La censura de la democracia vuelve a hacer de las suya. Jamás me convencieron con la cacareada libertad de expresión del país “más libre” del planeta.
Rouslyn Navia Jordán (Periodista cubana)
La censura de la democracia vuelve a hacer de las suyas…cada día me impresionan menos estas manifestaciones pues jamás me convencieron con la cacareada libertad de expresión del país “más libre” del planeta.
Primero fue la valla que exigía la excarcelación de los 5 luchadores antiterroristas cubanos presos en cárceles norteamericanas bajo falsos cargos, nunca demostrados. Una bofetada en pleno rostro de la mafia anticubana, que por arte de la magia (dólare$ de por medio, claro está) desapareció en menos de 24 horas, incumpliendo con el contrato donde se estipulaba que debía permanecer durante todo un mes a la vista de una de las avenidas más transitadas de esa ciudad de Florida.
Luego a Google, la ya para mi desde hace algunos desacreditada empresa, se le ocurrió vetar el canal que Cubadebate poseía en Youtube. Dicen ellos (Google), que por subir un video donde Posada Carriles, un personaje que se entretiene en sus ratos de ocio poniendo bombas en aviones civiles, hacía algunas declaraciones que quizá no resultaban muy convenientes que se difundieran…para mi fue solo una vil excusa.
Si ya se que me van a preguntar por qué diantres digo que Google estaba muerta y enterrada desde hace mucho…pues verán, la simple lectura de “This product is not available in your country” (este producto no está disponible en su país) me revuelve el estómago. No basta con impedirnos el acceso a la fibra óptica para mejorar nuestra velocidad de conexión y permitir el aumento de la conectividad de los ciudadanos a la red de redes, sino que también tenemos que luchar contra la imposibilidad de adquirir software y hardware…en fin…el mar (como solemos decir por acá).
Continuando con mi historia, luego de la censura a Cubadebate cayó con la rapidez del rayo la de la página de Facebook también de Cubadebate, abierta al diálogo para que los usuarios expresaran sus opiniones sobre lo sucedido con su canal de Youtube y un poco después (muy poco, de hecho) el perfil en Facebook de Canal Habana.
Una página que no convenía, al parecer, pues allí se debatían, con amplitud y sin tapujos, temas medulares de interés para cubanos y no cubanos. Claro, pero silenciar la verdad de mi país conviene más a los dueños de Internet…que desafortunadamente son nuestros enemigos.
Lo más risible de esta situación, fue el mensaje que recibieron los administradores de la página de Canal Habana, en el que se aducía de manera no muy clara que en Facebook no estaban permitidas las páginas que incitaran al odio y la violencia, y de cierto modo insinuaban que esa página en esencia se dedicaba a semejantes asuntos.
Y es entonces cuando llega el pollo del arroz con pollo: veo, ¡¡en el castísimo Facebook!! Una página con el único y exclusivo objetivo de promover e incitar a un levantamiento popular en Cuba para destruir a la Revolución.
¡Qué pena que Facebook sea ciego! O quizás no es tan ciego, creo más bien que Mark Zuckenberg sabe muy bien jugar en el equipo que paga mejor…ya me convencí luego de ver hace unos días la película La red social que se autodenomina “basada en hechos reales”.
desde el momento mismo en que los medios de comunicacion masiva estan en manos de los poderesos carteles economicos significa que ellos diran que esta permitido y que no esta permitido manipulando el psiquis de las personas comunes y corrientes y de las no tan comunes y corrientes que por su forma de ver las cosas y de aceptarlas... las toman como las ven o las oyen sin analizar en lo mas minimo si son ciertas o son mentiras o sin importarles la verdad
ResponderEliminarla verdad en un mundo mediatizado / puede ser una gran mentira o convertir una metira de tanto repetirla en una realidad sonante y consonante
en un mundo donde el conformismo es la panacea que el dinero multiplica / es necesario despertar conciencias / PARA CREAR UN MUNDO DONDE ¡LO LEGAL NO ESTE SOBRE LA JUSTICIA!
JORGE RODRIGUEZ LAGOS
HONDURAS C.A.