¿Cual desarrollo en República Dominicana? Despidos en la Oficina de Desarrollo Humano (PNUD)por haber demostrado el quiebre del modelo neoliberal impuesto por las políticas económicas del gobierno.
Annalisa Melandri
El Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en República Dominicana “purga” sus mejores investigadores.
por Annalisa Melandri28 de junio de 2011¿Cual desarrollo en República Dominicana? Despidos en la Oficina de Desarrollo Humano de la ONU por haber demostrado el quiebre del modelo neoliberal impuesto por las políticas económicas del actual gobierno.
En República Dominicana es noto que cuando se habla de “desarrollo” lo que sobretodo se entiende es el “desarrollo” de los capitales de la oligarquía del país que detiene el poder económico y financiero y que está conformada por una decena de familias. Sin embargo no se trata solamente de ese “desarrollo”, sino también del “desarrollo” de las transnacionales extranjeras que consideran este rincón de Caribe todavía cómo tierra de conquista (y que son amablemente favorecidas por un puñado de políticos corruptos) y del “desarrollo” visto en la perspectiva distorsionada del Fondo Monetario Internacional, que acaba propio en estas días de chantajear el país a través de un “paquetazo” fiscal muy pesado.
En cambio, hablar de desarrollo social y humano en República Dominicana efectivamente no es simple y esa dificultad es visible y se percibe muy bien al salir por ejemplo de los grandes hoteles y resort que crecen como hongos en todo el país favorecidos por las ventas a bajo precio de las tierras del Estado y por las políticas neo liberales que favorecen la inversiones extranjeras y el capital foráneo.
Debe ser por esta razón que la dirección del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) no ha renovado los contratos a dos de sus más valientes colaboradores e investigadores de la Oficina de Desarrollo Humano (ODH), desde siempre comprometidos con la defensa de los intereses de los sectores del país más débiles económicamente. Se trata de los reconocidos economistas Miguel Ceara Hatton, coordinador de la Oficina de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (ODH/PNUD) y de Pável Isa Contreras, coordinador de los proyectos de los informes provinciales de Desarrollo Humano del mismo grupo de trabajo.
En cambio, tres investigadoras de la misma oficina, han renunciado voluntariamente a sus cargos en la ODH en solidaridad con cuanto ocurrido a los colegas Ceara Hatton e Isa Contreras. Se trata de la antropóloga social Tahira Vargas, de la historiadora Anny Féliz y de la politologa Olaya Dotel.
Sin embargo las razones de la no renovación de los contratos de los investigadores y del consecuente desmembramiento del equipo van más allá de las valoraciones genéricas y superficiales hechas en abertura de este artículo.
A un examen atento de cuanto ocurrido en el seno de la filiad dominicana de la ODH parece tratarse de una verdadera purga operada por dirección de la misma dirección del PNUD en el país.
Pável Isa Contreras en un comunicado[1] público ofrecido a la prensa en estos días aclara (aunque no era necesario a lo que conocemos su trayectoria humana y solidaria con los intereses de su pueblo) de no haber sido nunca ” informado por parte de la gerencia del PNUD sobre cualquier inconformidad respecto a mi desempeño laboral y que justificara la no renovación de mi contrato. Esto me lleva a la conclusión de que la razón está vinculada a mi participación en el debate público sobre temas de interés nacional”.
Quizás el debate público al que hace referencia Pável Isa no haya sido el que se está dando en estas semanas en República Dominicana sobre el paquete fiscal exigido al país por el Fondo Monetario Internacional.
Con tal reforma el gobierno busca recaudar casi 9 mil millones de pesos para cubrir su déficit y mantener los acuerdos con el FMI a través de medidas pesadas que afectarán sobre todo las rentas de las personas jurídicas y otras medidas no directamente dirigidas a los sectores más débiles económicamente pero que están recibiendo duras criticas por toda la sociedad.
Isa Contreras, come economista, se había expresado[2] críticamente contra el paquete de reformas, sobre todo porqué sobresale la incapacidad del gobierno de reducir los gastos de un aparato burocrático clientelar ya demasiado radicado. Aún tratándose de una reforma fiscal progresiva que justamente golpea más los ricos que los pobres, existe una “percepción generalizada en la población de que el Estado dominicano es un mal gastador de los recursos, y que su forma de gastar está muy condicionada por la discrecionalidad, el clientelismo y la corrupción, lo cual resta legitimidad a cualquier propuesta de nuevas cargas impositivas”.
