento, de vuestro dolor. Por esta razón, estáis en nuestras mentes y en nuestros corazones a través de la lucha por la dignidad humana, la lucha por la defensa de esa “verdad” que se encuentra en la diversidad, en el pluralismo del respeto, el diálogo y la integración, por la libertad y derechos de los pueblos.
Somos conscientes del estado de alarma planetaria: la Madre Tierra nos ha mostrado sus límites, por ello, profunda y sinceramente, obramos nuestras intenciones con la fuerza del Amor por la Vida, la fuerza del espíritu, con la esperanza que el ser humano cambie urgentemente su percepción de mundo, se transforme y vuelva a reintegrarse en armonía con la naturaleza y el cosmos, con la Vida.
“El día que el espíritu del Che no tenga que empuñar armas, ese día habrá triunfado la Revolución del Espíritu Humano”… ¡Iniciémosla ya!
http://lluisronda.blogspot.com

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