Según las fuentes de la administración de Barack Obama, el presidente estadounidense firmó una directiva presidencial autorizando misiones de la CIA en Libia.
Ria Novosti
Un artículo de Andrei Fediashin: No cabe dudas que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) puede asesinar al líder libio, Muamar Gadafi. Entonces, ¿por qué no lo ha hecho todavía?
Según las fuentes de la administración de Barack Obama, el presidente estadounidense firmó una directiva presidencial autorizando misiones de la CIA en Libia.
Los rumores sobre el envío de agentes de la CIA a Libia para establecer contacto con la oposición y evaluar sus puntos fuertes y débiles hicieron recordar con nostalgia la época de misiones románticas de capa y espada. La intriga es irresistible.
“The Сompany”, como llaman a la CIA sus agentes, dispone de todo lo necesario para matar a Gadafi. La CIA puede utilizar intermediarios para llevar a cabo una “acción punitiva” (asesinato, en la jerga de los espías), borrar las huellas y dejar a la comunidad internacional confusa en conjeturas sobre la probable participación de la CIA en la liqudación del gobernante libio.
Pero hay un problema en este escenario. El 18 de marzo de 1976, el entonces presidente estadounidense Gerald Ford (1974-1977) expidió la Orden Ejecutiva 11905 según la cual los agentes de EEUU tienen prohibido involucrarse directa o indirectamente en asesinatos políticos.
En los años 60 y 70, los agentes de la CIA aprovecharon su “derecho” a matar para orquestar el asesinato de Patricio Lumumba en el Congo y participar en los atentados contra Fidel Castro en Cuba. Esto provocó sonados escándalos y motivó al presidente Ford (republicano) a introducir la respectiva prohibición.
Las directivas presidenciales no son leyes pero se cumplen, aunque muchos están convencidos que en realidad las prácticas que prohibió la directiva de Ford nunca han dejado de estar en el orden del día de la CIA, a pesar de los obstáculos legales.
Pero esos escépticos se equivocan. El sistema político estadounidense está estructurado de modo que cualquier incumplimiento de la directiva presidencial tarde o temprano sale a la luz pública.
Y esto puede causar dimisiones, perjudicar reputaciones o aun provocar una condena carcelaria. Además, todo esto se conocerá en las Comisiones de Inteligencia del Congreso (tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes).
Tales secretos no pueden siempre mantenerse en secreto aun en un organismo de inteligencia, como la CIA. Allí siempre se podrá encontrar a un empleado descontento, ofendido por su jefe, que ardiera en deseos de filtrar la información secreta.
Y como en EEUU la Casa Blanca y el Congreso siempre están dominados por los partidos opositores, hay muchos que quieren descubrir la verdad.
La mayoria de los funcionarios públicos cumplen las directivas presidenciales para sobrevivir politicamente. Los estadounidenses suelen conciliar con los poderes extraordinarios del gobierno de EEUU en caso de la introducción de un estado de emergencia, como la guerra.
Recordemos, por elemplo, la guerra contra el terrorismo delarada por el mandatario estadounidense George W. Bush tras el S-11. Pasados unos dos meses tras los atentados terroristas de 2001, Bush firmó una directiva autorizando a la CIA matar a los terroristas, incluido Osama bin Laden.
Pero existen dudas que la CIA haga todo lo posible para liquidarle. Porque bin Laden es un símbolo del mal universal y un buen pretexto para justificar todas las operaciones poco legales.
Si algo mata a bin Laden es más probable que no sea realizado por la CIA sino por una bomba de 1.000 libras de peso.
En cuanto a Muamar Gadafi, él no está incorporado en ninguna lista de terroristas. Es más, a partir del año 2000, la CIA mantuvo una cooperación con el servicio de Inteligencia de Libia.
Según las fuentes de la CIA, antes de que iniciaran los disturbios masivos en Libia en febrero de 2011, este país suministraba a la agencia la información importante sobre los terroristas, Al Qaeda y otros problemas del mundo árabe.
Nuevas roturas en el regimen de GadafiEl hombre que puede contar mucho sobre la cooperación entre Libia y la CIA es Musa Kusa, ex ministro libio de Asuntos exteriores de 64 años de edad, que huyó a Londres, pidió asilo político y dijo que no quiere representar a Libia más.
Kusa se consideraba el funcionario libio más influyente del círculo de Gadafi que a principios de los 2000 empezó a mejorar relaciones entre Libia y el Occidente.
Ahora se puede esperar que otros partidarios del régimen de Gadafi de rango más bajo sigan el ejemplo de Musa Kusa.
Según la ley, la CIA necesita un directiva especial del presidente estadounidense para cumplir misiones que puedan o influyan en la política exterior estadounidense, la directiva de este tipo ya fue firmada por Obama supuestamente hace dos o tres semanas.
Es decir, se puede suponer que los agentes de la CIA llegaron a Libia antes de que las fuerzas de coalición internacional empezaran a bombardear el país el pasado 19 de marzo.
Porque es necesario establecer contacto con la oposición libia para evaluar sus capacidades y fuerzas. “Sabemos en contra de qué están (los rebeldes), pero no sabemos a favor de qué están”, dijo el presidente de la permanente Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, Mike Rogers.
Según Rogers, EEUU aun no sabe cuál es el porcentaje de islamistas en la la oposición, con un 2%, un 50% o un 80%.
Los agentes de la CIA no sólo cumplirán misiones de espionaje en Libia. Últimamente, representantes de la administración estadounidense en varias ocasiones explicaron que la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU autoriza el suministro de armamento de los rebeldes libios, al corregir la resolución 1970 del Consejo de Seguridad de la ONU sobre un embargo de armas contra Libia.
Esto quiere decir que los agentes secretos de EEUU entregarán armamento a las fuerzas de la oposición, las entrenará, controlará y posiblemente asumirá el mando militar de sus operaciones.
Aunque la Casa Blanca descarta la información que EEUU ha enviado a los instructores de combate a Libia, todo esto es muy semejante a la situación que tuvo lugar al inicio de la guerra en Vietnam.
La administración de Obama descarta esto con tanto énfasis que se recuerda una expresión de uso entre los británicos: “Empiece a creer en algo especialmente después de que sea negado oficialmente”.
*Andrei Fediashin es periodista e investigador ruso.
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