Isa Contreras había denunciado también en estos días las “graves contradicciones” que se han dado en el seno del PNUD que es una organización cuya tarea fundamental es “la de proporcionar conocimiento y análisis para comprender algunos de los desafíos más urgentes a los que se enfrenta el país; analizar las implicaciones de las políticas públicas para el desarrollo humano; y lo que es más importante, generar información y conocimiento para el empoderamiento social” pero, también afirma el economista, “el PNUD debe acompañar a los Estados y a los gobiernos en acciones concretas que aporten a ese proceso”.
Las contradicciones a las que él hace referencia se deben a que la misma misión del PNUD requiere “de una visión crítica del ejercicio del poder en los Estados y de las gestiones de las políticas públicas”.
Esta visión crítica los investigadores del PNUD y en particular el equipo de investigación de la oficina de la ODH la han expresado en varias ocasiones. El año pasado por ejemplo, cuando Pavel Isa Contreras participó en el 2º Seminario[3] sobre Turismo y Desarrollo en Centroamérica, México y El Caribe en Santo Domingo, organizado por Alba Sud, por el Grupo de Investigación en Sostenibilidad y Territorio de la Universidad de las Islas Baleares (GSTI) y por la Fundación PRISMA, con una ponencia muy interesante sobre el tema “La paradoja del desarrollo turístico en República Dominicana“[4].
Prácticamente, datos a la mano (surgidos de los informes de 2005 y de 2008 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) el economista relató que en las “provincias que han sido protagonistas del desarrollo turístico, el Índice de Desarrollo Humano (IDH) resulta ser de los más bajos de todo el país. Esta ponencia ha sido sucesivamente profundizada y ampliada en el volumen Turismo Placebo edito por ALBA SUD y el GIST. (Descárguelo aquí).
Las investigadoras Tahira Vargas y Anny Feliz también hablan de contradicciones[5] que han empezado a desvelarse en el seno del PNUD ya desde el año pasado cuando el equipo difundió un informe sobre “Política social: capacidades y derechos“[6] denunciando los incumplimientos del gobierno hacia los sectores más empobrecidos de la población y las fallas en materia de salud y educación. Nada nuevo. Los graves problemas en estos sectores son conocidos, visibles y a menudo denunciados por muchas organizaciones sociales en el país.
En esa ocasión Valerie Julliand, directora del PNUD en República Dominicana y representante en el país de la ONU, según como reportado en la prensa, tuvo un encuentro con el vicepresidente Alburquerque porque el gobierno estaba molesto por los dados publicados en el informe. Después de ese encuentro Julliand contradijo públicamente las informaciones contenidas en el informe y descalificó el trabajo de los investigadores.
Se vocifera que la dirección del PNUD ha tomado esta decisión en contra del equipo de investigadores por “temor a que por las críticas el gobierno dejara de contribuir económicamente con los informes que realiza ese organismo”. [7]
Para Vargas, Féliz y Dotel se trata en cambio de un “proceso de acoso al que fue sometido el equipo de trabajo de la Oficina, en un intento de cercenar los derechos ciudadanos, con argumentos amparados en normativas que no existen”.
Las normativas a las que se refieren son las a que se apega Valerie Julliand para justificar la no renovación del contrato a los investigadores de la ODH o sea la “presunta violación de las normas internas del PNUD en tema de objetividad por medio de pronunciamientos políticos”. [8]
Es evidente por lo tanto el temor que le tiene la dirección del PNUD en República Dominicana que los pronunciamientos públicos del equipo de investigadores puedan no ser gratos a un gobierno que muy poco está invirtiendo en el desarrollo humano y social de su población. Corresponde a verdad entonces lo que algunos observadores critican en la actual gestión del PNUD en el país o sea la “excesiva docilidad ante el poder político vigente“[9]. Y esto no desde ahora sino como vimos ya desde el año pasado y probablemente aún atrás. Parece que en el 2008, el PNUD detrás de presiones oficiales, retrasó la publicación del informe de aquel año en donde se criticaba la decisión del gobierno de construir el Metro en Santo Domingo.
La construcción del Metro efectivamente se ha demostrado un gasto enorme e inútil para la ciudadanía, sin embargo el Senado ha aprobado recientemente los préstamos para la asignación de 251 millones de euros para la construcción de la segunda línea. Tahira Vargas, la ya citada investigadora del ODH/PNUD, atenta observadora de la realidad socioeconómica del país, se pregunta en un artículo titulado “El Metro y el Cólera, dos realidades en un mismo espacio” [10]cuantos “problemas de saneamiento ambiental, de disposición de servicios, agua potable, disposición de excretas, acceso a servicios sanitarios” se hubieran resuelto en todo el país con esa inversión, sobre todo en este momento en que no solamente las comunidades rurales si no también las ciudades están enfrentando graves problemas debidos a la difusión del cólera.
