¿Qué está pasando en Grecia? ¿Es un problema económico, o político e institucional? ¿Cómo deberíamos analizar la lucha de un pueblo contra un gobierno? ¿Dónde está la verdadera legitimidad?
Javier Soria
¿Qué está pasando en Grecia? ¿Es realmente un problema económico, o es un problema político e institucional? ¿Cómo deberíamos analizar la lucha generalizada de un pueblo contra un gobierno? ¿Dónde está la verdadera legitimidad?
Parece obvio que en Grecia el Estado ya no puede representar el interés general. Ha perdido cualquier atisbo de legitimidad, y el monopolio de la violencia se le va complicando, porque la represión no puede llegar ¿o sí? a ciertos límites. ¿Pero realmente se ha debido a cuestiones puramente económicas, derivadas de la deuda y del déficit, o hay algo más? ¿Se puede aplastar, incluyendo todos los medios represivos, a un pueblo soberano que lucha por sus derechos? ¿De verdad es esa la “representatividad” de un gobierno? (no entraré en que, además, en esta ocasión, coincida que también es un gobierno “socialista”… Papandreu, para lo que hemos quedado ¿verdad?)
No hubo demasiado problema, ni demasiadas voces críticas, cuando se aplicó el primer “rescate” a Grecia, al menos desde nuestros ”intelectuales”, que vieron con buenos ojos toda la lógica de la “necesidad” de los “ajustes estructurales”. Desde entonces, vivimos también el irlandés, el portugués… y luchas populares de mayor o menor intensidad en muchos sitios, incluido nuestro país, con todo lo que significa y puede significar el “movimiento 15-m”, o incluso en ciertas partes de Estados Unidos, por más que nuestros medios de (in)comunicación los obviasen… Hoy, ante el segundo “rescate”, la lucha continúa en Grecia, con apoyos cada vez más grandes, dentro y fuera… ¿Qué ha pasado? Se culpó al pueblo griego de haber provocado la crisis, de haber vivido por encima de sus posibilidades… pero es evidente que no fue el pueblo griego quien falsificó las cifras nacionales para entrar en el euro, ni quien generó la enorme deuda que ahora le ahoga. También es evidente que esa cosa llamada “los mercados” han empezado a “verle las orejas al lobo”, y están dispuestos a refinanciar la deuda a plazos más largos… No vaya a ser que…
Quizá deberíamos continuar, y ya que hablamos de Grecia, hablando de democracia. ¿Dónde reside la soberanía? Obviamente, cualquier manual básico de ciencia política, o incluso cualquier constitución “democrática” que se precie, aun cuando luego no lo sea, diría que “la soberanía reside en el pueblo” (ver artículo dos de la pseudoconstitución española de 1978). ¿Qué debería ser la democracia entendida en el sentido de que la soberanía reside en el pueblo? Pues simplemente eso. Que reside en el pueblo, que por obra y gracia del liberalismo triunfante como ideología “revolucionaria” en origen, deriva en una “democracia representativa” (vaya usted a saber si esos términos casan de alguna manera, o no dejan de ser algo similar a la “monarquía parlamentaria” que la acompaña en nuestro caso), en la que, en teoría, los gobernantes REPRESENTAN los intereses del pueblo. Mandar obedeciendo, que dirían los zapatistas, obviamente con la lógica democrática más impoluta.
¿Y qué ocurre cuándo ésto no ocurre? Os paso un texto breve de Íñigo Errejón sobre Grecia, que creo que es magnífico, tanto en la profundidad de la reflexión, como en la “intuición” sobre lo que parece poder derivar hacia fenómenos similares que, no dudo viviremos “más pronto que tarde”.
