Por Narciso Isa Conde Este gobierno cuando le interesa viola su constitución y leyes, y si bien hay que enrrostrárselo con fuerza, debemos cuidarnos de no caer en la trampa de defender esta Constitución y estas leyes conservadoras y neoliberales sustentadoras de estas instituciones y este “modelo” de dominación integral.
Hay grupos oligárquicos, que junto a la USAID (instrumento de la política imperial) están interesados en limitar las protestas al reclamo del cumplimiento de las leyes y de la Constitución vigentes. Pero más allá de ese aspecto, debemos tener presente que aquí existe una dictadura institucionalizada bajo control del PLD y el PRD, ahora con un enorme predominio del leonelismo peledeísta.
La cuestión de fondo es, por tanto, el carácter de las instituciones y de sus bases legales, su vulnerabilidad frente a la gran corrupción y al gran capital, las esencias antipopulares y antinacionales del bloque dominante-gobernante, la gansterización de los poderes temporales y permanentes, que incluye a los magnates capitalistas y las corporaciones extranjeras dentro de la impronta del modelo neoliberal.
No hay evidencias de que las organizaciones corporativas del gran empresariado (CONEP, ANJE, Zonas Francas, Confederación Patronal ACIS, A Asociación de Bancos Privados, Asonahore…) ni sus “fundaciones” de la “sociedad civil”, propugnen por el cambio de este modelo, si no más bien por su readecuación y depuración de escorias estatistas.
Abordan el tema centrándose en corrupción-clientelismo, política de gastos e inversión y voracidad fiscal del gobierno; pero no en las esencias del modelo: privatización, TLCs, salarios precarios, comercialización de la política, licencia al capital extranjero para saquear, libre mercado, financierización, desmonte de las políticas sociales, competitividad sin límites; tutela militar y judicial de EEUU, criminalización de las luchas y clientelización de la ciudadanía.
En materia de corrupción no enfrentan la narco-política, la narco-empresa y el narco-estado; menos aun su responsabilidad en eso. Por eso, las fuerzas del campo popular, ya sea con sombrillas y pitos amarillos, con piedras contra balas, con caminatas descalzo, con movilizaciones ingeniosas, con paros, rebeldías y desobediencias civiles, deben sobretodo cuidar el contenido de las iniciativas y de las propuestas; proponiéndose la derrota de la dictadura institucionalizada, la partidocracia corrompida, el modelo neoliberal y la institucionalidad decadente que usan para excluir y empobrecer a la mayoría de la sociedad.
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