¿Son estos los pronunciamientos políticos con los que los investigadores son acusados de no haber respetado las normas internas de la oficina en materia de objetividad? ¿Cuál sería la otra opción? ¿Que un equipo entero llamado a trabajar para proponer y ofrecer soluciones políticas y económicas al gobierno para que se eleve el nivel de desarrollo humano y social del pueblo dominicano quede callado frente a las graves condiciones en las que vive la casi mayoría de la población del país?
En conclusión la ODH en el país ha sido prácticamente la entidad que ha demostrado y sustentado, datos a la mano, la argumentación según la cual al crecimiento económico no siempre le corresponde un consecuente aumento de desarrollo humano y social. Prácticamente ha sido la entidad que en República Dominicana ha desmontado el axioma del poder milagroso del neo liberalismo.
Aunque el país sea entre los que más han tenido una tasa de crecimiento económico en los últimos 50 años, a la vez se encuentra entre los 13 del mundo que han producido más desigualdades y polarización social, superado solamente por algunos países africanos y por los más pobres de la región. Los estudios conducidos por el equipo de investigadores de la ODH sobre todos los índices y los factores económicos (turismo, empleo, índice de pobreza, salud y educación, acceso al agua potable entre otros) han contribuido a desmontar el show mediático y la propaganda sobre el crecimiento y el desarrollo del país que el gobierno Fernández, que se encuentra en su tercer mandato (1996–2000/2000–2004/2008–2012), trata de vender a los inversionistas extranjeros.
Por lo tanto, cómo denuncia el mismo informe de Desarrollo Humano presentado por la ODH/PNUD en el 2008[11] en República Dominicana el ordenamiento institucional ha ido generando “exclusión social, clientelismo o negación de derechos, es decir creando riqueza reproduciendo miseria”.
A fin de cuentas es esta la verdadera paradoja (¿o mentira?) de la relación directa entre “crecimiento económico” y “desarrollo humano” en las economías neoliberales.
Siguen las declaraciones integrales de Pável Isa Contreras y de Miguel Ceara Hatton a quienes, junto a todo el equipo de investigadores e investigadoras de la ODH, va toda nuestra solidaridad y profundo agradecimiento por el trabajo desarrollado hasta ahora y por lo que seguramente seguirán desarrollando en beneficio del pueblo dominicano.
Aquí una dirección de correo para comunicarse con la oficina central PNUD
Agradezco profundamente las muestras de solidaridad de la ciudadanía y de numerosas organizaciones de la sociedad civil para con el equipo de la Oficina de Desarrollo Humano (ODH) del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Las reacciones de indignación frente a lo sucedido y las muestras de apoyo que hemos recibido revelan que en este país existe una ciudadanía activa, que reclama su derecho a la información y a contar con investigaciones y análisis independientes y comprometidos con la equidad, la justicia y el desarrollo.
Nunca fui informado por parte de la gerencia del PNUD sobre cualquier inconformidad respecto a mi desempeño laboral y que justificara la no renovación de mi contrato. Esto me lleva a la conclusión de que la razón está vinculada a mi participación en el debate público sobre temas de interés nacional.
Creo que esto no se trata, como se ha argumentado, de una supuesta violación a las normas internas de la organización, cuestión ésta que puede ser objeto de interpretación y discusión. Se trata más bien de las perspectivas críticas de esas intervenciones en el debate público.
La Oficina de Desarrollo Humano realizó un trabajo académico que trató de contribuir al diseño de políticas públicas y cuestionó el orden político, económico y social que ha restringido históricamente las oportunidades y las libertades a una gran parte de la población dominicana. Las acciones de la gerencia del PNUD en República Dominicana pretendieron acallar esos análisis y su divulgación, y el equipo no estuvo dispuesto a autocensurarse. Considero que este es el fondo del asunto.
En mi opinión, en todos los países del mundo, el PNUD tiene una importante labor la cual debe responder a dos objetivos. Por una parte, proporcionar conocimiento y análisis para comprender algunos de los desafíos más urgentes a los que se enfrenta el país; analizar las implicaciones de las políticas públicas para el desarrollo humano; y lo que es más importante, generar información y conocimiento para el empoderamiento social. Por otra parte, el PNUD debe acompañar a los Estados y a los gobiernos en acciones concretas que aporten a ese proceso.