Escribía Íñigo: “En Grecia el Estado ya no puede representar el interés general. Ha perdido el monopolio de la legitimidad, y a duras penas mantiene el de la violencia.Los políticos, la policía y los periodistas que defienden el chantaje y los recortes, son ya en exclusiva los políticos, la policía y los periodistas del Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo. No de los griegos, no de Grecia, no de la democracia.La soberanía popular ya no está en el parlamento sitiado donde las élites deciden recortes que no les afectarán a ellas. Hay un pueblo escindido, en formación, que se expresa en la huelga de 48h, en los bloqueos y los choques con la policía.
Grecia es hoy la principal grieta de la Europa del capital. Sufre una aguda crisis estatal. Los capitales financieros vaciaron la soberanía nacional [¿mejor popular?], redujeron la acción del Estado a poco más que administrar los recortes y la policía. Y ahora, ante la extensión y organización del descontento popular, eso ya no basta para gobernar. La clase dirigente ya no dirige nada, está moribunda y con su agonía prolonga la del país. Tiene que irse, y hay que empujar por un proceso constituyente revolucionario. Ejemplo para toda Europa”.
Grecia es hoy la principal grieta de la Europa del capital. Sufre una aguda crisis estatal. Los capitales financieros vaciaron la soberanía nacional [¿mejor popular?], redujeron la acción del Estado a poco más que administrar los recortes y la policía. Y ahora, ante la extensión y organización del descontento popular, eso ya no basta para gobernar. La clase dirigente ya no dirige nada, está moribunda y con su agonía prolonga la del país. Tiene que irse, y hay que empujar por un proceso constituyente revolucionario. Ejemplo para toda Europa”.
¿Le damos la razón? ¿Y podemos perfilar el futuro que nos espera? Un Estado (o mejor, unos dirigentes que lo dirigen) vaciado de la legitimidad y que únicamente controle el recurso a la violencia tiene varios problemas. El primero es que tiene que aplicarla, cada vez con mayor contundencia, si la protesta continúa (que continuará). El segundo es que los que la ejercen pueden volverse contra él. Como decía Íñigo, los políticos, la policía y los periodistas que defienden el chantaje y los recortes, son ya en exclusiva los políticos, la policía y los periodistas que, de una u otra manera, siguen gobernados por el chantaje del Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo, la Comisión Europea, y el resto de instituciones plegadas a esa entelequia llamada los “mercados financieros internacionales”… ¿Qué habría que responder? Pues como en Grecia: no de los griegos, no de Grecia, no de la democracia… no nos representan.
Nuestras y nuestros dirigentes no sólo se han plegado al pensamiento único neoliberal, demostrando con sus acciones que no entienden de economía, sino únicamente de “lacayismo” ante los poderes financieros internacionales; tampoco parecen entender de política, pues con sus acciones pusieron en marcha el movimiento 15-M, y el marco del conflicto que caracteriza la política sólo lo transmiten al “ytumasismo” que caracteriza los impresentables y nimios debates que dominan nuestro parlamento; ni de sociología, ya que no han entendido que las generaciones preparadas serían capaces de hacer frente al modelo (de ahí quizá que se intente profundizar en la degradación de la escuela pública, que, pese a todo, sigue generando individuos pensantes, y no sólo “carne de cañón” para trabajos precarios); ni de historia, ya que saben que toda revolución (aunque la nuestra esté todavía por llegar) llegará al punto en el que las fuerzas represoras (que a su vez son reprimidas económica y socialmente por los recortes de los miserables ajustes) se unan a los que hoy todavía reprimen; ni de… De nada, parece ser, excepto de defender sus privilegios.
¿Qué quedará entonces? Vuelvo a Íñigo: “la clase dirigente tendrá que irse… y debe abrirse un proceso constituyente revolucionario”. ¿Miramos a Islandia? Yo creo que debemos… Y ojalá el pueblo griego (que no Grecia) continúe la lucha, y sirva también de ejemplo para toda Europa… o más állá. Procesos constituyentes revolucionarios en todas partes, deciciendo la democracia desde sus verdaderos soberanos… ¿Será posible? Hoy, es posible.
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