Sin embargo, en la concreción de esos dos objetivos pueden surgir contradicciones debido a que dichos esfuerzos requieren de una visión crítica del ejercicio del poder en los Estados y de las gestiones de las políticas públicas. Mientras menos clara es la visión respecto a la importancia del empoderamiento social para avanzar hacia el desarrollo humano, y mientras más intolerante es el poder, mayores posibilidades hay de que surjan conflictos.
La mayoría de las veces –como ha sido en anteriores gestiones en el país– los Representantes Residentes del PNUD navegan con éxito entre estas dos aguas; en otras ocasiones no lo logran. Este último es el caso de la gerencia actual en la República Dominicana.
Es mi sincero deseo que como resultado de la crisis que se ha desatado en el PNUD, se adopten mecanismos más claros y efectivos para promover las transformaciones que demandan las sociedades de los países en desarrollo, los cuales pueden implicar enfrentar poderes fácticos y formales. Pero más importante aún es que este conflicto contribuya a fortalecer la capacidad ciudadana de exigir mayor coherencia entre los objetivos de esos organismos y las acciones efectivas que llevan a cabo en los países en que trabajan, máxime cuando esas instituciones– como es el caso del PNUD en el país– reciben fondos públicos del Estado.
En mi calidad de miembro del equipo de la ODH y como profesional del área de la economía, he procurado siempre hacer mi trabajo de la forma más rigurosa posible, usando el marco analítico del desarrollo humano, el cual es hoy día es un bien público, de todos y todas. Mi compromiso, como académico y ciudadano, seguirá siendo ofrecer información y análisis para el empoderamiento de la sociedad.
DECLARACIÓN PÚBLICA DE MIGUEL CEARA-HATTON SOBRE LA DESARTICULACIÓN DEL EQUIPO DE DESARROLLO HUMANO
En los últimos ocho años he trabajado para que la Oficina de Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en República Dominicana se mantuviera como un espacio independiente y académico. Tal y como recordaba la administradora del PNUD, Helen Clark, en el lanzamiento del último Informe Mundial de Desarrollo Humano “no todos acogen siempre con satisfacción los mensajes que transmiten los informes de desarrollo humano.
Sin embargo, si los informes nunca abordaran los temas polémicos ni provocaran debates intensos y fundamentados sobre las cuestiones que nos preocupan a todos, no estarían expandiendo los límites del pensamiento sobre el desarrollo”. Esta reflexión recoge lo que ha sido nuestra misión y nuestro mandato.
Con mucho esfuerzo y dedicación, el equipo de investigadoras e investigadores que he coordinado ha trabajado para tratar de contribuir al diseño de políticas públicas que aumenten las capacidades de las personas para llevar la vida que desean.
Y hemos tratado de ofrecer información, análisis y propuestas, fruto de la rigurosidad que exige el trabajo académico y siguiendo los principios del enfoque de desarrollo humano, que favorece el empoderamiento de la sociedad dominicana.
Sin embargo, la gerencia del PNUD en República Dominicana ha adoptado medidas que suponen el cierre del proyecto, al menos con el equipo que hasta ahora trabajaba y tal y como estaba concebido.
El desmantelamiento ocurre a pesar de que los Informes Provinciales de Desarrollo Humano, la principal actividad del equipo actualmente, disponen de financiamiento para continuar, están cumpliendo con los resultados esperados y cuentan con gran interés por parte de muchas instituciones del Estado dominicano, de las organizaciones y personas en las provincias y municipios, así como de la sociedad en general.
Agradezco a las múltiples personas que han acompañado y han hecho posible nuestro trabajo en estos años, a las instituciones del Estado, organizaciones de la sociedad civil, medios de comunicación, organismos de cooperación internacional, a las agencias de Naciones Unidas, al equipo de investigación que ha colaborado con los diversos proyectos, al personal del PNUD en República Dominicana, a los colegas de las oficinas de desarrollo humano de otros países, al Bureau para América y el Caribe del PNUD en Nueva York.
Reitero mi lealtad al conocimiento y el compromiso con el trabajo intelectual, riguroso e independiente. Continuaré desde otros espacios, como lo he hecho en los últimos 30 años, comprometido con la sociedad dominicana para mejorar la calidad de vida de la gente y para que el desarrollo humano sea una cuestión de derechos y no de poder como es actualmente.
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